Campañas contra zoológicos, circos y otros incidentes ¿animalistas, pseudoanimalistas o nazimalistas?
Ricardo Andrés Roa Castellanos
Ricardo Andrés Roa Castellanos
INTRODUCCIÓN
Los tiempos actuales están siendo polarizados. En ese sentido, no estamos hablando sólo de la disyuntiva cuestión del sí o el no en los acuerdos por la paz colombiana, los superhéroes occidentales puestos a pelear en dos bandos y entre sí para los últimos blockbusters del 2016[1], o la dicotomía que implicaba el brexit.
En cambio, sí estaríamos aludiendo a los vidrios oscuros, “polarizados”, “extremistas” que impiden ver los hechos con claridad, facilidad y absoluta transparencia: un mal que puede aquejar también a tomadores de decisiones que deben andar en coches blindados y cuyos gruesos vidrios, distorsionantes, quizás evitan una visión más fiel de los acontecimientos a su alrededor. Este mal, igual, aqueja la suerte de los animales desde un criterio biológico y poblacional.
Para acabar con el maltrato es suficiente virar con educación y conocimiento hacia el buen trato. Pero la puesta en escena discursiva de una corriente pseudointelectual en el problema reduce la situación al falso dilema “crueldad o prohibición”. La abolición significa destrucción de sistemas de empleo, de conservación ecológica, de reproducción de especies y simbiosis pedagógica entre humanos y animales.
Muchas otras realidades presentes son ahora presentadas de forma maniquea, bicolor, excluyente, e inamistosa, queriendo formar grupos sociales antagónicos, en permanente e incrementada pugna. No obstante, la armónica naturaleza está dada en colores. La magnífica creación no es entonces maniquea, dónde –por ejemplo- el daltonismo es una enfermedad óptica que impide ver las cosas como son. El peligro de confundir una luz roja donde está en verde, describe la gravedad social de una disfunción de este tipo que parte de afectar el criterio individual.
La destructiva enemistad como técnica política es un artilugio de vieja data, cosechada por aquellos que no están en capacidad de ofrecer a la sociedad nada distinto a “conflictos y confusiones”. El trato con los animales no ha escapado a esta “tendencia social” típica de las últimas décadas, donde se “exige” la toma de bando, so pena -también- de matoneo como represalia.
La agresiva alienación ha llegado al punto de que auto-denominados animalistas “anti-especistas” (en contra de hacer distinción entre especies) le hayan deseado la muerte a un niño enfermo de cáncer cuyo sueño era ser torero[2]. La presidenta del partido animalista español no encontraba escándalo en el hecho, según expresaba Silvia Barquero en Twitter[3].
El contraste en ello radica en que, filosóficamente, el movimiento dice no hacer distinción entre injurias contra animales o contra humanos, pero los seguidores de esta moda no tuvieron reparo alguno en cebar su violencia psicológica y de lenguaje contra un crio humano enfermo, como tampoco antes, lo tuvieron con el empitonado torero Víctor Barrios que terminó falleciendo. ¿Dónde estaba su compasión y rechazo a la violencia sin distingo de especie? En adición al anterior sinsentido, su discurso activista ha invocado la defensa de los niños ante la violencia adulta y la “coherencia”[4]. Pero parece ser que estas admirables consignas son falacias de simple uso discrecional, o de argucia situacional, para un fin que por lo visto justifica toda clase de medios (¿?). Y eso de entrada ya no es ni ético, ni juego limpio si lo vemos de modo autocrítico en el animalismo o crítico contra el pseudoanimalismo.
Olvidan así estos promotores ideológicos, que la justicia -que no es venganza- no toma partido, ni es pasional siendo, por el contrario, racional, lo cual de hecho es lo que le permite a la justicia arribar al difícil arte del equilibrio y la neutralidad de intereses a fin de no incurrir en desmedro de la libertad o el llano abuso.
