2. Dos experimentos de economía hechos en el laboratorio
Aventurarse a concluir que independientemente del estrato socioeconómico todos los participantes donan la misma proporción de sus ingresos es producto de dos ejercicios experimentales diseñados minuciosamente. Aquí les contamos cómo se hicieron.
El punto de partida
Para saber si la gente está dispuesta a donar a una Organización No Gubernamental (ONG), hay tres maneras de hacerlo, indica Mariana Blanco, profesora de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario y autora de la investigación que nos ocupa.
Una opción, que es muy costosa y casi imposible de realizar, sería persiguiendo durante un par de meses a los integrantes de la muestra, para observar las decisiones económicas diarias que toman y si algún día se les ocurre donar a una ONG.
Otra alternativa sería preguntar en una encuesta ¿usted dona habitualmente parte de sus ingresos a una ONG?, pero como no hay manera de chequear las respuestas y donar a una causa benéfica es algo bien visto socialmente, dicha información autorreportada tendría un sesgo.
La tercera forma sería a partir de las declaraciones impositivas, pero como donar a una ONG conlleva a una deducción de impuestos, es posible que los donantes terminen siendo las grandes empresas, más no los empleados. Es decir que se genera un sesgo porque el objetivo es mirar donaciones en los distintos estratos socioeconómicos.
Este es un elemento que vale la pena tener en cuenta y al que se suma otro a favor, como es el hecho de que en Colombia estén plenamente establecidos seis estratos, los cuales permiten de antemano tener una buena aproximación al nivel de ingresos y de gastos de las personas.
Si alguien viene de estrato 6 sabemos que tiene un nivel de ingreso y de gasto per cápita mucho más alto que alguien de estrato 2 o 3, y que no hay necesidad de hacerle una encuesta para saber su nivel de ingreso o gasto mensual aproximado.
Incluso la gente está acostumbrada a reportar habitualmente el estrato, a diferencia de otros países en los que no existe esta clasificación y si se les abordara a los estudiantes para indagar sobre cuánto ganan sus padres al mes o para pedirles esta clase de información, seguramente les resultaría chocante.
Usando esta información –continuó Mariana Blanco–, lo que hicimos fue traer gente al laboratorio y darles la oportunidad de donar, para observar su comportamiento.
Primer experimento
Número de participantes: 210 estudiantes pertenecientes a dos universidades privadas con sede en Bogotá (una con mayor concentración de estratos 3 y 4 y la otra con mayor concentración de estratos 5 y 6),109 mujeres (52%) y 101 hombres (48%).
Se convocó a los estudiantes a través de correo electrónico y los interesados en participar se inscribieron mediante formulario, indicando los horarios en los que podían acudir y otros datos como la carrera que cursan, semestre y estrato.
Como en general se inscriben más estudiantes de los que se pueden recibir en el laboratorio, paso a seguir se invitó a los inscritos teniendo en cuenta el orden de recibo de los formularios.
Una vez en el laboratorio, leyeron una carta de la ONG con la que se hizo el estudio, de manera que todos tuvieran la misma información del destino final de sus donaciones y recibieron el sobre para depositar la donación, previamente identificado con un punto de color (oculto en el interior del sobre) según el estrato, de manera que al revisar los sobres con las donaciones se pudiera identificar el estrato de residencia de la persona que había realizado esa donación.
Así, en la base de datos final, los autores no podían decir Pepito Pérez viene del estrato 3 y donó 10.000 pesos, pero sí que alguien de estrato 3 hizo esa donación.
“En este ejercicio, patrocinado por la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, a todos les dimos 20.000 pesos, lo cual genera un sesgo ya que posiblemente donarían menos si implicara sacar dinero de sus propios bolsillos. Sin embargo, es una opción perfectamente válida, porque más que las cantidades, lo que queríamos era observar el comportamiento diferencial por estratos”, enfatiza la profesora Blanco.
Puntualmente, se les entregaron 10 billetes de 2.000 pesos, 10 papelitos del tamaño de los billetes y dos sobres: uno marcado con la letra D de Donación y otro con la letra M de Mío (lo que la persona se guarda).
Luego se les pidió distribuir en los sobres los papeles y billetes como quisieran. La consigna era que tenía que haber 10 elementos en cada sobre, para que por el grosor del sobre nadie pudiera identificar si la persona donó o no. Esto con el fin de que la persona se sintiera libre y no tuviera la presión social de donar.
