No hay evidencia científica que soporte el uso del dióxido de cloro como tratamiento para el COVID- 19, ni para ninguna otra enfermedad. Así lo afirman el Observatorio del Comportamiento de Automedicación de la Universidad del Rosario, la Asociación Colombiana de Farmacovigilancia, la Asociación Colombiana de Farmacología de la Universidad Tecnológica de Pereira, el Centro de Pensamiento “Medicamentos, Información y Poder”, el Centro de Información de Medicamentos de la Universidad Nacional (CIMUN) y la Asociación Colombiana de Químicos Farmacéuticos Hospitalarios.
El pronunciamiento lo firman Carlos Calderón Ospina, Andrés Pérez-Acosta y Daniel Ricardo Delgado, integrantes del Observatorio del Comportamiento de Automedicación de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario.
Este llamado a la comunidad sobre el uso del dióxido de cloro en pacientes con COVID-19 lo hacen estos organismos “a raíz del incidente ocurrido en el Hospital San Carlos de Bogotá en días pasados, relacionado con la administración a pacientes diagnosticados con COVID-19 de la sustancia dióxido de cloro o Miracle Mineral Solution (MMS)”, indican estas entidades en carta entregada hoy a la opinión pública (Archivo PDF adjunto).
Señalan que el dióxido de cloro no es un medicamento, tal como lo ha afirmado el INVIMA mediante la alerta Sanitaria N° 081-2020 que dice: “El dióxido de cloro no es reconocido como medicamento por ninguna agencia sanitaria; igualmente, no se encuentra incluido en norma farmacológica y a la fecha no existe ninguna solicitud o registro sanitario vigente de algún producto con este principio activo”.
Indican que “dentro de los efectos adversos que ha recibido la FDA en relación con el consumo de productos de dióxido de cloro, están: insuficiencia respiratoria; cambios en la actividad eléctrica del corazón; baja presión sanguínea causada por la deshidratación; insuficiencia hepática aguda; recuento bajo de células sanguíneas; y, vómito y diarrea severa”.
Agregan que “fuera de estas complicaciones hemos identificado reportes de caso asociados con ingestión de dióxido de cloro y metahemoglobinemia, lesión renal aguda, hemólisis aguda, lesión miocárdica, irritación del tracto respiratorio con dificultad respiratoria severa, irritación de la mucosa digestiva con perforación esofágica, gástrica o intestinal.
“Dados los efectos adversos derivados de su ingestión o exposición por vía sistémica desaconsejamos totalmente su uso e instamos a los profesionales de salud y a la comunidad general abstenerse de recomendar su uso en pacientes y por ninguna razón consumir o utilizar esta sustancia, así como reportar al INVIMA sobre cualquier evento adverso relacionado con el consumo de ésta”, afirman los voceros de las entidades.