Emergencia climática 2021: el nuevo informe del grupo de trabajo I del IPCC
Ángela Schembri Peña
Ángela Schembri Peña
El cambio climático se ha convertido en una realidad. Los científicos observan y documentan con preocupación la manera en la cual los efectos del cambio climático se intensifican y se expanden a lo largo de nuestro Planeta, presentándose alteraciones que no se habían evidenciado hace cientos o miles de años.
En efecto, el aumento de la temperatura global, provocado por el incremento de concentraciones de gases de efecto invernadero generado por las actividades del Hombre, calificadas como emisiones antropógenas, genera una mayor frecuencia e intensidad de los fenómenos climáticos. No cabe ninguna duda que el cambio climático se ha generado e intensificado por las acciones del ser humano, en especial por actividades asociadas con la explotación de combustibles fósiles.
El fenómeno del cambio climático tiene consecuencias nefastas, en el Informe se constata que están aumentando los ciclos de precipitación, continúa la pérdida de biodiversidad, el aumento del nivel del mar, el deshielo de los polos, la desertificación, el aumento de ciclones tropicales, la acidificación de los océanos. Estos fenómenos generan una amenaza a la seguridad alimentaria, alteran los ciclos de la agricultura, atentan contra la disponibilidad de las fuentes de agua, provocan la erosión de las zonas costeras y profundas alteraciones en los territorios, son susceptibles de generan un incremento de enfermedades y pandemias.
El cambio climático afecta profundamente la vida del ser humano, es susceptible de incrementar la pobreza extrema, la vulnerabilidad de las poblaciones y puede aumentar la migración forzosa de poblaciones frente a los desastres naturales. Por lo cual es evidente que es un fenómeno que debe enfrentarse desde una perspectiva integral, pues no solo genera consecuencias nefastas en la naturaleza y el medio ambiente, sino que a su vez provoca profundos efectos sociales y requiere un cambio del paradigma económico para poder hacerle frente de forma exitosa.
Todo lo anterior se sustenta en información científica, generada por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) cuyo objetivo principal consiste en evaluar integralmente la información y conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus posibles causas y repercusiones, proponiendo las estrategias de respuesta requeridas para hacer frente a este fenómeno. El IPCC es el principal órgano internacional para la evaluación del cambio climático y fue creado en 1988 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Se trata de un órgano intergubernamental del cual pueden hacer parte los Estados Miembros del PNUMA y de la OMM, quienes al convertirse en miembros reconocen la autoridad científica de los informes, los cuales tienen una incidencia relevante en los procesos de toma de decisiones. Se destaca que el IPCC recibió, junto con el ex vicepresidente de los Estados Unidos de América, Al Gore, el premio Nobel de la Paz en 2007 por su labor en materia de cambio climático.
El IPCC ha realizado cinco evaluaciones plasmando sus resultados en los respectivos informes de evaluación, encontrándose actualmente en el Sexto Ciclo de Evaluación.
Adicionalmente, el IPCC elabora informes especiales sobre temas concretos, como por ejemplo sobre las energías renovables o sobre los impactos específicos del calentamiento global cuando se supere el 1.5 grados °C de aumento del aumento de la temperatura global.
En su 41ª reunión, celebrada en febrero de 2015, el IPCC decidió que elaboraría el Sexto Informe de Evaluación (IE6). En cumplimiento de sus funciones, el IPCC presentó el pasado 9 de agosto el Informe del I Grupo de Trabajo, titulado “Cambio Climático 2021: Bases Físicas”, el cual es el primero de los tres trabajos que compondrán el Informe del Sexto Ciclo de Evaluación, el cual se completará en el año 2022. Para esa fecha se prevé que el Grupo de Trabajo II, encargado del impacto, la adaptación y la vulnerabilidad; y el Grupo de Trabajo III, encargado de la mitigación frente al cambio climático, publiquen sus respectivos informes. De igual manera, el Informe de síntesis del IE6 se finalizará en el segundo semestre de 2022, concluyendo así el Sexto Ciclo de Evaluación.
Cambio en la humedad del suelo según el infore del IPCC - By Efbrazil - Own work, CC BY-SA 4.0
El Informe fue realizado por 234 autores provenientes de 66 países, quienes formularon más de 78.000 observaciones para hacer frente al cambio climático. El mismo aborda la comprensión física del sistema climático y del cambio climático más actualizada, reuniendo para ello los últimos avances en climatología, consolidándose como una base técnico-científica fundamental para los procesos de toma de decisiones. De acuerdo con lo afirmado por la Copresidenta del Grupo de Trabajo I del IPCC, Valérie Masson-Delmotte, el Informe es una constatación de la realidad que enfrentamos pues: “Ahora tenemos una visión mucho más clara del clima pasado, presente y futuro, lo que es fundamental para entender hacia dónde nos dirigimos, qué se puede hacer y cómo podemos prepararnos.” Por lo cual conocer el presente Informe es fundamental para encausar el rumbo de las políticas públicas por parte de los gobiernos y de iniciativas multinivel, así como para contribuir a la implementación de los instrumentos multilaterales en materia de cambio climático y encausar las negociaciones internacionales en esta materia.
El Informe evidencia que nos enfrentamos a un calentamiento global más rápido pues las actividades del hombre han elevado las temperaturas en la superficie de la Tierra en 1,07 °C (en el período 2010-2019 respecto a 1850-1900). Se identifican con preocupación cambios sin precedentes como por ejemplo el hecho que las concentraciones de CO2 en la atmósfera fueron en 2019 más altas que en cualquier momento en los últimos 2 millones de años, y desde 1970 la temperatura en la superficie de la Tierra ha aumentado de manera más rápida que en cualquier otro período en al menos 2.000 años.
