
Redactado por: Geraldine Imbett
Dirección de Comunicaciones y Reputación Institucional
La historia de la evangelización forzada en Colombia, particularmente en la Sierra Nevada de Santa Marta, está marcada por los conflictos derivados de la imposición de valores y prácticas extranjeras a las comunidades indígenas. Un reciente artículo publicado en el Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura de la Universidad Nacional de Colombia, escrito por Bastien Bosa, profesor de Antropología de la Escuela de Ciencias Humanas de nuestra institución, analiza de manera profunda la historia del asesinato de mamu Adolfo, líder espiritual y político del pueblo arhuaco, ocurrido en octubre de 1928.
El estudio reconstruye los hechos a partir de fuentes inéditas, como archivos policiales, misionales y correspondencia oficial, ofreciendo una visión crítica del impacto de la evangelización y los esfuerzos del Estado colombiano y de la misión capuchina por imponer un modelo educativo y religioso que vulneró los derechos de las comunidades indígenas, fracturando la autonomía cultural arhuaca.
La llegada de la misión capuchina y el conflicto con las familias arhuacas
La investigación de Bosa destaca cómo, en 1917, la misión capuchina comenzó su labor en la región, lo que desencadenó un proceso de confrontación con las familias arhuacas. Los misioneros, con el respaldo del gobierno, impusieron un internado para los niños, conocido erróneamente como “orfelinato”, como parte de su plan de evangelización y educación. Este internado buscaba despojar a los niños de sus costumbres y valores, separándolos de sus familias para inculcarles las normas y creencias occidentales.
Las familias arhuacas, sin embargo, se opusieron rotundamente a entregar a sus hijos a los misioneros. Esta resistencia fue respondida con medidas coercitivas por parte de las autoridades, quienes implementaron multas, encarcelamientos y el uso de la fuerza pública para capturar a los niños que huían del internado. El trabajo de Bosa documenta cómo, en 1924, el corregidor Romelio Borrego ordenó castigos severos contra los padres que intentaban proteger a sus hijos, considerándolos “cómplices” de los “delitos” cometidos por los niños.
El asesinato de mamu Adolfo: el clímax de la violencia misional
En este contexto, mamu Adolfo emergió como un líder clave en la resistencia contra la imposición de valores ajenos a la cultura arhuaca. Su figura se convirtió en un símbolo de la lucha por la autonomía cultural y la preservación de las tradiciones indígenas. A lo largo de su resistencia, mamu Adolfo organizó a las familias arhuacas para ocultar a los niños y proteger su identidad cultural, utilizando prácticas espirituales que los misioneros consideraban subversivas.
El 16 de octubre de 1928, el inspector de policía Rafael Zalabata emitió una orden para formar una “comisión de búsqueda” con el objetivo de capturar a los niños fugitivos y detener a los líderes de la resistencia, entre ellos, mamu Adolfo. La operación culminó en su asesinato, ocurrido en presencia de su familia. Según los testimonios recabados por el investigador, mamu Adolfo fue atacado con un disparo directo por un miembro de la comisión, lo que marca un trágico punto de inflexión en la historia de la lucha arhuaca por su autonomía.
Resistencia continua y legado cultural
El asesinato de mamu Adolfo no supuso el fin de la resistencia arhuaca. A pesar de las constantes persecuciones y el despojo de tierras, las comunidades indígenas continuaron luchando por preservar su identidad cultural y sus tradiciones frente a la violencia sistemática. La investigación de Bosa subraya cómo, a pesar de la brutal represión, los arhuacos no dejaron de resistir y de buscar formas de mantener vivas sus costumbres y prácticas, especialmente aquellas relacionadas con la educación y la transmisión del conocimiento dentro de su comunidad.
Reflexión crítica sobre los legados coloniales
El artículo de Bosa, profesor de la Escuela de Ciencias Humanas de nuestra Universidad no solo documenta un caso de violencia histórica, sino que también invita a una reflexión crítica sobre los procesos coloniales que siguen impactando a las comunidades indígenas en Colombia. Al reconstruir los eventos a partir de los documentos de la época, Bosa ofrece una nueva perspectiva sobre los mecanismos de poder y control empleados por el Estado y la Iglesia, y sobre la resistencia de las comunidades indígenas frente a estos intentos de colonización cultural.
Este trabajo de investigación, que se puede consultar en el volumen 52 del Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, es una contribución valiosa al estudio de la historia de las comunidades indígenas y sus luchas por la autodeterminación. Asimismo, ofrece una reflexión sobre la importancia de la memoria histórica y la necesidad de reconocer y respetar la diversidad cultural de los pueblos originarios en Colombia.