El encanto de la bici
Rodolfo Rodríguez Gómez
Desde 1817, cuando el alemán Ludwig Drais inventó la draisiana o máquina andante, el mundo no volvió a ser el mismo. Desde entonces, el planeta empezó a moverse en dos ruedas alineadas y hoy, casi dos siglos después, el mundo ha caído rendido ante la evolución de dicho invento; la bicicleta.
La creación del Barón alemán Karl Christian Ludwig Drais, artefacto bautizado como draisiana, fue popularmente conocido como velocípedo. En sus inicios, al original invento se le añadieron reposa pies en la rueda delantera y luego vino el pedal, elemento que acabaría por transformar dicha invención en lo que es hoy en día. En Francia, primero ubicaron el pedal adelante, pero años más tarde se ubicó entre las dos ruedas y se incluyó el sistema de cadena, el cual ya utilizaban los triciclos. En Inglaterra se le llamó bicycle, y años más tarde, en Francia, a dicho término se le añadió el diminutivo ette, llamándola bicyclette. Las primeras bicicletas tenían la rueda de adelante mucho más grande, pero fue en Inglaterra hacia 1880 cuando el tamaño de las ruedas se igualó y los pedales se unieron a una rueda dentada y a una cadena de transmisión. Con la adición de estos ajustes a finales del siglo XIX el mundo se hizo más divertido y desde entonces la bicicleta ha cambiado más bien poco.
Bicicletas hay de todos los tipos y para todos los gustos. Existen las bicicletas domésticas, las de carreras, las de montaña, las de pista, las de turismo, las playeras, las dobles, las híbridas, las de mano, las plegables, las de descenso, las fat bikes, las BMX, las eléctricas y hasta las estáticas. Es claro que para tener una bici no solo cuentan los estilos, sino también los motivos. Para muchos la bici representa un mero divertimento, para otros, un estilo de vida, y para muchos más, un instrumento de trabajo. En este contexto, son varias las palabras con las cuales los usuarios de la bicicleta la identifican, entre ellas: libertad, velocidad, diversión, ahorro, ecología, etc. Pero además de todo lo que representa este ingenioso vehículo, para un sinnúmero de personas el recibir una bici se convierte en uno de los momentos cumbres de la infancia y, por supuesto, pocas cosas son tan emocionantes, desafiantes e inolvidables como aprender a montar en bici.
La bicicleta no solo ha servido para movilizar a la humanidad, sino también para inspirarla. Y no solo es inspiración para una canción famosa, sino inspiración hecha competición. Con el velocípedo se hicieron las primeras competiciones y en 1868 se dio la primera prueba ciclística de la historia en un pequeño circuito en las afueras de París. Años después, por allá por 1891, se registraron las primeras carreras oficiales como la París-Brest-París o la Burdeos-París y más que una tendencia pasajera, montar en bicicleta se convirtió en deporte.
El ciclismo, como deporte olímpico, ingresó por primera vez en la edición moderna de los Juegos Olímpicos de Atenas en 1896 cuando se celebraron cinco pruebas de pista. Para 1903 llegó la prueba reina de la ruta; el Tour de Francia, que junto con el Giro de Italia y la Vuelta a España se convirtieron en las tres grandes pruebas ciclísticas de esta especialidad. Hoy en día el ciclismo está entre los deportes más populares y más practicados en el mundo, y todo esto no tendría razón de ser si no fuera por la adorada y polifacética bici.
La bicicleta ha tenido que soportar sentencias proféticas como ha sucedido con otros grandes inventos. La música en vivo, por ejemplo, sufrió una sentencia de muerte tras la incursión de la música grabada y el eBook, por su lado, hace un par de décadas presagió, en teoría, la muerte del libro físico. Con la bicicleta sucedió algo similar, pues la incursión del automóvil y la motocicleta presagiaron su deceso, pero el tiempo parece haber invertido las tendencias y hoy vivimos en un mundo en donde la bicicleta se afianza para reinar. Todos aquellos que contribuyeron a la evolución de la bici estarían asombrados con las cifras de la bicicleta y se sentirían orgullosos con saber que hoy cerca de la mitad de los hogares en el mundo tienen una. Para la década de los sesenta del siglo pasado, la producción de automóviles y bicicletas era similar, pero en años recientes esto ha cambiado sustancialmente, pues en la actualidad se producen más bicis que autos. Hoy en día existen cerca de mil millones de bicicletas en el mundo, la mitad de ellas en China, país que ostenta el título de mayor productor de bicis seguido por India, Taiwán y Japón.
En la actualidad son muchas las ciudades amigables con la bici. En esta lista, liderada por Copenhague y Amsterdam, se encuentran ciudades que se han convertido en verdaderas bike friendly al aumentar notablemente las estadísticas no solo en cuanto al uso de la bici, sino también en relación con la infraestructura para su uso. Todo esto requiere de una verdadera cultura de la bici, por ello, muchos de los países que han adoptado la bicicleta también se han dado a la tarea de construir extensas ciclorrutas como por ejemplo, China, Alemania y Holanda, este último considerado uno de los países líderes en promoción de la cultura de la bici. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, en un informe de 2015, la ciudad de Latinoamérica con mayor cantidad de vías para los ciclistas es Bogotá con 392 kilómetros, seguida por ciudades como Sao Pablo y Buenos Aires. Ahora bien, en cuanto a mayor porcentaje de viajes realizados en bicicleta, la lista es liderada por Rosario (5,3%) seguida por Bogotá (5%), ciudad que fue declarada en 2018 como capital mundial de la bici.
Algunos podrían ver en la bicicleta un objeto del pasado, digno de exhibirse en museos o casas de antigüedades. No obstante, visto desde otra óptica, su invención encarna un salto cuántico al futuro. En otras palabras, la bicicleta es un gran ejemplo de inventos que representan un adelanto en el tiempo. En sus inicios, muchos ni siquiera entendían la bicicleta, y para finales del siglo XIX, el mundo atestado de caballos, triciclos y los primeros prototipos de coches, parecía no necesitarla. Lo paradójico es que el verdadero mundo para la bicicleta no era aquel del siglo XIX, sino el de hoy, uno con ciudades saturadas de millones de seres humanos y automóviles, plagadas de polución, sin espacio para autos ni peatones y con altas tasas de sedentarismo, sobrepeso y obesidad. Quizás en todo ello radica el encanto de la bici; un invento dotado de virtudes, un invento que encarna la sencillez de un concepto embebido en la complejidad de la física, un invento para un mundo que en realidad la necesita y que no solo exalta su simplicidad, sino que reconoce en ella un medio de transporte sano, divertido, encantador, ecológico, sostenible y económico, y todo ello evidencia en definitiva, que el futuro es de la bicicleta.
BIBLIOGRAFÍA
Editorial UOC; 2016.