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¿Qué está ocurriendo con las EPS en Colombia?

¿Qué está ocurriendo con las EPS en Colombia?
En los últimos años los ciudadanos hemos escuchado varias alertas acerca del sistema de salud relacionadas con el déficit financiero, la calidad de la atención, el modelo de servicio y la puesta en marcha de una iniciativa de reforma que cuestiona de fondo la existencia de las Entidades promotoras de salud (EPS).

Por: Leonardo Briceño Ayala
Médico, Doctor en Estudios Políticos
Profesor de Salud Pública de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud

Todo lo anterior en medio de una gran cantidad de información de contenido político, económico y de análisis en salud.

Desde la academia siempre queremos aportar en la construcción de las mejores alternativas fundamentándonos en la evidencia disponible al respecto. Por tal razón, en este artículo se abordarán algunos de los escenarios que preocupan a la población en cuanto a las finanzas, al modelo de atención y a las entidades promotoras de salud.

Escenario financiero

Se ha presentado la tesis de que hay una insuficiencia de los recursos destinados a la salud al examinar los recursos disponibles, sin embargo, se encuentra que la principal fuente que es la denominada Unidad de Pago por Capitación (UPC), dinero que reciben las EPS por cada afiliado, ha crecido progresiva e ininterrumpidamente en los últimos años en Colombia, incluso para 2023 tuvo un crecimiento histórico promedio del 16,23%, muy superior a los periodos anteriores.

Tal vez, en los insuficientes incrementos de la UPC en periodos anteriores también reside parte del problema de desfinanciamiento actual, que conduce a resultados de ejercicio presupuestal negativos para todos los regímenes y deudas billonarias de las EPS con las instituciones prestadoras de servicios de salud.

Por otra parte, un análisis de estructura financiera, del capital y resultados de las EPS publicado recientemente con el concurso del actual director del Departamento de Planeación Nacional, Jorge Iván González, sugiere la inviabilidad financiera del sistema de salud en Colombia.

Las causas de esta inviabilidad serían en primer lugar, los mayores costos en todas las EPS; en segundo lugar, los menores ingresos en del régimen subsidiado; en tercer lugar, los mayores gastos administrativos del régimen subsidiado y finalmente, el impacto de las tecnologías no incluidas en el plan de beneficios en salud (PBS).

No es de extrañar que los costos aumenten por fenómenos que está viviendo nuestro país como el envejecimiento poblacional. Nuestra población es cada vez más longeva y con mayores proporciones de personas de mayor edad. Estas dos situaciones llevan a que se requieran más servicios de salud y de mayor complejidad, desequilibrando las proyecciones financieras previas.

Al parecer, también hay una mayor utilización de servicios derivada de las secuelas de la pandemia por COVID-19. Esta es una situación en gran medida incierta por ser nueva. Varios estudios recientes demuestran que las personas que han sufrido COVID-19 presentan posteriormente patologías cardiovasculares, inmunológicas, hematológicas, respiratorias y neurológicas con mayor frecuencia, llevando a mayores frecuencias de consulta, más procedimientos médicos y mayores costos.

Las EPS han alertado también sobre el uso de más tecnologías nuevas y costosas en la atención en salud, y sobre un aumento en la demanda de servicios derivada de un represamiento dado durante la pandemia, ya que, las personas que dejaron de usar los servicios en medio de la emergencia luego han venido a demandar atenciones en salud en forma masiva por un agravamiento de sus patologías no atendidas y por la necesidad de acceder a medicamentos y procedimientos no utilizados.

Factores de mayor costo asociados el modelo de atención

Uno de los factores de importancia que tiene un mayor impacto, sobre todo en el mediano y largo plazo tanto en los costos como en la salud de la población, es el modelo de salud centrado en la atención de la enfermedad sin dar la prioridad a la prevención.

Estudios y datos sobre enfermedades prevenibles y tratables demuestran que el modelo de atención ha descuidado la prevención de enfermedades de alto costo y alta carga, como el cáncer de cuello uterino, que es una enfermedad altamente prevenible ya que cuenta con vacuna, pruebas diagnósticas de detección temprana e intervenciones tempranas efectivas que pueden contener no solo a la enfermedad antes de que genere alta mortalidad sino antes de que genere altos costos.

La fragmentación de los servicios de salud presente en el modelo colombiano, por ejemplo, ha llevado a una mayor morbilidad y mortalidad por cáncer de seno, enfermedad que igualmente genera altos costos cuando se diagnostica y trata tardíamente. Estas y otras enfermedades, y condiciones no manejadas oportunamente, afectan negativamente las finanzas del sistema y se convierten en mayores costos en el mediano y largo plazos.

Escenario en salud

Colombia ha mejorado muchos de sus indicadores en salud con un modelo basado en derechos, pasando a ser un país con una menor carga de enfermedad en patologías trazadoras e invirtiendo más en cobertura, tecnologías sanitarias y en recurso humano.

Es así como nuestro índice de calidad de atención en salud pasó de 48,5 a 68,5 entre 1990 y 2016 superando los promedios globales en estos indicadores. En ese sentido, el papel del sistema de salud ha sido innegable, sobre todo, al incluir población anteriormente no cubierta y que ahora pertenece del régimen subsidiado en gran medida.

Si bien es cierto que aún nos encontramos a años de distancia de obtener indicadores tan de buena calidad como los de Uruguay, Chile o Costa Rica, nuestro país puede mejorar a través de mecanismos democráticos con arreglos institucionales y finanzas transparentes, suficientes y oportunas dedicadas a la salud.

Finalmente, lo que la academia espera de los actuales debates es que se considere el papel que puede jugar proveyendo información, análisis e investigación de gran calidad para la construcción de políticas públicas sanitarias basadas en evidencia, rol para el cual definitivamente está preparada y dispuesta en espera de decisiones políticas inclusivas que reconozcan la importancia sus aportes.