Ello es de suma importancia porque quienes saben de ética, tienen claro que ante coacciones legales o psicológicas, violencia de hecho, prohibiciones, amenazas u otras clases de presiones, el terreno de la ética desaparece al eliminarse el libre albedrio y la situación pasa al ámbito de lo judicial y la ley coactiva o coercitiva. Por todo lo anterior, ya que la racional ética suele invocarse en defensa de su causa, razones objetivas, y no ideológicas, deben ser analizadas en conflictivos casos como los anteriores y los siguientes:
CASUÍSTICA DEL “DIVIDE Y PERDERÁS” EN MATERIA ZOOLÓGICA
Para los lectores probablemente fue notoria una andanada de informaciones mediáticas relacionadas contra los zoológicos en Norteamérica. Si se analiza, el enemigo resultante en cada situación -podrá verse- no era ni el zoológico, ni el gorila, ni los profesionales, ni la potencial victima humana:
El enemigo, una vez más, fue el desconocimiento en primera instancia como motor de estas campañas difamatorias. En segundo término, el enemigo complementario resultó ser la picota pública o la inmediata Inquisición Virtual catapultada por esas voces desinformadas, pero que sin escrúpulo alguno, van profiriendo su respetable pero NO calificada opinión. El tercer enemigo una mezcla de calumnia e imprudencia sistematizada.
Peor aún es que los bulliciosos activistas, ante la ausencia o debilidad de expertos estatales o académicos neutrales como hacedores de políticas en la globalidad, aprovechen estos “ríos revueltos” para inducir al error institucional. Logran tal cometido por medio de la instauración de leyes prohibicionistas u otras pretensiones extremistas de las políticas públicas desarrolladas de manera inconsulta con los sectores de la sociedad que SI saben del tema, como se ha comentado en esta columna con otra clase de temas.
Para ejemplificar y contrastar lo afirmado, veamos los siguientes casos:
1) El gorila Harambe, en el Zoológico de Cincinnati, EEUU, jalonó de un lado a otro dentro de la piscina que enriquecía su hábitat a un niño de tres años, el cual accidentalmente había caído allí. El gorila fue dado de baja a la postre por el personal a cargo el 28 de Mayo de 2016 . La reacción de los medios -y la opinión pública sesgada por la manera de brindar la información de forma acusatoria-, fue acosar virtualmente a los padres del niño y culpar al zoológico pidiendo que el establecimiento fuese cerrado.
Puntos desconocidos por la opinión pública, manipulada por la casi-histeria colectiva:
1.1. Idealización y antropomorfización infundada sobre los animales. Los animales no se comportan como tiernos muñecos de felpa, ni como dibujos animados: En 2005 y 2009 otros ejemplares del grupo conocido como “grandes simios” (gorilas oriental/occidental, chimpancés, bonobos, y orangutanes de Borneo y Sumatra), ciertamente en grave peligro de extinción[5], sentaron lamentables pero crueles antecedentes: en minutos animales pertenecientes a este grupo redujeron y casi matan inconteniblemente a un par de respectivos casos de adultos humanos fuertes y sanos. En el primer caso, un par de primates rescatados de cazadores y en área de un santuario, atacaron, desfigurando a James Davis, hombre con experiencia en manejo de simios[6]. En el segundo caso, Charla Nash fue destrozada en la cara, y sus manos fueron amputadas al ser parcialmente comida viva por un chimpancé criado desde pequeño por una amiga de ella, con la cual compartían un bienintencionado pero ingenuo amor por los animales[7]. En 2006 otro precedente hablaba de un grupo de 3 turistas norteamericanos de excursión por un santuario de vida silvestre dentro de Sierra Leona, África, el cual fue atacado por un grupo de grandes simios dejándolos heridos. El conductor nativo, incluso, fue muerto por los animales, que como es visto, no deben ser idealizados[8].
