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Goethe en el Rosario

Steven Jurado - Edición: Ingrid Frederick Obregón

Placa Goethe

En la Universidad del Rosario se encuentran presentes diversos géneros artísticos y representaciones, desde obras arquitectónicas, pinturas y esculturas con las que son caracterizados distintos símbolos y personajes que han atravesado el Claustro en más de 360 años de la Universidad, pasando por Presidentes de la República, próceres, e íconos del país. A los homenajes y memoriales no escapan las placas que encontramos dentro del Rosario, cuyo estudio es relevante para entender los procesos por los que ha atravesado la institución. Según la Real Academia Española, la epigrafía es una ciencia cuyo objeto es conocer e interpretar las inscripciones. Esta resulta ser una aliada y auxiliar de la historia, dado que facilita el estudio de las inscripciones hechas sobre materiales duros tales como los huesos, las piedras, el metal, la madera y la cerámica, entre otros.

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Autor: Justiniano Durán. Óleo sobre lienzo, 84 x 65 cm. Colección Museo de la Universidad del Rosario.

Entre las muchas placas que encontramos dentro del Claustro del Rosario, hay una que llama especialmente la atención, pues está dedicada a un personaje que no hizo parte de la institución y que incluso no era colombiano. Se trata de la placa en mármol de Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832). Esta se encuentra en la escalera principal del Colegio Mayor, y tiene una medida de 90 por 53 centímetros, con la siguiente dedicatoria: “A Goethe, divino poeta”, instalada en 22 de marzo de 1932. Nacido en Frankfurt en el seno de una familia patricia burguesa, su padre se encargó personalmente de su educación. En 1765 inició los estudios de derecho en Leipzig, aunque una enfermedad le obligó a regresar a Frankfurt. Una vez recuperada la salud, se trasladó a Estrasburgo para proseguir sus estudios. Frecuentó los círculos literarios y artísticos del Sturm und Drang, un destacado movimiento literario cuyo origen se remonta a la Alemania del siglo XVIII, donde conoció a Herder, quien lo invitó a descubrir los textos clásicos de Homero, Ossian, Shakespeare y la poesía popular. Influenció profundamente el crecimiento del romanticismo literario. Conocido particularmente por su poema dramático Fausto, el cual ha sido versionado en escenarios, películas y traducido a numerosos idiomas, siendo a día de hoy un clásico dentro de la literatura. Debe aclararse que no es la única placa dedicada a un foráneo, pues también encontramos la de José Celestino Mutis, sin embargo, el botánico sí hizo parte de la historia de la institución, caso contrario a Goethe.

A medida que Goethe se involucraba en la política y la masonería, sus obras empezaron a presentar una mentalidad y unas representaciones seculares. No obstante, Goethe no abandonó su creencia en la existencia de Dios. Por el contrario, como lo señala Schweitzer, su alejamiento representó una fase en que Goethe había dejado de seguir muchos de los preceptos dogmáticos de la religión. Precisamente en El Fausto (1808), Goethe demuestra especialmente una aversión persistente contra la Iglesia Católica Romana, y caracterizaba la historia de ésta como una "mezcolanza de falacia y violencia. De ahí precisamente, es que se le llegó a percibir como un personaje pagano y que representaba lo contrario a los valores morales de la religión.

Pero para entender porqué encontramos una placa de Goethe dentro del Rosario, es importante entender quién era el rector encargado en el momento en que la placa fue puesta. Se trataba de José Vicente Castro Silva, quien fue rector del Rosario de 1930 a 1968 y que sentía una profunda admiración por el escritor alemán, a tal punto que dentro de la biblioteca del rector se encontraban distintas ediciones del Fausto de Goethe, tres versiones francesas, una inglesa y una italiana. Por lo que no es de extrañar que le rindiera homenaje a Goethe tras cien años de su muerte.

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Placa conmemorativa a Goethe ubicada en las escaleras principales del Claustro. Mármol tallado.

