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Sistema de salud: bueno frente a otros países de la región, pero rezagado de la OCDE

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El Sistema de Salud cumple un papel relativamente bueno frente a otras naciones de la región. Sin embargo, está rezagado si se le compara con los países de la Ocde, organización a la que pertenece Colombia desde el año 2020, según Paúl Rodríguez, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario

En la reforma a la salud que se está planteando “es deseable corregir algunos puntos donde hay problemas relacionados con sistemas de información transparentes y actualizados, falta de acceso efectivo a los servicios de salud en las zonas rurales, falta de talento humano en salud que redunda en tiempos de espera altos para la atención de algunos cánceres, posiciones laborales precarias para algunas profesiones del área y un claro rezago en la atención primaria en salud y salud pública en general”, comentó.

“Cualquier cambio puede poner en riesgo los logros a la fecha, por lo que es necesario revisar con lupa cualquier iniciativa que toque las piezas que conforman el sistema”, dijo el académico al intervenir en el foro Hablemos del modelo de sistema de salud que necesita Colombia.

¿Soluciones facilistas para problemas complejos?

En el evento intervino Gustavo Quintero, decano de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, quien hizo un análisis histórico y descriptivo, abordando el contexto actual del Sistema de Salud y los cambios que se consideran pertinentes implementar para mejorarlo.

Para el decano, “los sistemas de salud en el mundo son sistemas imperfectos y un sistema imperfecto y en permanente evolución, como el de salud, requiere ajustes y reformas de cuando en vez. La ley 100, por ejemplo, lleva 30 años de promulgada y ha sufrido durante este tiempo una serie de ajustes que aún no terminan de perfeccionarla”.

“Ciertamente, el sistema de salud colombiano viene aspirando a una reforma en la última década y para tal efecto un par de intentos han fracasado por ser este un tema tan sensible para la ciudadanía que, por medio de la salud, tiene el vínculo más real con el estado”, comentó. 

Para Quintero, “sin duda se necesita una reforma que implemente la Ley 1751 de 2015 o Ley Estatutaria en Salud que permita corregir las inequidades del sistema, gestionar el riesgo para la prevención de la enfermedad y que promueva la salud con enfoque territorial”.

Además, “que elimine barreras de acceso y haga efectivo el alto porcentaje de cobertura que hoy existe, que se fundamente en la atención primaria capaz de integrar los niveles de atención, que disponga de elementos anticorrupción efectivos, que rescate la importancia de la salud pública y dignifique la labor del talento humano en salud, pero también que permita los ajustes financieros que clama el sistema”, enfatizó el decano. 

“Lo que si no puede haber son soluciones facilistas para problemas complejos, y la vida es un problema complejo que nos afecta a todos”, concluyó Gustavo Quintero.

Reforma y riesgo de colapsar el sistema
El Gobierno ha anunciado algunos cambios para reformar el sistema. Además, Alejandro Gaviria, ministro de Educación (quien fue ministro de Salud), realizó algunas observaciones frente a la misma.

Referente a este tema, el profesor Paúl Rodríguez comentó que, a la fecha, solo se conocen los pilares de la reforma, no el detalle de los grandes cambios. 

Hay serias dudas sobre qué entidad se encargaría de la gestión administrativa y financiera de los recursos y de la gobernanza y rectoría de las nuevas instituciones que se proponen. En general, personalmente no estaría de acuerdo en realizar grandes cambios al tiempo, por el riesgo de colapsar el sistema, advirtió.

“En este momento, es difícil tener una posición clara, debido a que los detalles de los cambios no se han presentado, y es necesario verlos para poder entender cómo los incentivos de los diferentes actores podrían interactuar, para así poder predecir los efectos buenos y malos de la reforma”, dijo el profesor de la Facultad de Economía.

Los expertos coincidieron que estos espacios en los que convergen la academia y las políticas públicas son importantes, ya que, al participar en estas discusiones, los investigadores y expertos de contribuyen a que la deliberación democrática esté basada lo más posible en la evidencia, en temas de política social y, sobre todo, en el área de salud en donde los errores cuestan vidas y no se puede permitir el improvisar.