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La Historia, más allá de la identidad de la humanidad

Valeria Parra Osuna

La Historia, más allá de la identidad de la humanidad

No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños. -Cicerón.

 

Desde Heródoto de Halicarnaso en la antigua Grecia, hasta Diana Uribe en Colombia, la historia ha sido un arte que se ha desarrollado a lo largo de los siglos para darle a la humanidad una identidad. Sin embargo, en la actualidad, la historia relevante no contribuye a la necesidad de formar una identidad individual. Aunque el individuo lo intente, solo logra darle la falsa idea de grandeza para presumir sus méritos y la posibilidad de aprender de sus errores. Con el paso de los años, el valor de los eventos históricos ha disminuido, y ahora todo se centra en las grandes revoluciones, la historia de los nacionalismos que llevaron a la pérdida de territorio por parte de las potencias, y en guerras que parecen no tener fin, sino que están en una pausa debido a las decisiones de los países protectores del occidentalismo y la idea de libertad. Sin embargo, se han olvidado de sus propias historias, aquellas que determinan la identidad de un pueblo y una nación, historia que fue moldeada por cada uno de sus habitantes, cuyos nombres se han perdido en el contar de la historia de generación en generación. Como afirmaba Cicerón: “La historia es el testigo de los tiempos, la antorcha de la verdad, la vida de la memoria, el maestro de la vida, el mensajero de la antigüedad.” (Cicerón, 106 a.C.- 43 a.C.). ¿Pero en dónde queda esa verdad? ¿En dónde queda esa memoria del pueblo? Y, ¿Esa memoria que construye identidad?

 El mundo contemporáneo genera categorías para todo y decide definir los hechos como relevantes o insignificantes. Sin embargo, si reflexionamos sobre cada una de las cosas que le han sucedido a la humanidad, llegamos a comprender que la historia ha sido tan importante que se ha olvidado. Ahora solo se reconocen eventos sin relevancia, o aquellos que son tan estudiados que resulta difícil analizarlos desde nuevas perspectivas. Aunque, por definición, la historia busca formar una identidad individual, en general, en lo que se centra el estudio de esta disciplina es en las acciones globales. Los libros de historia suelen abarcar los períodos clásicos y las guerras, por lo tanto, son de conocimiento global, pero no se incluye conocimiento local, lo cual limita el desarrollo de un individuo en su contexto local.

La Globalización de la Historia Debido a la Geopolítica

La historia siempre es contada por los vencedores, por aquellos que tienen el poder y el dinero para modificar su participación en ciertos eventos y presentarse como los salvadores, ganando así más poder para reiniciar el ciclo. Las superpotencias son quienes tienen acceso al conocimiento y controlan los medios, llegando a todos los rincones de esta sociedad interconectada. Con un solo clic, se pueden abrir artículos de la BBC (British Broadcast Company), The New York Times, The Economist, entre muchos otros medios que pueden seguir llenando posiciones en la lista, pero casi siempre seguirán siendo los mismos a los que las personas recurren para consultar información, y cada vez más el papel va a seguir desapareciendo y se va a ir transformando en pantallas con información sin sentido.

Es importante destacar que varios columnistas se pueden tachar de expertos en el área, ya que son historiadores, políticos e incluso escritores. Sin embargo, es importante plantearse la siguiente pregunta: ¿y su historiografía? La mayoría de estos proceden de los países vencedores y se han criado en un contexto que los favorece, lo que a menudo conduce a la omisión de esos eventos modificados o con vacíos de información. Debido a la predominancia de una corriente historiográfica, en particular la occidentalista, se genera un mayor flujo de información y análisis sobre hechos como la I y II Guerra Mundial, la Guerra Fría, la época medieval y la Revolución francesa, debido a la participación que tienen los países denominados como potencias en estos hitos históricos. Sin embargo, se descuida el estudio de los antecedentes y las consecuencias para ciertos grupos minoritarios. Aunque es necesario precisar que, como consecuencia de la participación de estos estados, se llega a hablar de la población en conjunto.

Según Ibn Jaldún, historiador árabe, el estudio de la historia prioriza el protagonismo colectivo sobre el individual (Jaldún, 1977, p.103), lo que conduce a la globalización del conocimiento histórico por encima de la historia nacional o regional que, en la mayoría de los casos, afecta a los países pequeños, a esos países conquistados, a esas poblaciones que son enviadas a la guerra con la certeza de que muchos no saben a qué se enfrentan y saben que no van a volver, y solo por la idea de apoyar ciegamente a un país que demuestra más poder.

