Redacción por: Paula Escallón
La asistencia humanitaria se refiere a la ayuda y el apoyo (voluntario) proporcionados a personas que se encuentran en situaciones de emergencia, como conflictos armados, desastres naturales, epidemias, hambrunas, o crisis migratorias. El objetivo principal de la asistencia humanitaria es salvar vidas, aliviar el sufrimiento y mantener la dignidad humana durante y después de estas crisis.
Este apoyo incluye la prestación de servicios sanitarios y de salud, la provisión de bienes básicos como alimentos, agua y refugio, la protección de los derechos humanos y el restablecimiento de servicios esenciales. La asistencia humanitaria se basa en principios como la humanidad, la imparcialidad, la neutralidad y la independencia para asegurar que la ayuda se proporcione a quienes más lo necesitan, sin discriminación y sin influencias políticas. Por ello, es un componente vital de la respuesta global a las crisis, protegiendo vidas, derechos y la dignidad humana en los momentos más difíciles.
En Colombia, la guerra ha sido una constante histórica, pasando desde guerras civiles en el siglo XIX, la guerra bipartidista conocida como la época de la violencia, las luchas contra el narcotráfico y las guerrillas, y el actual flagelo de las organizaciones criminales las cuales han generado en el país inestabilidad política, institucional y una fragmentación social, que ha ubicado a miles de comunidades y poblaciones vulnerables en situación de crisis humanitaria atravesadas por la inequidad, el abandono, la marginalidad, la violencia y la carencia de capacidad/habilidades humanas, que permitan el desarrollo pleno de los sujetos con bienestar y calidad de vida.
Rubén Noriega, experto en asistencia humanitaria y profesor del Pregrado en Fonoaudiología de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, señala que, de acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados - ACNUR (agencia de la ONU para los refugiados), a finales de 2023 había 117,3 millones de personas desplazadas por la fuerza a causa de persecuciones, conflictos, violencia, violaciones a los derechos humanos y otros acontecimientos que alteraron gravemente el orden público, estimando que el desplazamiento forzado ha seguido aumentando en los primeros cuatro meses de 2024 y a finales de abril de este mismo año, la cifra superaba los 120 millones de personas.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas - UNFPA (agencia de la ONU para la salud sexual y reproductiva), en Colombia, 13 millones de personas tienen necesidades humanitarias, 5,4 millones de ellas son migrantes y refugiados y 7,7 millones son personas afectadas por la crisis interna, la variabilidad climática y los desastres naturales.
Entre las fronteras invisibles en la comunicación que devela la asistencia humanitaria desde la fonoaudiología en poblaciones en situación de conflicto, se encuentran la alta prevalencia de pérdidas e infecciones auditivas, dificultades de aprendizaje en niños, niñas y adolescentes que van de la mano con el poco desarrollo de las habilidades del lenguaje, secuelas de trastornos neurocomunicativos, discapacidades intelectuales marcadas profundamente por nociones estereotipas dentro las comunidades, alteraciones en la comunicación que impiden la interacción adecuada, y por último, el desconocimiento profundo de las poblaciones acerca de la comunicación humana y sus desórdenes, las cuales pueden generar una especie de segregación y exclusión por aquellos que carecen de un bienestar comunicativo que les posibilite las condiciones de satisfacción en su vida cotidiana.
“Los fonoaudiólogos tenemos un papel relevante ante la asistencia humanitaria de estas poblaciones, son las fronteras invisibles que produce el conflicto armado en la comunicación humana, barreras que limitan a las personas a interactuar, desarrollar sus habilidades y potencializar sus capacidades como pilar fundamental para el goce pleno de sus derechos, la participación en sus comunidades y el alcance de su bienestar. Traduciéndose como la pobreza comunicativa que impide el grado de libertad de los individuos dentro la sociedad”, destaca el profesor Noriega.
El llamado es a las entidades, a los profesionales de la salud y a la comunidad en general, para trabajar por las necesidades de las poblaciones víctimas del conflicto armado y a comprometerse a mitigar las condiciones negativas que producen las guerras en el país y en el mundo entero.