Luego se sellaron los sobres, los de las donaciones se depositaron en una urna y los participantes se llevaron los marcados con la letra M (Mío).
Al final se les dio una encuesta para garantizar las diferencias socioeconómicas, dado que el estrato es autorreportado. Se les preguntaron características demográficas y socioeconómicas del hogar: cómo están pagando sus estudios, bienes de la familia y otros datos, sin preguntar directamente ingresos.
Igualmente, se les preguntó si conocían la ONG, si habían donado alguna vez a ella, si fueron voluntarios en algún momento y si en su opinión la ONG realiza una buena obra o no, para identificar el sentimiento o conexión con dicha ONG.
Importante señalar que para mirar si el resultado es diferencial por universidad, el ejercicio académico contó con la participación de estudiantes de todos los estratos en las dos universidades.
Algunos resultados
- En general, el 97% de los asistentes declararon en la encuesta posterior que conocían la ONG.
- El 81% de los estudiantes universitarios dona siempre y el 19% no lo hace; el 4% dona todo.
- Conclusión general, en duda: los estudiantes de estratos altos donan más.
- Falla de diseño del ejercicio: no se tuvo en cuenta el gasto promedio per cápita diario por estrato.
Lo que se logró hacer fue traer gente al laboratorio y darles la oportunidad de donar, para observar su comportamiento.
Segundo experimento: el más preciso
Número de participantes: 166 estudiantes pertenecientes a las universidades del Rosario y de Los Andes (la primera con mayor concentración de estratos 3 y 4 y la segunda con mayor concentración de estratos 5 y 6),72 mujeres (43%) y 94 hombres (57%).
Como hemos mencionado, los autores de la investigación, Mariana Blanco, profesora de economía de la Universidad del Rosario y Patricio S. Dalton, de la Universidad de Tilburg, analizaron los resultados del primer experimento y al hacerlo se dieron cuenta que los 20.000 pesos representaban mucha más plata para un estudiante estrato 2 que para uno estrato 6.
Es decir que para un estrato 6 era más fácil desprenderse de esa plata que para un estrato 2 o, dicho de otra forma, 20.000 pesos representan el gasto diario de alguien estrato 2, pero solo representa el 30% del gasto de alguien estrato 6.
“Para subsanarlo, acudimos a la Encuesta Multipropósito 2014, que es representativa para Bogotá, de la que tomamos los datos de los hogares que declaran tener miembros de la familia estudiando en universidades privadas e hicimos los cálculos de gasto diario, resultante luego de restar los gastos fijos (medicina prepagada, servicios, educación), con el fin de aproximarnos a la plata de bolsillo, aquella con la que las personas se mueven en el día a día”, señaló Blanco.
Fue así como en este segundo estudio, similar al primero a diferencia de esta parte, les dieron tres montos de dinero distintos a cada participante, pidiéndoles decidir cuánto donar en cada caso (entregado en orden aleatorio):
Una vez cerrados los sobres, con un dado sortearon el monto de dinero que se les pagó a los participantes; a los que sacaron 1 o 2 les permitía llevarse el sobre donde habían guardado el dinero que querían quedarse para ellos del monto de $20.000 y ponían en una urna el sobre que tenía el dinero que querían donar correspondiente a ese monto; quienes sacaron 3 o 4 hicieron lo propio con el monto de $36.000 y quienes sacaron 5 o 6 con el monto de $50.000.
Y lo más importante: este ajuste en el diseño les permitió a los autores del estudio observar la proporción donada del monto promedio del gasto diario de una persona según su estrato de residencia.
Algunos resultados
- Para el monto de 20.000 pesos los estratos altos donan más que los estratos bajos.
- El 83% de los estudiantes universitarios dona siempre y el 7% no lo hace nunca; el 2% dona todo.
- El 93% de los estudiantes universitarios prefiere donar alguna vez.
- El 65% de los estudiantes universitarios dona más cuando más dinero tiene.
- El 12% de los estudiantes universitarios dona siempre lo mismo.
- El 4% de los estudiantes universitarios ha donado todo alguna vez.
- Conclusión general: todos los estratos tienen la misma inclinación a donar una proporción de sus ingresos.