Sin embargo, este homenaje fue motivo de discordia entre la comunidad rosarista durante los años treinta llegando a ser una causa para cuestionar la rectoría de Castro Silva. El rector llevaba menos de dos años de haber tomado posesión del cargo, y de manera muy temprana se desató el primer escándalo. Se sostenía que el homenaje a un personaje como Goethe atentaba contra la moral de la comunidad del Colegio Mayor. La “memoria secular” cayó mal, al menos en la parte de la comunidad que representaba el catedrático Luis María Mora, quien era uno de los principales opositores a la placa del poeta alemán. Las acusaciones llegaron a tal punto que se hablaba incluso del cierre de la Facultad de Filosofía, hasta la vulneración de las Constituciones redactadas por el fundador, Fray Cristóbal de Torres. Al respecto Luis María Mora expresaba lo siguiente sobre la placa:

Y si se quiere ver a dónde tira el espíritu del actual rector, obsérvese en el claustro una lápida a Goethe, “el olímpico fundador del moderno paganismo alemán, una inscripción en honor de Goethe es del todo exótica en el Colegio del Rosario. Es un hombre de otra raza; es un filósofo de la escuela de Spinosa, un Júpiter que ni siquiera tuvo nexos con el cristianismo, el cual repugnaba a aquel coloso adorador de los dioses y forjado a la medida de Sófocles. Que un sacerdote católico haga este alarde de amor y admiración en el Colegio fundado por un príncipe de la Iglesia, es del todo incomprensible” (Mora, 1972: 129-132). Ortiz Rodríguez, A. P. (2007). Historia de la facultad de filosofí y letas del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario 1930-1999. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario.

Entonces, cómo se puede leer en las palabras de Mora, esta era una discusión que iba más allá de un encuentro fortuito entre Castro Silva y el catedrático Luis María Mora, pues aparte de la extrañeza que significaba la placa de un no rosarista y a su vez un no colombiano, la discusión se planteó desde el rompimiento con las tradiciones religiosas del Rosario al conmemorar un personaje con creencias distintas a la tradición religiosa del Rosario. Históricamente el Colegio se había establecido en una tradición católica, por la herencia del fundador. Por tanto, conmemorar a un personaje como Goethe, al cual tildaban de pagano y ateo era un escándalo para la comunidad más tradicional.

Por otra parte, la Revista del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (Nova et Vetera) publicó en el año 1932 las cartas cruzadas entre el rector Castro Silva y el ministro plenipotenciario de Alemania en Colombia, el Conde Podewils. En la primera carta, el rector del Rosario invitó al Ministro a una ceremonía donde se pudiera inaugurar la placa de Goethe, a lo que Podewils respondió con gusto. La placa fue puesta el 22 de marzo de 1932, en semana santa, celebrando los cien años de la muerte del autor y por estar en vacaciones, se planteaba que tal evento se llevara a cabo después de la semana litúrgica. A continuación, podremos encontrar la transcripción de las cartas que cruzaron Castro Silva y el Ministro Podewils.


Colegial primero del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Comuníquese y publíquese.
Dado en Fusagasugá, a 2 de marzo de 1932.
(Fdo.) Enrique OLAYA HERRERA
El Ministro de Educación Nacional,
(Fdo.) Julio Carrizosa Valenzuela,
Me suscribo de S. S. atento seguro servidor,
MANUEL J. HUERTAS G.
Secretario
Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario-Bogotá, marzo 22 de 1932.
Excelentísimo señor Conde de Podewils, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Alemania en Colombia.

E. S. P.

Excelentísimo señor:

Para el Colegio del Rosario, por ser lo que es, no puede pasar inadvertida la conmemoración del Centena rio del Inmortal poeta que representa una selección de la humanidad y una auténtica gloria de ella. Por eso le ha dedicado una placa de mármol que ya está colocada en lugar muy preferente del Claustro y que dice así:


A GOETHE
DIVINO POETA
QUE REPLEJO EN SU VIDA
Y TRASLADO A SUS OBRAS
LA PLENITUD DEL UNIVERSO
EL COLEGIO MAYOR
DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
TRIBUTA ESTA MEMORIA SECULAR
EL 22 DE MARZO DE 1932.
 