La fuerza de un chimpancé fácilmente dobla, según el experto Frans de Waal, la propia fuerza de un humano adulto[9]. La fuerza de un gorila espalda plateada (180-200 kgs de peso) como aquel del incidente con el niño, supone 10 veces las fuerzas de un adulto promedio, y contrario a lo pensado por los cándidos activistas o la opinión pública, los dardos tranquilizantes no daban tiempo en el incidente del niño para garantizar la contención del ya nervioso animal, según criterio técnico de la cuidadora especializada en primates Amanda O´Donoughue[10]. Los gorilas tienen reportes de agresividad ante intrusos humanos en sus territorios y de irritación agresiva que es mayor en cautividad ante personal desconocido. En ese orden de ideas, el comportamiento de estos animales varía si ha habido un trato cercano con interacción o si, por el contrario, ha habido un trato restringido con humanos en el cautiverio. En el pasado, culturalmente, la infundada imagen de “monstruo” que se tenía del gorila en tierras anglosajonas, representó el origen de la novela King Kong[11]. La labor de Dian Fossey (Zoóloga PhD especializada en gorilas) y Jean Goodall (Etóloga PhD especializada en chimpancés) fue explicando la realidad de estas especies, sus incrementados riesgos poblacionales, comportamientos y necesidades. De resaltar, ante episodios de dos niños inconscientes que cayeron en jaulas de Zoos (no hubo interacción –llanto, miedo, gritos- que modificara la respuesta del animal) se reseñó una reacción protectora por parte de los gorilas cautivos[12]. En el imaginario popular, encontramos ahí la otra distorsión cultural para el público: Tarzán. Se generaliza inconscientemente pensando que habría siempre una reacción de protección hacia el niño humano por parte de los simios. Esta era la interpretación de algunos animalistas, pese a que el niño, en este caso grabado en video, era violentamente zarandeado, apretado y casi ahogado por parte del gorila (Ver video aquí). La suma de desequilibradas percepciones humanas sobre los animales de nuevo engendrada en el cine, se vio influenciada por otra película, difícilmente clasificable en su género: El Planeta de los Simios. En otras palabras, la reacción cultural prejuiciosa del humano de ciudad ante los grandes simios, oscila entre el pánico o la excesiva ternura, sin el realista justo medio que manejan los profesionales en ciencias animales. Cosa curiosa, el animalismo en sí es un fenómeno urbano. Los campesinos que no idealizan pero quieren y conviven con los animales no pierden la noción biológica de simbiosis con el animal.
1.2. El denominado “Proyecto Gran Simio (PGS)” ha sido un bienintencionado desarrollo activista y de ONGs transnacionales del filósofo animalista Peter Singer. El señor Singer, sin embargo, es un hombre que se vanagloria de un conocimiento abstracto, filosóficamente ideologizado, de los animales. Este loable académico preocupado por los animales, carece de formación en el campo de las ciencias animales, sanitarias o ecológicas. Al ser el PGS un proyecto emanado de una declaración “igualitarista”, firmada en 1993, que pretendía igualar para efectos de ley las mentes humanas con la de este grupo de animales; el activismo del Proyecto Gran Simio se encaminó en contra del uso experimental de estos en ciencia y en zoológicos. Ha habido con posterioridad renuncias al PGS incluso por parte de afamados animalistas teóricos firmantes de la propuesta original, como Gary Francione, a su vez abogado vegano, autor de la “sintiencia”, el “anti-especismo”, y promotor del llamado “abolicionismo animal”[13].
Pero el prohibicionismo/abolicionismo animalista vende como justicieras pero “compasivas” políticas blandas esa clase de normatividad. Ésta opción que se ha vuelto impositiva, entraña riesgos drásticos para el desarrollo de la ciencia, la estructura económica y hasta la alimentación que protege la misma vida animal tanto como la humana[14]. El Proyecto Gran Simio-Uruguay, Proyecto Gran Simio-España, Proyecto Gran Simio-México, Proyecto Gran Simio-Brasil, Asociación Por el Trato Ético Hacia los Animales (APTEHA), Amigos Unidos por los Animales (AUPLA) y Organización Para Animales (OPA), instarían meses después al gobierno mexicano a tomar cartas en el asunto del zoológico de Chapultepec, tras el episodio que detallaremos a continuación por la muerte del gorila Bantú, donde argüían espurias “tres mil muertes de animales en siete años”[15] que correspondían a la muerte total de animales llevados al zoológico, muchos de los cuales son llevados agónicos o mueren de muerte natural en el recinto pues muchos animales no son tan longevos como el humano.
