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Antonio Nicolás Martínez Caso y Murillo (1748-1800) era natural de Nóvita[1] (Chocó), remota población que también le ha dado un presidente a Colombia.

El 26 de marzo de 1825, el Dr. José Antonio Amaya[1] concede licencia para enterrar el cadáver de María de la Cruz, “sirvienta del señor Rector del Colegio del Rosario”, en la capilla del mismo Colegio. La misma esquela registra que la inhumación se verificó el “Domingo 27 de Ramos con el oficio rezado”.

Una obra duradera e influyente es la que dejó fundada el arzobispo de Santafé, don Cristóbal de Torres, hace casi cuatro siglos. Su propósito de sacar “varones insignes ilustradores de la República” se ha cumplido cabalmente, como se comprueba por los veinticuatro artículos del libro institucional Un largo camino.

Científico de vocación, Caldas tuvo formación de abogado y un breve ejercicio del Derecho. Estos son sus dos diplomas profesionales.

Cartagenero de nacimiento (1797), Lino Pombo llegó muy joven a Santafé, donde continuó sus estudios en el Colegio del Rosario. Por ser de "tierna edad", la beca debió vestirla su padre (1806).

En una entrada anterior, comenzamos a estudiar y transcribir un documento de Joaquín Darechea y Urrutia. Hoy les ofrecemos otro apartado, relativo a un primer intento de formar la biografía de fray Cristóbal de Torres, en 1784.

En una entrada anterior, comenzamos a estudiar y transcribir un documento de Joaquín Darechea y Urrutia. Hoy les ofrecemos otro apartado, relativo a un primer intento de formar la biografía de fray Cristóbal de Torres, en 1784.

Promediando el siglo diecinueve, todavía se usaba el castigo de azotes para corregir la conducta de los estudiantes. Con la amenidad de siempre, José María Cordovez Moure (1835-1918) nos cuenta que las "faltas mayores contra la moral o las buenas costumbres" se pagaban con penas de tres a doce azotes.