La circunstancia de hallarse el Colegio actualmente en vacaciones con motivo de la Semana Santa, no permite la celebración solemne de este día; pero en fecha no lejana se hará, y tendré el honor de avisarlo oportunamente a V. E

Y Dios guarde a V. E.
JOSE VICENTE CASTRO SILVA

Legación de Alemania-Bogotá, martes 23 de 1932. Monseñor:


Tengo la honra de acusar recibo de la gentilísima comunicación de S. S. fechada de ayer, en que se digna participarme que el Ilustre Colegio que dirige S. S. con singular acierto, ha tenido a bien conmemorar el centenario de la muerte de Goethe, inmortal poeta que representa una selección de la humanidad y una auténtica gloria de ellas, y que para ello le ha dedicado una placa de mármol, que está ya colocada en lugar muy preferente del Claustro, exornada con elevada y elocuente inscripción glorificadora.

Me dice también S. S. que por hallarse el Colegio actualmente en vacaciones, en día no lejano tendrá lugar la celebración solemne del Centenario de Goethe. Al manifestar a S. S., y por su digo conducto al Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, mis más fervorosos agradecimientos por este señalado homenaje a un hijo epónimo de mi patria, me honro en rendir tributo de admiración a ese Claustro venerable, cuna y hogar de la cultura de este gran país, justamente ufano de su prestigio Intelectual.

Soy de S. S. servidor muy atento,
PODEWILS Ministro de Alemania

AS. S. Monseñor José Vicente Castro Silva, Rector del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario-L, C.
Nova et vetera. v.27 n.262-3 mar.-abr. 1932.


Los encuentros verbales entre Castro Silva y Luis María Mora continuaron por un largo tiempo y además se extendieron a otros escenarios. Los dos rosaristas eran miembros de número de la Academia de la lengua y los encuentros llegaron a tal punto que el rector del Rosario, le escribió al presidente de la academia de la lengua con motivo de presentar su carta de renuncia. A continuación, veremos un fragmento de la misiva enviada por Castro Silva:

La Academia Colombiana es ajena a todo este pleito, más como el Dr. Mora es uno de sus miembros, quiero que mi presencia en ese noble Instituto pueda acarrearme un día de estas otras recriminaciones, otros vilipendios y otras calumnias que de seguro no me faltarán, como es de presumirse vistos los antecedentes. El Sr. Dr. Mora afirma seguramente con mucha razón, que para saber qué condiciones me faltan para ser maestro, no hay más que enumerar las cualidades que tenía monseñor Carrasquilla, otro tanto puede decirse de las condiciones que me faltan para ser académico lo cual una vez escrito, publicado y difundido será de no leve bochorno para los señores académicos que no querrán hombrearse con un sujeto oprimido hoy por el vejamen sistemático e infamante que le prodiga uno de los miembros de esa corporación. En consecuencia, no pareciéndome digno ni decoroso que ese Instituto tenga en su gremio un individuo desacreditado cruelmente por un académico de número, suplico al señor que se digne aceptar la renuncia de la placa con que fui honrado y que tenga a bien ordenar que, en la próxima junta ordinaria, se deje constancia de los motivos en que fundó esta renuncia. (AHUR, Carta de monseñor Castro Silva al presidente de la Academia Colombiana de la Lengua, junio 25 de 1934, copiadores de Secretaria, vol.320, 1931-1935.)

Como se mencionó anteriormente, esto fue más que un encuentro fortuito entre estos dos rosaristas, pues incluso desde antes que se colocara la placa, Mora ya reprochaba la rectoría de Castro Silva. Finalmente, lo que se puede decir es que el rector del Rosario, movido por su pasión hacia las letras y por su interés en Goethe decide conmemorar al personaje con un símbolo dentro del Claustro que se mantiene hasta el día de hoy. A pesar de ser un personaje que no formó parte de la historia del Rosario, como vemos, entró en ella y hoy la placa que vemos en las escaleras principales del Claustro nos remonta no solo a un personaje conmemorado sino al contexto de la institución en su momento.

Referencias
Archivo Histórico de la Universidad del Rosario. Carta de monseñor Castro Silva al presidente de la Academia Colombiana de la Lengua, junio 25 de 1934, copiadores de Secretaria, vol.320, 1931-1935.

Ortiz Rodríguez, A. P. (2007). Historia de la facultad de filosofí y letas del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario 1930-1999. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario.

Revista del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario Nova et vetera. v.27 n.262-3 mar.-abr. 1932