La historia latinoamericana representa el mejor ejemplo de la globalización de la historia a partir de la influencia de la geopolítica. Es de amplio conocimiento que todo el territorio que no pertenece a los Estados Unidos de América o a Canadá es conocido como “el patio trasero” de estos países, bajo la ideología de la contención del comunismo a partir del periodo de la Guerra Fría. La historia de las guerras y la participación de Estados Unidos en estas es de obligatoria enseñanza en América Latina. Una cantidad significativa de personas al menos tienen conocimiento de eventos como la crisis de los misiles en Cuba en 1962, o la carrera espacial en la década de los 60, e incluso la caída del muro de Berlín en noviembre del 89.

Por otro lado, cuando se le pregunta a algún norteamericano acerca de los procesos de independencia en América Latina o cuántas guerras civiles ha estado sometida una nación, es probable que varios de ellos tengan una respuesta que contenga la información básica, como que Simón Bolívar fue el libertador de Suramérica. Montegut en 1855 planteaba que este principio predominante de superioridad histórica engendra los resultados más monstruosos y ello es mucho más grave cuando lo que en esa forma exorbitante prevale no es un principio moral sino la obsesión de la riqueza y de los triunfos y los recursos materiales (Montégut, 2018, p.110), y esta moral está implantada en el subconsciente de las nuevas generaciones que viven en el mundo del clic de distancia, del para qué conocer de países en vías de desarrollo si lo importante es entender lo mínimo de esos eventos mundiales en los cuales su país se vio involucrado, de esas hazañas militares y políticas que no tienen valor sólo de por sí, sino también porque, al renovarse continuamente en el recuerdo, se convierten en el mejor instrumento para estimular la producción de nuevas hazañas . Se etiqueta como historia lo que sucedió apenas hace una semana, y para las poblaciones de esos países víctimas de la geopolítica la historia de otro estado se vuelve propia y disminuye el interés en esos acontecimientos que son los verdaderos determinantes de la identidad de nación.

“Al César lo que es del César”: Jerarquía Histórica.

La insaciable necesidad humana de clasificar, separar y discriminar también encuentra cabida en el estudio de la historia. Gran parte del conocimiento que se ha perdido ha sido porque se le considera irrelevante para el avance de la humanidad, pero puede darse el caso en el que esas palabras a las que nadie presta atención sean la clave para cumplir el propósito que Herodoto otorgó a la historia: ayudar a la sociedad humana a no cometer los mismos errores y generar más alegría o paz en lugar de sufrimiento. La historia es el Arca Perdida del conocimiento, ya que contiene gran cantidad de información, pero nadie sabe cómo encontrarla y, más aún, no se buscan formas de expandir el conocimiento histórico, sino es clasificado con la suficiente importancia para estudiarlo.

Se plantea un número de características que debe cumplir un acontecimiento histórico para tener la suficiente relevancia a fin de seguir siendo estudiado. Debe ser relevante socialmente, representar un proceso de causa-efecto, haber propiciado una ruptura con respecto al pasado, ser explicado dentro de su propio contexto, estar lo suficientemente alejado del presente, y finalmente estar protagonizado por seres humanos (Universidad Nacional Autónoma de México, n.d.) ¿Acaso no todos los eventos “históricos” cumplen estas características? En primer lugar, los hitos son relevantes socialmente simplemente por el hecho de pertenecer a una serie de acciones desarrolladas por alguna comunidad humana y su interacción con otras comunidades o con su ambiente. En segundo lugar, todos los acontecimientos históricos representan una relación causa y efecto y esto significa que propiciaron una ruptura con respecto al pasado, ya que promueven el cambio entre lo que se tenía antes, cómo se vivía antes, qué se pensaba antes y qué se tiene ahora, cómo se vive ahora, qué se piensa ahora, e incluso qué se pensará más adelante por las sociedades que no vivieron de primera mano el acontecimiento.