1.3. Apenas considerando los brotes de la zoonosis viral Fiebre Hemorrágica de Ebola, ocurridos desde el inicio del siglo XXI, la población de grandes simios africanos ha visto perder la vida de un tercio de su población total. Desde 1994 los gorilas orientales (Gorilla b.graueri) de planicie vieron su número mermar de 16.900 ejemplares a 3.800 en 2015; mientras un solo episodio de Ébola en 2003 exterminó 5000 gorilas occidentales (Gorilla gorilla)5, [16]. A esto se le suma la presión por caza y conflictos armados en sus territorios. Pero la causa viral, el Ébola, que tenía bastante adelantada una vacuna ha comportado que, por ejemplo, los chimpancés de un país entero como es Costa de Marfil fuesen borrados de esta geografía por tal infección que sufrió un freno normativo a las investigaciones científicas experimentales por medidas pseudoproteccionistas. Entretanto, los animalistas citadinos que provienen más de campos de las ciencias sociales que de ciencias experimentales, médicas o biológicas, presumían vanidosos de sus “logros” legislativos al vetar el uso de este grupo de primates en el desarrollo de investigaciones como las vacunas, impuesto en Europa y EE.UU por el lobby animalista[17]. Lo anterior, implicó un paradójico acelerador como se ve en la mortalidad masiva de estos animales al no poderse avanzar en inmunoprofilaxis o prevención de esta infección[18]. Una vez más hay que decir una obviedad a este respecto: “No te protege lo que en la práctica te extermina…”
2) Por su parte en Julio de 2016 saltaban a la luz pública los perjudiciales efectos -que tan sólo a un año de la prohibición de la participación de animales en circos ya eran contundentes según el SERMANAT (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México)-:
El 80% de los animales de circo había muerto tras esa ley “General de Vida Silvestre” impulsada por el Partido Verde de México y el lobby animalista, que entró en vigor el 8 de julio de 2015[19]. Previamente, la debacle sobre la previsible muerte de los animales por la improvisación de la normativa había sido advertida en Marzo de 2015[20]. El escándalo venía en crescendo en redes sociales. La muerte del gorila Bantú a principios de Julio sirvió de cortina de humo desviando la atención sobre el caso de los circos. Un linchamiento mediático promovido por ONGs animalistas se hizo en contra de los profesionales del Sedema (Secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México) y los encargados del Zoológico[21]. La política del Partido Verde Eva Eloisa Lesca, de profesión actriz, calificaba -antes de conocer resultados de la investigación por la muerte de Bantú-: <<como “lamentable” lo ocurrido con Bantú por la mala aplicación de los protocolos de traslado>>. Los protocolos, terminó por dilucidarse, fueron correctos. En la reacción contra el zoológico de Chapultepec, Paulina Bermúdez Landa, graduada en Desarrollo y Gestión Intercultural y directora del Proyecto Gran Simio-México, ha liderado la oposición a los zoológicos allí describiendo de manera efectista el proceso de necropsia o autopsia animal[22].
Luego, las otras muertes naturales del zoológico de Chapultepec (México) fueron magnificadas y mediatizadas por parte de partidos políticos y ONGs para desacreditar la función de los zoológicos en Latinoamérica, acusando de negligencia y mercantilismo al zoológico y pidiendo su cierre “como en Argentina y Costa Rica”[23], [24] Dicha solicitud era hecha por la diputada Lourdes Valdez Cuevas, administradora pública y politóloga de profesión[25]. Algunos periodistas también pusieron de su parte en el linchamiento virtual. Con absoluta falta de ética periodística una nota con desmedido sensacionalismo tituló: “Necropsia de Bantú: Una carnicería”[26]; otras descripciones ignotas describieron de forma amarillista “el cuerpo de Bantú fue mutilado y degollado”[27]. Debe aclararse que estos procedimientos como la decapitación son mandatorios en la necropsia veterinaria de primates, o de animales, más si se sospecha de muerte neurotoxicológica, como fue el caso de Bantú donde la sedación fue indispensable para el transporte del poderoso animal[28]. Pese a la falta de idoneidad y resultados investigativos, la acalorada “caza de brujas” por parte de activistas y políticos desconocedores en ciencias animales, sanitarias o ambientales, de inmediato reclamaron de forma incendiaria la cabeza de los funcionarios[29] y fue así como, arbitrariamente, pese al deber de seguir un posible “debido proceso”, se suspendió por presión mediática a Juan Arturo Rivera Rebolledo MVZ, probo profesional del campo y Jefe de Zoológicos en la Ciudad de México[30]. Rivera, dos