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Calentamiento global e incendios forestales acentúan la crisis hídrica en Bogotá

Calentamiento global e incendios forestales acentúan la crisis hídrica en Bogotá
El año 2024 fue uno de los más secos para el sistema Chingaza, la principal fuente de abastecimiento de agua potable de Bogotá. Durante los primeros meses del año, los efectos del fenómeno de El Niño —el cuarto más intenso registrado por sus anomalías de temperatura— se hicieron sentir con fuerza, provocando las mayores sequías de los últimos 40 años en la región.

Por: Andrea Devis Morales
Profesora Facultad de Ciencias Naturales Universidad del Rosario

Aunque este evento cálido finalizó a mediados del año, las lluvias no lograron recuperarse. En cambio, las altas temperaturas y las ondas de calor se intensificaron, haciendo del 2024 el año más cálido registrado en el planeta. Como resultado, los embalses no lograron reabastecerse durante los meses lluviosos, desatando la peor crisis hídrica que haya enfrentado la capital.

Además de que las condiciones climáticas no fueron positivas, se sumaron otros factores que agravaron la crisis. Durante la temporada seca de principios de 2024, se registraron numerosos incendios forestales, mientras que los esfuerzos por racionar el agua no siempre fueron efectivos. Además, el consumo de agua, tanto residencial como comercial, no disminuyó significativamente, y se evidenciaron deficiencias en los sistemas de distribución, tratamiento y reciclaje de agua disponibles en la ciudad.

El panorama para el 2025 no es más alentador. La temporada seca comenzó con los embalses del sistema Chingaza en niveles críticos, alrededor del 45%. Con consumos de agua que no se reducen, Bogotá se aproxima peligrosamente al "día cero," proyectado en un 36% de capacidad, lo que podría desencadenar una crisis aún más grave.

A las altas temperaturas y sequías extremas de principios de año se suman nuevos incendios forestales que agravan la situación. El incendio registrado el 14 de enero en el Parque Nacional Natural Chingaza consumió cerca de 147 hectáreas de área protegida. Solo tres días después, un nuevo incendio devastó una zona turística en el mirador del Salto del Tequendama, en Soacha, al sur de Bogotá. Aunque las conflagraciones fueron controladas, estos eventos evidencian la vulnerabilidad de la región frente al cambio climático.

El futuro climático de Colombia y del planeta apunta a una creciente frecuencia de eventos extremos. Lo vivido en 2024 podría repetirse si no se toman medidas urgentes. Es fundamental que el gobierno, la academia, el sector productivo y la ciudadanía trabajen conjuntamente para gestionar de manera sostenible los recursos naturales y afrontar este desafío global.

En el corto plazo, la invitación es a reducir al máximo el consumo de agua. A mediano plazo, se requiere minimizar el desperdicio y desarrollar sistemas eficientes de reciclaje de aguas grises y tratamiento de aguas residuales. A largo plazo, será importante establecer nuevas conexiones y sistemas de distribución hídrica, explorar otras fuentes de agua y garantizar la sostenibilidad del recurso frente a los nuevos escenarios de cambio climático que ya son nuestra realidad.

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