José Saramago plasma la mayor hipocresía de esta área de estudios, ya que es necesario reconocer que la historia no solo es selectiva, también es discriminatoria, toma de la vida lo que le interesa como material socialmente aceptado como histórico y desprecia el resto (Saramago, 2016, p.71), y decide encapsularlo de una u otra forma en un lenguaje entendible para la comunidad contemporánea, lo que reduce a la historia a ser como las redes sociales, en las que quien más likes tenga se vuelve tendencia y desplaza a los otros, es por esto que más personas solo conocen sobre un tema, pero esta idea no se da por la falta de información. A pesar de que existen 2,7 millones de bibliotecas en el mundo, sin contar los centros de archivos de cada país, las nuevas generaciones utilizan la falacia de que no encontraron información para escribir sobre otros temas y optan por repetir lo que historiadores, ensayistas, escritores y otros estudiantes ya han planteado. Esto sucedió en mi colegio, durante mi clase de historia, se escogieron los temas de Guerra Fría, estados autoritarios en el caso Alemania y Cuba y movimientos por los derechos civiles, y ¿por qué? Porque la mayoría de estudiantes presentan un gusto por estos temas, ¿gusto? No, no es gusto, es porque han escuchado que estos eventos representan un nivel de importancia mayor al tener más expertos que analizan estos temas.

La idea de la importancia se conecta directamente con el poder y para Carlyle, historiador británico, la historia de la humanidad está moldeada por un puñado de grandes líderes o héroes que tienen la capacidad de cambiar el rumbo de la sociedad (Oliver, 2023). Esta frase refleja el poder de decidir qué es relevante o qué no lo es, el poder de decidir qué se debe conocer y qué no, el poder de influenciar la identidad de las personas que se basa en la historia que conocen y el contexto del cual conocen, el poder de incidir directamente en la clasificación de las ideas, de los acontecimientos, de la historia. Entonces ¿por qué existen los niveles de importancia en la historia? Esto se debe al aprovechamiento por parte de los héroes que clasifican y la ignorancia de la humanidad, que decide perder el conocimiento que está en las rocas de los grandes edificios llenos de estantes.

Los Muros del Saber Histórico: Limitaciones de la Academia.

Los jóvenes necesitan una forma de conocer la historia mundial sin que un método establecido por la educación limite la importancia del conocimiento. Las guías de historia determinan que, para que un hito histórico sea relevante, este debe ser estudiado de manera general en la academia. Es por esto que los acontecimientos históricos relevantes siguen siendo los mismos hoy en día, y no se estudian otros hechos a menos que sean de importancia global. Al seguir clasificando los hechos históricos en la academia, se limita la independencia del estudiante a querer conocer más sobre su contexto, y, consecuentemente, se limita el libre desarrollo de su identidad. Al decidir no estudiar otros acontecimientos, estos no adquieren la suficiente relevancia para continuar su estudio y seguir sacando a la luz la historia que está más relacionada con el contexto del estudiante.

La idea de que es posible recuperar la memoria perdida del pasado a través de investigaciones profundas en documentos y monumentos y transmitirla a los conciudadanos (Cicerón, 106 a.C.- 43 a.C.), fue la forma en que Cicerón demostró que para que se pueda construir una sociedad utópica, esta debe conocer su historia, aprender de sus logros y generar nuevas soluciones a los problemas del pasado. Hoy en día, se exige a las nuevas generaciones que tengan la respuesta de todo, que posean la paciencia necesaria para que a lo largo de su vida se les repita lo mismo y que carguen en sus hombros la responsabilidad de mejorar la humanidad antes de que esta llegue a un punto de no retorno. Pero, ¿cómo pueden lograr esto si desde muy temprana edad están limitados a las mismas historias, a las mismas acciones y a los mismos personajes? Por lo tanto, se debe volver a recurrir al método de los padres del gran conocimiento y los creadores de este. La historia en la Grecia antigua se basaba en la observación directa y la experiencia personal. Los historiadores, como Heródoto y Tucídides, eran viajeros y testigos oculares de los eventos que registraban (Fornis et al., 2019, p.251). La historia se centraba en el conocimiento de eventos contemporáneos y se apoyaba en pruebas y testimonios de testigos presenciales.

La humanidad sigue creando historia, y esto pone al alcance de la mano la posibilidad de enseñar el método griego en las escuelas en lugar de limitarse a la lectura de un libro. Los conflictos de la sociedad contemporánea y la historia que se va acumulando, se abre al espacio para que si se estudia un evento actual desde cualquiera de sus índoles (mundial, nacional o regional) se llegue hasta las causas de este, que se conectan con otros pequeños eventos, y por lo tanto representan una gran relevancia a la hora de ser estudiados. A medida que esto suceda, las nuevas generaciones tendrán todo el trasfondo de su identidad.

