Fado: una pasión inexplicable
Ismael Iriarte Ramírez
Perguntaste-me outro dia
Se eu sabia o que era o fado
Disse-te que não sabia
Tu ficaste admirado
Sem saber o que dizia
Eu menti naquela hora
Disse-te que não sabia
Mas vou-te dizer agora
Tudo Isto É Fado
Amália Rodrigues
En días pasados tuve la oportunidad de asistir al concierto de la espléndida cantante portuguesa Mariza, una de las máximas exponentes de la nueva generación de intérpretes de fado, expresión musical lusitana por excelencia. La presentación, que se dio como inmejorable cierre de la tercera versión del Festival de Fado de Bogotá, sirvió también como pretexto para renovar mi interés por este género, al que me había acercado por vez primera hace ya casi una década y que más que un estilo de música es un auténtico fenómeno cultural y social.
La actuación de Mariza, cargada de mezclas y matices propios de su origen mozambiqueño y de la fuerte influencia de ritmos africanos, brasileños y europeos es la muestra viva de la evolución que ha experimentado el fado desde sus primeros antecedentes documentados en el siglo XIX, cuando surgió como una forma de expresar los momentos menos favorables de la vida. Las tonadas de la inigualable guitarra portuguesa, como complemento de voces prodigiosas se convirtieron entonces en la mejor manera de exorcizar los fantasmas de la tristeza y el fatalismo en los barrios más humildes de ciudades como Lisboa o Coímbra.
La historia del fado, es también la historia más reciente de Portugal, una historia alimentada por la añoranza de los ya lejanos días de grandeza de una nación de excelsos navegantes y colonizadores. La migración y el desarraigo tan presentes durante el siglo pasado son representados de forma recurrente a través del fado e inmortalizados en las voces de leyendas como Amália Rodrigues, sin duda alguna la fadista más venerada y reconocida dentro y fuera de las fronteras portuguesas.
“El fado es una cosa muy misteriosa, hay que sentirlo y hay que nacer con el lado angustioso de las gentes, sentirse como alguien que no tiene ni ambiciones, ni deseos, una persona..., como si no existiera. Esa persona soy yo y por eso he nacido para cantar el fado”.
Amália[1]
Patrimonio portugués más allá de los nacionalismos
Uno de los episodios más oscuros de la historia contemporánea de Portugal es el relacionado con la dictadura de António de Oliveira Salazar, periodo conocido como “Estado Novo”, en el que el fado enfrentó una de sus mayores pruebas, ya que fue censurado por el gobierno represivo, debido al elevado contenido de protesta social de buena parte de sus letras. De forma sistemática este género fue instrumentalizado como herramienta propagandística con un papel preponderante en las denominadas “tres f”: Fátima, fútbol y fado, considerados como elementos apaciguadores y alienadores de la población.
Por su parte los movimientos revolucionarios también tuvieron responsabilidad en la desnaturalización del fado, limitándolo a tonadas de denuncia de los excesos de la dictadura y en muchos casos a desafortunada demagogia comunista. También fue esta una época de polarización, de la que no pudo escapar ni siquiera la mismísima Amalia, quien en varias ocasiones fue señalada como simpatizante y colaboracionista con el régimen de Salazar.
Tras los hechos bien documentados de la “revolución de los claveles”, el restablecimiento de la democracia en Portugal y el final de las guerras independistas en Angola y Mozambique, el fado superó una prolongada etapa de desencanto y se reconfirmó como elemento unificador de los portugueses y un infaltable acompañante de las oleadas de inmigrantes a países como Venezuela o Brasil, cuya nostalgia por el país y en especial por la mágica Lisboa ha dado origen a decenas de canciones.
El fado en nuestros días
El renovado interés en esta manifestación musical me llevó a descubrir el documental Fados, dirigido por el español Carlos Saura, con el que se cierra la trilogía compuesta también por las producciones Flamenco y Tango. La obra del director aragonés da buena cuenta de la evolución del fado, presentando el resultado de las múltiples influencias en una combinación de los clásicos y nuevas voces, lo que constituye una herramienta imprescindible para quien pretenda adentrarse en el universo fadista.
A los nombres ya mencionados, establecidos en el Olimpo del fado, se suman las bien conocidas y apreciadas voces de artistas como Cristina Branco, Mariza, Ana Moura, o Camané, e incluso la de Sonia Tavares, ex vocalista del grupo de rock alternativo The Gift, que en 2009 sorprendió con su proyecto Amália hoje, en el que interpreta algunos de los clásicos más entrañables de Amália Rodrigues.
Concluyo estas líneas mencionando las últimas apariciones de cantantes como Carminho, Fábia Rebordão o Gisela João, que presentan una versión modernizada del fado, con la adición de nuevos instrumentos y elementos transmedia que enriquecen la experiencia del público y certifican un futuro prometedor para este género musical.
O Fado nasceu um dia,
quando o vento mal bulia
e o céu o mar prolongava,
na amurada dum veleiro,
no peito dum marinheiro
que, estando triste, cantava,
que, estando triste, cantava.
Fado Português
Amália Rodrigues
Referencias
*Fuente de la imagen principal: De José Malhoa - UpRei-arturpten, Dominio público
Birmingham, D. (2005). Historia de Portugal. Ediciones AKAL.
Fados – Carlos Saura
http://www.portaldofado.net/
https://es.wikipedia.org/wiki/Fado
https://es.wikipedia.org/wiki/Am%C3%A1lia_Rodrigues