Pasar al contenido principal

La importancia de la comprensión emocional

Judy Viviana Velásquez Merchán
Psicóloga Estudiantil
Decanatura del Medio Universitario

 

Pues bien, imagina que estás en una situación que te lleva a que emerjan en ti diversas emociones. Acabas de llegar tarde a una cita con tu pareja, esto ocurre después de que en una última oportunidad habían construido un acuerdo con respecto a la puntualidad y ha sido un tema de discusión previo. Y allí estás, con la cara baja, un poco avergonzado, asustado, empoderado y desafiante. Sientes culpa, sientes molestia, incertidumbre, miedo y toda esta marea emocional viene a ti, justo cuando debes dar la cara e iniciar nuevamente esa conversación. ¿Reconoces la sensación?

Quiero invitarte a pensar, ¿cómo es posible que un proceso de comprensión emocional adecuado, me pueda llevar a lograr posibilidades y resultados positivos en esta conversación, en la experiencia e incluso en la relación?

La comprensión emocional se refiere a la capacidad de nombrar nuestras emociones, identificándolas y reconociendo la relación que existe entre emociones y experiencias propias para poder darles sentido y significado. Implica así mismo, la capacidad de entender las transiciones de una emoción a otra y la reflexión sobre la aparición de sentimientos encontrados o contradictorios.

Para entender esta definición regresaremos a nuestro ejemplo. Hacer comprensión emocional significa iniciar por identificar cómo nos sentimos, poder nombrar la vergüenza, la culpa, la ira, el remordimiento, el amor, etc., relacionados con llegar tarde. Entender esas emociones, es permitirnos pensar sobre ellas, identificar cómo éstas específicamente emergen en mí, en el marco de mi experiencia personal y reconociendo que existen creencias y acuerdos sociales y culturales que he aceptado, que establezco como valores y que se relacionan con lo que soy y por ende con lo que hago.

Implica considerar que para algunas personas llegar tarde está relacionado con creencias y lógicas culturales en donde la puntualidad es un valor en sí mismo; y de igual forma, lograr la perspectiva para vislumbrar que, para algunas otras, ser flexibles con respecto a los tiempos y relajarse en asuntos relacionados, será sinónimo de gentileza y comprensión. Ser inteligente emocional en este caso, significa, que por lo menos en principio, más que emitir juicios apresurados acerca de una y otra postura, podemos comprender a partir de una buena observación reflexionada, el valor sobre las acciones que el otro puede estar considerando, así como identificar el propio.   

Como lo refiero, es solo un punto de partida para la comprensión y la conversación, pero enmarcar cualquier conversación tan solo desde el reconocimiento y la comprensión emocional de las partes involucradas, seguramente me permite hablar más tranquilamente de todo lo que siento y pienso en relación con lo que ha sucedido, conocerme y comprender mejor quien soy y quien es el otro e incluso posiblemente establecer acuerdos con mayor compromiso y flexibilidad.

La comprensión emocional implica que soy capaz de aceptar las creencias y miradas socioculturales desde las cuales enmarco mis acciones. Significa darle sentido y significado a lo que siento, en relación con lo que soy, creo, pienso y deseo para mí. Así mismo, invita a entender que, desde la perspectiva de otros, cada emoción de igual manera emerge en un contexto personal, histórico, social, cultural que le da significado y sentido a su experiencia.

Entender los ejes de valor sobre los cuales se construyen las emociones y se comprenden nuestras emociones, nos permite dar alcance a la conversación de una manera diferente, siendo conscientes de lo que está implicado para cada una de las partes y quizás posibilitando mayor empatía y mejor expresión.  

En resumen, algunos aspectos relacionados con la comprensión emocional, significa:

 

  • Redirigir y priorizar nuestro pensamiento basado en los sentimientos asociados. Por ejemplo: reconocer que lo que pienso hacia una canción a veces está cargado de una emoción particular relacionada con una experiencia. Es saber tomar perspectiva sobre nuestra propia emoción y nuestro propio pensamiento.
  • Capitalizar las oscilaciones emocionales para tomar múltiples puntos de vista e integrar esas perspectivas inducidas por nuestros sentimientos para pensar sobre nosotros, los demás y sobre las situaciones. Por ejemplo: saber que x persona actúa de una manera porque está cargada de rabia, pero cuando está feliz, sabemos que piensa e incluso se relaciona diferente.
  • Poder percibir las causas y las consecuencias de los sentimientos. Por ejemplo: ser capaz de entender que mi molestia está relacionada con una experiencia específica y no generalizarla con otras cosas o experiencias para no permear mi cotidianidad con esa sola emoción.
  • Interpretar los sentimientos complejos tales como las emociones contradictorias y las combinaciones de sentimientos múltiples. Por ejemplo: Poder reconocer que podemos sentir amor y dolor al mismo tiempo, así como comprender como la preocupación puede ser una combinación de emociones, entre estas: ansiedad, cuidado y expectación.
  • Habilidad para comprender y predecir las transiciones y evoluciones entre emociones.

En general, encontrarás que reflexionar sobre las emociones es de suma importancia, ya que nos permite manejar mejor nuestro estado emocional, nos ayuda a ser menos reactivos, a imprimir intensidades adecuadas a la emoción y por ende a la expresión de la misma, favorece la interacción con el otro no solo desde el punto de vista de la dinámica relacional, sino desde la adopción de posturas alternativas para solucionar. Si quieres empezar, puedes observar tus expresiones y las expresiones faciales en diferentes situaciones. ¿Cuáles son los gestos que más se marcan?, ¿esas marcas cuales emociones representan?, trata de revisar las emociones que emergen durante el día, haz una reflexión sobre las circunstancias asociadas. Dale a cada emoción su lugar y permítete experimentarla, sin cortarla, dándole la intensidad justa y favoreciendo que no contagie todos nuestros escenarios. Es una manera de surgir, al comprender.

Bibliografía
Extremera, N, Fernández-Berrocal, (2003). La inteligencia emocional en el contexto educativo: hallazgos científicos de sus efectos en el aula. Revista de educación, núm. 332 pp. 97-116 97