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La ciencia, un bien social

La ciencia, un bien social

Por:Juan Felipe Córdoba Restrepo - Director Editorial Universidad del Rosario

Foto:URosario

Deseamos ver multiplicarse las más bellas criaturas, para que la rosa de la belleza no pueda nunca perecer, sino que cuando la más eflorescente haya de deshojarse por efecto del tiempo, logre su tierno vástago perpetuar su memoria.

Conocer un poco más de las instituciones de educación superior, y de los grupos de investigación que hacen parte de estas, nos permite comprender la importancia del trabajo que realizan, al mismo tiempo que su compromiso con la sociedad. Una universidad como la nuestra entiende desde su origen que su trabajo está motivado por el bien mayor: el beneficio colectivo. Para alcanzar esto sus investigadores realizan un arduo trabajo que nos permite contribuir decididamente a consolidar una mejor sociedad.

Desarrollar investigaciones requiere un fuerte espíritu asociativo de redes de personas e instituciones que trabajen en torno a propósitos comunes, que conduzcan a la construcción y desarrollo de proyectos que lleven, a su vez, a disponer de conquistas para beneficio de todos los seres vivos. Las discusiones generadas en diferentes grupos o comunidades tienen como resultado conquistas representativas que en solitario no habría sido posible obtener.

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Juan Felipe Córdoba Restrepo - Director Editorial Universidad del Rosario

Desde la Universidad del Rosario entendemos la ciencia como un bien social; un bien que le pertenece a la humanidad. Lo que la institución produce como conocimiento es transferido más allá de nuestro recinto, y ello nos anima a avanzar y construir día a día lo que somos como sociedad.

Debemos entender que los conocimientos obtenidos por los diferentes grupos de investigación poseen una connotación que va más allá de nosotros. Cuando decidimos adentrarnos en un tema particular estamos convocando al principio de la universalidad de la ciencia.

Los logros que podemos documentar en este número de nuestra revista Divulgación Científica son una muestra de lo anterior. Cada una de las investigaciones sobre las que presentamos artículos en esta ocasión son el resultado del trabajo que con un rotundo compromiso realizan cada una de las personas que nos acompañan en esta entrega. Podemos contar con estos testimonios gracias a que trabajamos con varios periodistas científicos, y los desarrollos a los cuales pueden acercarse nuestros lectores por medio del ejemplar que tienen en sus manos o de los links a los que pueden acceder en el universo virtual son también gracias al trabajo en equipo, en red.

La apuesta que anima nuestra propuesta es propiciar espacios que garanticen la adecuada divulgación de saberes más allá de sus espacios de influencia. La ciencia, como bien social, requiere esto, y, por lo tanto, los contenidos entregados en nuestra revista tienen como objetivo recorrer todos los lugares posibles y llegar a múltiples manos para con su lectura animar discusiones y debates, lo cual constituye una parte del capital simbólico que construyen los lectores a partir de los bienes intelectuales que los investigadores, periodistas, diseñadores, coordinadores y editores les están entregando.

En el mundo actual este tipo de esfuerzos son necesarios. Para la Universidad, en sus casi cuatro siglos de existencia, acercar al público el conocimiento que produce es elevar a este al nivel de bien social, y su divulgación, circulación, acceso y apropiación deben rebasar las fronteras geográficas. Propiciar la creación de nuevos públicos, de nuevos lectores, es parte de nuestra apuesta, pues la intención radica en formar ciudadanos del y para el mundo. Con los aportes aquí contenidos buscamos suscitar nuevos puntos de vista sobre asuntos trascendentales para la sociedad.