Colombia ha logrado avances sustanciales en la lucha contra el consumo de tabaco, gracias al cumplimiento de medidas estipuladas en el Convenio Marco de Control de Tabaco. No obstante, falta mucho camino por recorrer y se enfrenta a nuevos desafíos que imponen las nuevas formas de consumir nicotina, las cuales están poniendo en riesgo el mantenimiento de las metas logradas. Las medidas para combatirlas no dan espera.
El estudio desarrollado por la Fundación Anáas, la URosario y Proesa (Icesi) demostró que incrementar sustancialmente los impuestos es la medida más costo-efectiva para continuar reduciendo el consumo de tabaco convencional y atacar eficazmente las nuevas opciones de consumo de nicotina. Así mismo, que aumentar los impuestos no dispara el contrabando a los niveles que ha querido mostrar ‘estratégicamente’ la industria tabacalera.
En 2021 Colombia llegó a la histórica cifra de reducción de la prevalencia del consumo de tabaco del 5,6%. Con esto logró cumplir la meta propuesta en los ODS para 2030.
El cigarrillo electrónico, el tabaco calentado y los vapeadores con nicotina ya ocupan el tercer lugar entre las sustancias psicoactivas que más se consumen en el país, después del alcohol y el cigarrillo convencional.
Son las respuestas que pronunció el oncólogo, investigador y uno de los más estudiosos del cáncer en el mundo, el doctor Siddhartha Mukherjee, autor del libro El emperador de todos los males, cuando en algún evento le preguntaron cuáles serían sus cinco recomendaciones para reducir la prevalencia del cáncer. Estas fueron citadas por el doctor Juan Mauricio Pardo Oviedo, vicedecano de Investigación y Consultoría de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, en sus palabras de bienvenida al evento Control del tabaco en Colombia: experiencias y desafíos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, que se llevó a cabo el pasado 11 de mayo en el claustro de la Universidad del Rosario. Un preámbulo de los actos –especialmente académicos– en torno a la conmemoración del Día Mundial Sin Tabaco –31 de mayo– y que sirvió de escenario para presentar los importantes logros que ha alcanzado Colombia en el cumplimiento de lo pactado en el Convenio Marco para el Control de Tabaco, oficializado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2003 y firmado por el Gobierno nacional hace 15 años.
La implementación del Proyecto FCTC 2030 (Colombia fue uno de los 15 países receptores de estos recursos de cooperación), una iniciativa para apoyar el cumplimiento del Convenio Marco para el Control de Tabaco, contribuyó a que el país disminuyera de manera contundente la prevalencia del consumo de tabaco, que en la década de los 80 se situaba en una cifra cercana al 40 por ciento. Al cierre de 2021 esta descendió al 5,6 por ciento, la prevalencia más baja lograda en la historia del país, en la población de 10 años en adelante. Estimaciones del Ministerio de Salud y Protección Social indican que para los próximos 10 años se espera que ese dato llegue a niveles por debajo del 5 por ciento.
En ese contexto, Minsalud también puso en marcha el Programa Nacional de Cesación del Tabaco, una apuesta ambiciosa por hacer realidad el sueño resaltado por el doctor Carlos Castro, director médico y científico de la Liga Colombiana de Lucha contra el Cáncer, durante el evento de la Universidad del Rosario: un país completamente libre del humo del tabaco.
Este hito de la salud pública, que ha permitido ubicar a Colombia entre los punteros de Latinoamérica en la lucha contra el tabaquismo, fue posible gracias a la materialización exitosa de medidas como los espacios libres de humo, la restricción en un cien por ciento a la publicidad, promoción y patrocinios de la industria tabacalera (para sus productos convencionales), pero, principalmente, al incremento sustancial de los impuestos especiales al tabaco y el establecimiento de un valor fijo para este rubro, que consiguió triplicar dicha obligación fiscal, con lo dispuesto en la Ley 1819 de reforma tributaria, sancionada en 2016.
En definitiva, con estos resultados Colombia no solo ha logrado ponerle freno a una epidemia que anualmente causa 34.000 muertes prematuras en el país y nos representa 17 billones de pesos anuales en costos económicos y sociales, de acuerdo con cifras entregadas por Minsalud, sino que también ha conseguido que a ocho años de la fecha límite, hayamos cumplido con la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que estipula una reducción del 30 por ciento del consumo de tabaco, a nivel global, para 2030.
Cabe destacar que este factor de riesgo de enfermedades no transmisibles de alto costo (como el cáncer y los eventos cardiopulmonares y cerebrovasculares, los mayores causantes de mortalidad en el mundo) es el único con meta propia en la Agenda 2030 de los ODS, y que la epidemia del consumo del tabaco amenaza el desarrollo de 14 de los 17 objetivos, relacionados directamente con mejoramiento de la salud, aumento de los niveles de calidad de vida, consolidación de economías sostenibles y productivas, equidad como política base para el progreso y el futuro de la humanidad, elevación de los niveles de educación y preservación del medio ambiente, el agua y todos los recursos naturales.
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