Redacción por: Paula Escallón
La enfermedad de Parkinson (EP) es una condición neurodegenerativa y es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después de la enfermedad de Alzheimer.
El 11 de abril es el Día Mundial del Parkinson, una enfermedad que generalmente se presenta en adultos mayores, pero también puede presentarse en población joven, la primera descripción para este diagnóstico fue realizada en 1817 por el médico londinense Jame Parkinson.
De acuerdo con Mariana Gaviria, neuróloga e investigadora del Centro de Neurociencia Neurovitae y profesora de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, hay más de 6 millones de personas afectadas en el mundo con esta enfermedad y se estima que para el año 2040 serán aproximadamente 17 millones de personas afectadas.
“Hay un rápido crecimiento a nivel mundial de esta enfermedad por envejecimiento de la población, exposición a factores de riesgo y mejoras en el diagnóstico. Hay un pico de prevalencia entre los 85 y 89 años, y es más frecuente en hombres”, señala la profesora Mariana.
La enfermedad de Parkinson se produce por una combinación de factores ambientales y genéticos. Algunos factores ambientales asociados con la enfermedad son el uso de pesticidas e historia previa de trauma cráneo encefálico. Se origina porque hay un acumulo anormal de proteínas en diferentes áreas del cerebro, lo que lleva a un daño neuronal, desarrollando síntomas motores y síntomas no motores.
Los síntomas motores que se presentan con mayor frecuencia son temblor, rigidez y enlentecimiento en los movimientos. Así mismo, alteraciones en la postura y trastornos de la marcha.
Algunos síntomas no motores son trastornos del sueño, cambios en el estado de ánimo, disminución en la percepción de los olores, dolor, estreñimiento, entre otros.
La profesora Mariana aclara que, “los síntomas varían de paciente a paciente, el diagnóstico, en la gran mayoría de los casos, es clínico, sin embargo, en algunos casos es necesario solicitar laboratorios o neuroimágenes para confirmar o descartar el diagnóstico”.
No existe un tratamiento que cure la enfermedad. Hoy en día, el tratamiento se basa en un manejo sintomático, el cual busca disminuir los síntomas de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. El manejo farmacológico, el apoyo emocional, la terapia física, ocupacional y del lenguaje son fundamentales para tratar a estos pacientes. Algunos pacientes podrían beneficiarse de manejo quirúrgico para aliviar los síntomas.
Es importante que los cuidadores y familiares de los pacientes conozcan la enfermedad, brinden apoyo emocional, ayuden a la planificación de actividades del paciente y sean empáticos con quienes la padecen, concluye la profesora Mariana.