Entre las Páginas del Pasado se Hallará la Identidad del Presente.

La sociedad es la construcción de los que murieron en las guerras y fueron olvidados. El desconocimiento de la historia constituye la peor atrocidad que una persona puede cometer, limitando la posibilidad de que la humanidad avance como civilización. Sin un entendimiento de los problemas del pasado, no se puede mirar hacia el futuro. Actualmente, el futuro se mide en pantallas cada vez más pequeñas y que contengan información que cambie más rápidamente, pero es gracias a la historia de los fracasos, de los éxitos y de las nuevas ideas sobre las que se desarrollan estos avances que permiten llamarnos una sociedad civilizada; por lo tanto, somos dependientes de la historia.

Hoy en día la identidad se ha convertido en un uniforme que proclama: “Soy un ciudadano del mundo”. Como resultado, la historia propia es un teléfono viejo que no funciona si no hay quien escuche del otro lado. La humanidad parece haber reemplazado la conexión con la historia por la búsqueda constante de lo nuevo y lo rápido. La identidad se basa en cuestiones como el estilo de moda que adoptamos y cuánto sabemos sobre las grandes polémicas. Todo esto se reduce a cuánto cambiamos y cuán actualizados estamos. La historia ya no cumple el propósito de forjar una identidad individual; en cambio, crea una identidad colectiva que trasciende los contextos nacionales.

Por otro lado, la historia que contribuye a una identidad colectiva llega a contribuir en la identidad individual para las comunidades que se ubican en los territorios de Europa, Norteamérica y el Mediterráneo. El estudio continuo de la historia clásica y mundial les ayuda a comprender sus raíces, y las identidades individuales se forjaron a partir de la participación de un acontecimiento histórico globalizado. La identidad en estos territorios se forma tal como nos la transmitieron los poetas más antiguos y los historiadores más eruditos, ya que conocer de la historia de una persona era una antigua costumbre instituida por los romanos para celebrar el valor de los hombres ilustres en el momento de la sepultura y así poder mejorar la civilización (Cicerón, 106 a.C.-43 a.C.). Es por esto que a veces el estudio de la historia que ha sido globalizada ayuda a la creación de una identidad y el mantenimiento de la memoria, pero en general, en otros territorios se cambia la identidad nacional por una mundial.

En conclusión, la globalización del conocimiento de la historia ha llevado a que solo se le dé importancia a ciertos eventos y se conozca más sobre ellos, ignorando los acontecimientos locales que son los que realmente le dan el propósito a la historia de poder buscar, entender y tener una identidad. La identidad individual ya no difiere por el contexto en el que se desarrolla el individuo, ya que el conocimiento sobre su historia está limitado. El conocimiento de la historia no solo se aplica a este campo, Tucídides le da gran importancia a estos estudios y resalta su capacidad para aportar a diversas disciplinas, y cómo la conexión entre todas estas influye en la comprensión de la época contemporánea ¿por qué nosotros no podemos comprender esto?

Referencias

Cicerón. (2013). La república (F. M. d. Rincón Sánchez, Ed.; F. M. d. Rincón Sánchez, Trans.). Alianza Editorial.

Fornis, C., Hermosa Andújar, A., & Fernández Muñoz, J. (Eds.). (2019). Tucídides y el poder de la historia. Editorial Universidad de Sevilla.

Heródoto. (1999). Historia (M. Balasch, Ed.; M. Balasch, Trans.). Cátedra.

Jaldún, I. (1977). AL-MUGADDIMAH. Fondo de Cultura Económica.

Montégut, É. (2018). Libres Opinions Morales Et Historiques, Essais Sur l'Époque Actuelle. HACHETTE LIVRE.

Oliver, R. (2023, January 9). Thomas Carlyle y la historia de los 'grandes hombres'. Ethic. Tomado de: https://ethic.es/2023/01/thomas-carlyle-y-la-historia-de-los-grandes-hombres/

Saramago, J. (2016). Ensayo sobre la lucidez (P. d. Río, Trans.). Debolsillo.

Universidad Nacional Autónoma de México. (n.d.). Hecho histórico | Portal Académico del CCH. Portal Académico CCH. Tomado de: https://e1.portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiauniversal1/unidad…