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Leonardo Parra, Milagro Castro

Máquina de compostaje a base de energía solar, un boom agroecológico

Por:Magda Páez Torres

Foto:Leonardo Parra, Milagro Castro

Investigadores de la Universidad del Rosario crearon una máquina que permite transformar dos especies de plantas invasoras, que representan un peligro ambiental, en compostaje para cultivos de cebolla, papa y fresa. Este sistema es pionero en Colombia.

Una charla informal, al calor de una café, entre un físico y un ecólogo desencadenó una solución a problemas ambientales en forma de una novedosa máquina de compostaje que funciona con energía solar y que no tiene antecedentes en Colombia. La preocupación ambiental por dos especies de plantas invasoras, cuyos nombres comunes son helecho y junco de agua (Azolla filiculoides y Typha latifolia), que crecen a orillas de las lagunas en los alrededores de Bogotá y que, al ser cortadas como parte de proyectos de restauración, generan residuos y la proliferación de vectores y malos olores, fue el detonante de este invento, que no solo traerá beneficios al ambiente, sino también al agro colombiano.

Los investigadores son el físico Fredy Mesa y el ecólogo Francisco Escobedo, profesores de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas de la Universidad del Rosario, quienes unieron saberes y fuerzas para adelantar este trabajo. “Hicimos un equipo para buscar una solución a un problema local, mediante la tecnología. Ya teníamos una primera idea y Francisco nos orientó sobre cómo podríamos llegar a utilizar un producto que comúnmente es desechado”, cuenta Mesa.

Para el profesor Escobedo, se evidenciaba que los procesos de descomposición de estas plantas eran normales en los procesos de compostaje, situación que los llevó a pensar en utilizar ese producto y acelerarlo para convertirlo en fertilizante. Con el aporte de la física, y ante las limitaciones para el acceso a la energía eléctrica en la laguna Chocolate del municipio de Une, Cundinamarca, donde se adelantó la investigación, se apeló a un sistema moderno, limpio y eficiente, como la energía solar, es decir, al uso de paneles fotovoltaicos para darle operatividad al sistema, de forma económica y amigable con el medioambiente.

Precisamente, una de las limitaciones de los campesinos colombianos para producir compostaje —un producto que aporta nutrientes clave para el desarrollo de los cultivos— es la ausencia de electricidad. Por tanto, la mayoría de ellos adelantan trabajos manuales, que les representan un alto esfuerzo físico y una significativa inversión de tiempo.

“Nuestra meta era evitar que el campesino tuviera que rotar un tambor de forma mecánica. Básicamente, comenzamos a pensar qué tipo de biorreactor se requería, cuál debería ser el sistema o la cámara donde deberíamos poner el material, qué necesitábamos para evitar moverlo con la mano, es decir, instalar unos rodachines automáticos, que permitieran dar un giro a ese tambor al que nosotros llamamos biorreactor”, señala el profesor Mesa.