La biblioteca del Rosario al fin de la Colonia
27/09/2018 1:54:35 p. m.
La biblioteca que conserva el Archivo Histórico es una de sus colecciones más interesantes. Los libros allí apilados condensan siglos de erudición bibliográfica, europea y nacional. Cabe, sin embargo, preguntarse por el proceso de formación de la biblioteca. Un primer e importante paso es establecer las colecciones particulares que vinieron a parar aquí, comenzando por la del arzobispo fray Cristóbal de Torres. Además de estos datos, existen dos catálogos de la biblioteca antigua, épocas colonial y republicana. Nos concentraremos en el primero, a propósito de la posibilidad de leerlo en versión digital.
Una biblioteca colonial.
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AHUR E22N032. |
Libro que comprende los tres Ynventarios, etc., formado por orden del rector, Dr. Fernando Caicedo y Flórez, en 1800. A pesar de lo que promete la portada, “se colocaron los libros en el buen metodo y orden en que se hallan”, el lector moderno queda un poco desconcertado con la disposición de la obra.
El primer inventario (partes 1-3 del repositorio) corresponde a la simple colocación de los volúmenes, por estantes y cajones: “El numero Romano denota el estante, la letra el caxón, y el numero arabigo el lugar de cada volumen”. Los estantes comprenden cajones de la A a la H. Hay veinte estantes completos, los restantes ya muy escasos (XXI-XXII).
Veamos si podemos identificar uno de los allí registrados en el catálogo moderno. Dice:
Alciato (Andres) Paradoxas sobre Derecho, un tom. perg. fol. marquill. sin lugar, ni año de edicion (Num. 2).
Seguramente se trata de Andree Alciati... Paradoxorum ad Pratum Libri VI (Seis libros de paradojas a Prado, por Andrés Alciato[1]. Lion: Jacobo Myt, 1523). Como se ve, el catalogador no traduce, sino resume el título.
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El remplazo puede ser una obra de Fernando de Pedrosa y Meneses sobre Derecho. |
En la parte tercera del repositorio, principia el Ynventario 2.o alfabetico segun la letra inicial del apellido de los autores. El primer numero indica el estante, la letra el caxon, y el segundo numero el lugar en que se hallan. Notamos allí que se lista primero a Alciato que a Agustín. La clasificación se limita, pues, a la letra inicial.
Error en materia grave, como se decía antes: “Alapide (Padre Cornelio) Comentarios sobre escritura 1 tom. fol. past. (…)”. Se trata, sin duda, del jesuita Cornelio a Lapide (Cornelius a Lapide, forma latina de Cornelis Cornelissen van den Steen, 1567–1637). Luego la entrada debería ser “Lapide, Cornelio a”. Un error absurdo para quien debía conocer algo de latín.
La obra existe en el Archivo, pero en la edición aumentada de Crampon.
En la parte quinta del repositorio, principia el Ynventario 3.o de los libros, segun las facultades de que tratan sus autores. El primer numero señala el estante, la letra el caxon, y el segundo numero el lugar de los tomos. En primer lugar, los juristas; vienen luego los teólogos, santos Padres y expositores, con apéndice de místicos y predicables; luego los filósofos y matemáticos; en seguida los gramáticos latinos e historiadores.
Otra mano ha puesto los añadidos al inventario de 1800, por todo el texto. Al final, una página declara las novedades de 1843.
Nota: la Historia política de los establecimientos ultramarinos de las naciones europeas, por Pedro Jiménez de Góngora, duque de Almodóvar, sí fue devuelta y cabe anotar que era obra reciente (Madrid, 1785).
[1] Andrea Alciato (1492-1550) fue un jurista italiano. Antonio Prado fue jurista y canciller de Francia.
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