años antes, ya había tenido que recibir las consecuencias de la imprudencia de una joven a la que un orangután de un mordisco le amputó un dedo al violar protocolos en el Zoo[31]. De fondo, la manipulación de estos activismos acusatorios ha hecho ver los zoológicos o ecoparques como “cárceles sin bondad”, pero desconocen que los estudios científicos han avanzado y los ambientes han sido enriquecidos mientras la genética y reproducción restaurativa a nivel ecológico mejora para bien de especies en peligro. Desconocen estas críticas destructivas el maravilloso rol que están cumpliendo gran parte de los Zoos, como arcas de Noé locales en la conservación de especies en peligro de extinción en la recuperación de cóndores[32], cocodrilos[33], pandas[34], manatíes[35], bisontes, lobos, camélidos, simios, elefantes, rinocerontes, felinos y otras especies[36]. En Colombia, por ejemplo, se han logrado maniobras de Conservación Ecológica y biotecnología reproductiva del Oso de Anteojos hecha de forma pionera por el veterinario Roberto Sánchez, así como sobre otras especies[37], gracias al acompañamiento de la Carrera de Medicina Veterinaria de la Universidad de La Salle de Bogotá y otras. Hay que decir que esta actividad se da en diversos centros zoológicos calladamente –sin escándalos, ni auto-bombos- alrededor del mundo, resultando en la posibilidad de recuperación de una fauna mundial ahora también amenazada por el cambio climático e inclusive por ideologías económicamente inviables para la manutención de sus diversas poblaciones nacionales como recientemente ha ocurrido, según denuncia la prensa europea sobre el caso de los zoológicos venezolanos, que han visto morir sus animales de hambre[38].
3) A pesar de que en la actualidad un 21% de fauna mamífera, un 12% de avifauna y un 33% de especies anfibias se encuentren en peligro de extinción por la destrucción de su respectivo medio natural y la sobre-explotación[39], o de que instituciones como AZCARM[40] hayan sido fundadas desde 1985, la instrumentalización mediática de los animales para política, evidenció con la muerte de Bantú uno de los episodios más evidentes y patéticos de que no estamos haciendo las cosas bien. El gorila Bantú que tenía 25 años murió cuando era trasladado a otro zoológico con el propósito de que tuviese descendencia con dos hembras de su especie[41]. Lamentablemente, durante su transporte sufrió un paro cardio-respiratorio y falleció. Inmediatamente se desató el linchamiento informativo descrito. Finalmente, la incomprendida necropsia realizada por los patólogos de la UNAM arrojó por resultado que Bantú padecía una cardiopatía característica en su grupo genético lo que produjo su muerte[42]. Esta fibrosis cardiaca crónica intersticial es fatal en grandes simios de edad madura[43].
Con todo, la pronta calumnia por parte del personal tan acusador como inexperto, ya había destruido las reputaciones de profesionales consagrados a la salud y protección animal auténtica.
Los animalistas, en consecuencia, deben reevaluar su actitud y dogmas, si es que en verdad les importan los animales.
Ante el facilismo y falta de creatividad de ese pseudoanimalismo prohibicionista, recomiendo ver el siguiente video y enfatizo que el maltrato animal se cura con el buen trato que puede lograrse por medio de la educación y la aplicación profesional de medidas de Bienestar Animal, toda un área profesional que garantiza la protección animal genuina, no impostada, ni incoherente o peligrosa para la recuperación de los animales y la consciencia humana: Ver aquí
[1] Batman vs Supermán de DC Comics; Civil war y X-Men: Apocalipsis de Marvel.
[2] Recuperado el 11-10-de 2016 en: Ver aquí
[3] Recuperado el 11-10-de 2016 en: Ver aquí
[4] Recuperado el 11-10-de 2016 en: Ver aquí & Ver aquí
[5]Recuperado el 11-10-de 2016 en: Ver aquí
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[20] Recuperado el 11-10-de 2016 en: Ver aquí
[21] Recuperado el 11-10-de 2016 en: Ver aquí
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[23] Recuperado el 11-10-de 2016 en: Ver aquí
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[27] Recuperado el 11-10-de 2016 en: Ver aquí
[28] Recuperado el 11-10-de 2016 en: Ver aquí o Ver aquí
[29] Recuperado el 11-10-de 2016 en: Ver aquí
[30] Recuperado el 11-10-de 2016 en: Ver aquí
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[38] Recuperado el 11-10-2016 en: Ver aquí
[39] Recuperado el 10-10-2016 en: Ver aquí
[40] “Asociación Profesional de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México”. Recuperado el 10-10-2016 en: http://www.azcarm.com.mx/
[41] Recuperado el 10-10-2016 en: Ver aquí