Además, los expertos del IPCC identificaron evidencia contundente que refleja situaciones meteorológicas y climáticas extremas en las diversas regiones del mundo, como por ejemplo fuertes olas de calor, sequías, precipitaciones extremas y ciclones, entre otros. El Informe afirma que la influencia humana ha provocado un calentamiento del clima en niveles sin precedentes en al menos 2000 años. Se calcula que para 2100 el aumento del nivel del mar podría alcanzar 1 metro, provocando inundaciones de islas y zonas costeras completas.
El Informe evalúa el riesgo que existe de que en las próximas décadas se supere el umbral que marca el peligroso aumento de temperaturas de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales correspondientes al periodo 1850-1900, objetivo más ambicioso del Acuerdo de París, el cual estableció una meta de contener el aumento de la temperatura global a mínimo 2 °C. Los datos son preocupantes y la amenaza del calentamiento global es inminente pues en el Informe se considera “muy probable” un calentamiento superior a los 2°C a medio plazo (2041-2060) en un escenario de emisiones muy altas; y es probable incluso que la barrera de los 1, 5 °C se supere a corto plazo (2021-2040) aunque se dé un escenario de bajas emisiones de gases de efecto invernadero. El Informe constata que se ha registrado un aumento de la temperatura correspondiente al doble en el Ártico, incrementando considerablemente el deshielo de los polos.
El Acuerdo de Paris, fue adoptado por 196 Partes en la COP21 en París, el 12 de diciembre de 2015, el cual entró en vigor el 4 de noviembre de 2016 y se erige como el acuerdo universal actual en materia de cambio climático. El Acuerdo se consolida como un hito en el proceso multilateral de lucha contra el cambio climático, aspirando a la neutralidad de carbono hacia mediados del presente siglo, imponiendo a los Estados la obligación de presentar sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés), en las cuales incluyen metas de mitigación, encaminadas a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, y de adaptación, encaminadas a alcanzar la resiliencia climática, y se comprometen a cumplir de forma progresiva sus metas que deben ser cada vez más ambiciosas. A su vez, el Acuerdo de Paris prevé mecanismos de apoyo financiero, transferencia de tecnologías y creación de capacidades entre países desarrollados y países en vía de desarrollo, reconociendo que el cambio climático es un fenómeno global y que todos los países deben contribuir a combatirlo, acorde con sus necesidades.
IPCC
La evaluación del progreso de las metas fijadas por los países se evalúa mediante el balance mundial, el cual se encuentra articulado en un ciclo de 5 años. En 2023 se llevará a cabo el primer balance global. En noviembre del presente año tendrá lugar la Conferencia de las Partes (COP26), en Glasgow, Escocia, en la cual se discutirán los principales avances y retos en la acción climática global. La pregunta fundamental consiste en evaluar si los resultados han sido satisfactorios, lo cual a mi modo de ver tiene una respuesta negativa, pues el Informe del IPCC nos presenta un panorama alarmante que exige esfuerzos mayores y metas más ambiciosas con el fin de poder hacer frente a la emergencia climática inminente a la cual nos estamos enfrentando. En efecto, en el informe se concluye que a menos que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan de manera inmediata, rápida y a gran escala, limitar el calentamiento a cerca de 1,5 °C o incluso a 2 °C será un objetivo inalcanzable.
Esto sumado a la necesidad de vincular a otros actores como la academia, el sector privado y la sociedad civil mediante alianzas estratégicas que permitan alcanzar estas metas ambiciosas en beneficio de la sociedad en su conjunto, conforme a lo establecido en el ODS 17, junto con el ODS No. 13, el cual contempla la acción por el clima, en virtud del cual se reconoce la necesidad de adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos, como por ejemplo fortalecer la resiliencia y capacidad de adaptación frente a los riesgos del cambio climático, cumplir con los compromisos internacionales de mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, conforme a las metas pactadas en la Agenda 2030, aprobada por 150 Estados en septiembre de 2015, mediante resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la cual constituye la hoja de ruta de la comunidad internacional.
Teniendo en cuenta el contexto multilateral frente al cambio climático, se destaca que, en el Informe del I Grupo de Trabajo mencionado, los científicos están observando cambios en el clima de la Tierra en todas las regiones y en el sistema climático en su conjunto. Muchos de los cambios observados en el clima no tienen precedentes y algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar y el deshielo de los polos no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios. No obstante, los científicos destacan que una reducción significativa y sostenida de las emisiones de gases de efecto invernadero, es crucial para poder prevenir, mitigar y reducir los efectos del cambio climático a corto, mediano y largo plazo.
Por lo cual, nos encontramos en una década decisiva, en la cual el rumbo que decidan tomar los Estados y la sociedad con respecto a los esfuerzos de mitigación será clave para evitar daños irreversibles y una catástrofe ecológica inminente. Para ello es fundamental cambiar el paradigma económico y nuestro modo de vida, mediante la adopción de medidas que nos conduzcan hacia un desarrollo sostenible, concepto que fue definido por primera vez en 1987 por la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de la ONU, en el reporte conocido como Informe Brundtland, que se define como el desarrollo encaminado a la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social, el cual paradójicamente no ha podido ser implementado a conciencia por el ser humano, llevando a nuestra sociedad a enfrentar los límites de una emergencia climática sin precedentes.
Es evidente que el clima de la Tierra está cambiando, la influencia humana es indiscutible, pero de la misma manera que fuimos y somos la causa del cambio climático, también podemos ser la solución: el futuro del clima y de nuestra sociedad están en nuestras manos.
REFERENCIAS