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Arte en el Rosario: lo que cuentan los cuadros

Elkin Saboyá

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Tratamos hoy de dos obras de arte: una muy conocida, del s. XVI; otra poco conocida, del XIX. Principiemos por esta: un retrato de Margarita de Austria, obra del español Enrique Recio y Gil, profesor de la Escuela de Bellas Artes de Bogotá (1894-7). El retrato está en la Secretaría general y, según la tradición, se hizo por encargo del rector R. M. Carrasquilla.

El cuento de La Bordadita.

Para entender el curioso encargo de Carrasquilla, debemos cruzar un cuento con otro. Como se ha venido repitiendo hace por lo menos siglo y medio, Margarita de Austria es la hacendosa autora de La Bordadita, patrona de este Colegio Mayor. La leyenda data de la rectoría de Juan Nepomuceno Núñez Conto (1852-8) y se documenta por primera vez, que sepamos, en 1856. Luego el retrato de la reina no es más que un testimonio de gratitud filial.

Ahora bien, el primero que dudó de la leyenda de la reina tejedora fue fray Alberto Ariza (1974), en una biografía de su correligionario Cristóbal de Torres. Resumiendo, la reina murió cinco años antes que el señor Torres fuera nombrado predicador real y varios lustros antes que se le ocurriera fundar un colegio. Tal es la verdad histórica que resulta del simple cotejo de fechas.

Tal vez por la misma época que Ariza, María C. Guillén, directora que fue del Archivo Histórico, conoció prueba documental que acaba de echar por tierra la leyenda de doña Margarita artista. En primitivos papeles del Colegio, existe el inventario que hiciera fray Juan del Rosario cuando la secularización del Rosario (1665). Allí declara: “Un lienzo pintado y bordado de la hechura de Nuestra Señora del Rosario, con bordadura de oro y seda con algunas piedras, que dijo el dicho padre presentado que, aunque no es de la fundación del dicho Colegio, lo dio a él (…)*. Juan del Rosario, entonces, perdió dos veces: en vida, la administración del Colegio para los dominicos; póstumamente, la propiedad de su “lienzo pintado y bordado”.

Recapitulando: fray Juan del Rosario donó un cuadro (s. XVII); hecho desconocido u olvidado en la rectoría de Juan Nepomuceno Núñez Conto (mediados del XIX), quien se sintió en la libertad de crear una leyenda (forzando un tris la cronología); leyenda que tuvo consecuencias pictóricas en la administración Carrasquilla (fines del XIX), y que vino a morir cuando a un acucioso dominico no le daban las cuentas... (fines del XX).

Caso curioso histórico-artístico, que no deja de tener sus lecciones para rectores e historiadores.
 
*No está en el Archivo Histórico, sino en el General de la Nación. La edición se debe a Guillermo Hernández de Alba. (1969). Documentos para la historia de la educación en Colombia.