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Día Mundial del Cerebro: Neurología y Emociones

Nota Día Mundial del Cerebro
El cerebro forma parte del sistema nervioso central y controla las funciones del cuerpo humano, es responsable de lo que las personas sienten y piensan, su forma de aprender, de moverse, sus sueños y sus recuerdos, entre otros procesos.

Redacción por: Paula Escallón

A instancias del World Federation of Neurology (Federación Mundial de Neurología), desde el año 2014, cada 22 de julio se conmemora el Día Mundial del Cerebro. En esta ocasión, abordaremos el tema de neurología y emociones.

Las emociones son procesos complejos que involucran interacciones entre diversas estructuras cerebrales, como la amígdala, el hipotálamo, la corteza prefrontal y otras áreas del cerebro que se conocen como sistema límbico. Estas regiones cerebrales no solo regulan funciones cognitivas y motoras, sino que también desempeñan un papel crucial en la generación, expresión y regulación de las emociones.

¿Cuál es la relación entre el cerebro y las emociones? Leonardo Palacios, neurólogo y profesor de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, resalta que las emociones son respuestas que genera el cerebro ante un estímulo. Son de corta duración y frecuentemente van acompañadas de actividad motora.

En Intensamente 2 -la película animada de Disney Pixar que se estrenó este año- se expone a través de las emociones personificadas dentro del cerebro de la protagonista (alegría, tristeza, desagrado, ira y miedo, presentes en Intensamente 1), la gran importancia e influencia que estas tienen en el comportamiento de las personas, siendo algunas de las emociones principales que están presentes en cada acto. En la segunda parte, aparecen cuatro nuevas emociones (ansiedad, vergüenza, aburrimiento y envidia). El aburrimiento es un sentimiento que impulsa a las personas a dedicar tiempo en espacios de ocio y de descanso, a mantener el entusiasmo y a enfrentar nuevos desafíos. Todas las emociones son importantes, ya que son respuestas adaptativas y fundamentales para la vida.

Su protagonista Riley Andersen, de 13 años, se encuentra en la etapa de la adolescencia, por lo que enfrenta cambios neurológicos, hormonales, y, por lo tanto, emocionales de forma intensa. “La adolescencia se inicia aproximadamente a los 12 años y va hasta los 24 o 25 años, en etapas denominadas adolescencia tardía. Tiene varias etapas, preadolescencia, adolescencia y adolescencia tardía y llegada a la adultez temprana. Durante esta transición, ocurren modificaciones cerebrales relevantes, algunas áreas disminuyen el número de conexiones, lo que se conoce como poda neural. Los impulsos se exacerban, el ritmo de maduración de las áreas que las modulan es más lento, por lo que en ocasiones el adolescente no mide el peligro o las consecuencias de sus actos, y, en gran parte a causa de las hormonas, hay modificaciones corporales importantes, como el crecimiento acelerado, la aparición de caracteres sexuales secundarios. En las mujeres, el aumento de tamaño de las glándulas mamarias, redistribución de la grasa corporal, aparición de vello púbico y axilar, entre otros. Y en los hombres, cambios en la voz, aumento de tamaño de la “manzana de adán”, aparición de barba, crecimiento del pene y los testículos, y de vello corporal en las axilas y el pubis. Hay una lluvia de emociones, frecuentemente aparece el primer amor, intenso y apasionado, vínculos muy importantes con los amigos, cooperación entre ellos, pero también la vulnerabilidad, que puede conllevar a estados de depresión y de ansiedad que siempre han estado presentes, pero que posterior a la pandemia han aumentado hasta en un 30% a escala global”, señala el Dr. Palacios.

También, existen estímulos en el cerebro relacionados con las emociones del fútbol. En los partidos de la Copa América 2024 en los que Colombia fue protagonista, los espectadores pudieron experimentar diferentes emociones, por ejemplo, con la alegría que les genera un gol del equipo del que son hinchas, crea un impulso cerebral que los lleva a gritar, saltar, llorar de alegría o abrazar. Otras emociones presentes en los partidos de fútbol son el sufrimiento, el disgusto e incluso la ira, que aparecen ante decisiones arbitrales o faltas que se cometen contra los jugadores del equipo que apoyan y que no se consideren justas.

El Dr. Palacios añade que, “cada uno de los espectadores se involucra de una manera diferente en esta experiencia, pero se vive cada momento del partido, incluso antes de este, intensamente. La emoción cuando nuestro equipo mete un gol es maravillosa, provoca júbilo, gritos, saltos, abrazos, aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, y dilatación pupilar.  Pero cuando el equipo contrario mete un gol, el impacto también es tremendo. Hacen su aparición emociones como la tristeza, la ira, sensaciones de desazón, malestar, incertidumbre, decepción y sufrimiento. El cerebro produce endorfinas, neuropéptidos que nos hacen sentir muy bien”.

Ante el triunfo, se activan circuitos neurológicos de gratificación y recompensa, mediados por la dopamina. Sin embargo, con la derrota, esos centros pierden el estímulo y aparecen los sentimientos contradictorios con la secreción de adrenalina y de cortisol, principales hormonas del estrés. Además, las personas pueden perder control de los impulsos, ya que la corteza prefrontal (ubicada detrás de la frente y por encima de los ojos) que es la encargada del proceso de razonamiento y de toma de decisiones, está parcialmente desactivada, permitiendo que el sistema emocional, también conocido como sistema límbico, sea el que tome el control.

El Dr. Palacios concluye que es importante ejercitar el manejo de las emociones para tener una regulación emocional. Los sentimientos y emociones negativos son una forma de aprendizaje para manejar eventos adversos y salir adelante, fomentando la resiliencia. “Es muy importante contar con inteligencia emocional, entrenar el cerebro desde edades tempranas para desarrollar habilidades y hábitos que fortalecen las capacidades de aprender a reconocer, a manejar y a utilizar efectivamente las emociones propias y las de los demás. Si estas emociones y sentimientos no tienen un buen manejo y no se modulan, pueden conllevar a situaciones lamentables, como se evidenció en algunos de los partidos de la Copa América, en donde hubo violencia verbal y física, destrucción de diferentes estructuras dentro de los estadios o de bienes públicos. Dicha respuesta es absolutamente terrible y nunca debería producirse, pero lastimosamente ocurre”.

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