Hieroglyphica sive de Sacris Aegyptorum: libros emblemáticos de los siglos XVI y XVII
08/06/2016 9:46:34 a. m.
Alberto José Campillo Pardo, Jaime Restrepo Z.
Los libros de emblemas fueron muy populares en Europa continental, aunque no tanto en Inglaterra, debido a que suponían para el lector una diversión diferente a los cánones literarios de la época.
Durante los siglos XVI y XVII, surgió en Europa un tipo particular de publicación literaria, basada en acertijos, rompecabezas y adivinanzas, que daría pie al surgimiento de un nuevo género de la literatura renacentista: la literatura emblemática. Estos textos, cuyo objetivo “era complicar lo sencillo y oscurecer lo obvio, allí donde la figuración medieval había intentado simplificar lo complejo y clarificar lo difícil” (Panofski, 1955) y, en últimas, transmitir una enseñanza ya fuese religiosa o secular, se caracterizaban porque los emblemas estaban compuestos tanto por las imágenes y grafías de sus páginas, como por el texto que las acompañaba.
Magnífico grabado, digitalizado por www.uni-mannheim.de
Los libros de emblemas fueron muy populares en Europa continental, aunque no tanto en Inglaterra, debido a que suponían para el lector una diversión diferente a los cánones literarios de la época. El primer libro de este género con gran popularidad fue los Emblemata de Andrea Alciato, publicados en 1531. Este libro consiste en “una colección de 212 poemas emblemáticos en latín, cada uno compuesto por un lema (un proverbio u otra expresión corta y enigmática), un dibujo y un texto epigráfico” (Alciato's Book of Emblems, The Memorial Web Edition in Latin and English, en: http://www.mun.ca/alciato/index.html). Un ejemplo de lo anterior se ilustra a continuación:
Emblema XXVII
Nec verbo, nec facto quemquam laedendum
Assequitur, Nemesisque virum vestigia servat, Continet et cubitum duraque fraena manu. Ne male quid facias, neve improba verba loquaris: Et iubet in cunctis rebus adesse modum.
Las enseñanzas y lecciones morales que estos libros buscaban transmitir, similares a las moralejas de las fábulas, requerían del lector una capacidad de discernimiento, ya que en muchas ocasiones el dibujo y el texto epigráfico pareciera que no tuviesen ninguna relación o fueran de carácter místico. Sin embargo, como nos explican los expertos de Penn State University, “un emblema titulado In astrologos, a cuyo lado se encuentra un grabado de Ícaro, puede parecer místico; sin embargo, el epigrama bajo el grabado explica que los astrólogos, como Ícaro, pueden meterse en problemas porque están sobrepasando sus limitaciones humanas. El texto del emblema concluye que los humanos no deben inmiscuirse en los misterios que Dios ha reservado para sí mismo” (Penn State University. The English Emblem Book Project, en: http://www.libraries.psu.edu/psul/digital/emblem.html), resaltando el carácter educativo de este tipo de textos.
Las enseñanzas y lecciones morales que estos libros buscaban transmitir, requerían del lector una capacidad de discernimiento, ya que en muchas ocasiones el dibujo y el texto epigráfico pareciera que no tuviesen ninguna relación o fueran de carácter místico.
Dentro de este género literario, hubo un elemento que llamaba poderosamente la atención de los autores, por ser el culmen de la simbología conocida en la época: los jeroglíficos egipcios. Uno de los textos más destacados sobre el tema, existente en la colección del Archivo Histórico de la Universidad del Rosario, es el libro de Juan Pierio Valeriano titulado Hieroglyphica sive de sacris Aegyptiorum litteris commentarii, el cual es considerado el primer diccionario renacentista de símbolos, que logró popularizar el género y fue la base de otras numerosas publicaciones.
Hieroglyphica sive de Sacris Aegyptorum litteris commentarii.
Valeriano, nacido en Belluno, Italia en 1477, fue protegido de Giovanni de Medici, quien había de ser el papa Clemente VII, por lo cual fue asiduo de la corte papal y pudo establecer una buena red de amistades, a través de las cuales popularizó su obra. Asimismo, se le otorgaron títulos y se desempeño como profesor de elocuencia, protonotario apostólico, privado de cámara y canónigo en Belluno.
Su obra Hieroglyphica está organizada según temas, de acuerdo más al significante que al significado de los símbolos. La organización es alfabética y se centra en los cuerpos de los emblemas. Asimismo, es de resaltar que, tras la explicación de los emblemas grabados, el autor cita referencias en donde el lector puede ampliar el conocimiento sobre ellos. En este sentido, el autor hace un catálogo en que explica qué cosas o realidades se pueden expresar mediante diferentes partes del cuerpo (cabeza, ojos, oídos, nariz y boca; corazón y órganos de la generación: manos y pies; dedos), mediante signos (los números, las letras, medidas y gráficos), mediante prendas de vestir; mediante anillos, piedras preciosas, broches; mediante diversas clases de armas; mediante las sillas, los carros y el rayo; mediante el sol, la luna y las estrellas; mediante las embarcaciones o algunas de sus partes; mediante la lira u otros instrumentos musicales; mediante instrumentos como el yunque, el martillo, el arado, el látigo y el lazo; mediante las piedras y otros elementos de las edificaciones; mediante las palmas y los laureles, entre otros.
Grupo de símbolos con significados numéricos.
Este género de literatura es importante porque es indicio y resultado de una mentalidad que empezó a surgir con el Renacimiento en Europa, en forma un tanto marginal y en contravía del saber autorizado y oficial. Entre personas cultivadas, estas imágenes y estas interpretaciones eran una nueva manera de entender y expresar la realidad “subversivamente”: es la irrupción de la antigua sabiduría egipcia en el Renacimiento y fue de gran influencia en la expresión artística y generó una corriente de simbolismos. Obsérvese que no tiene ningún tipo de “licencia” ni “permiso”de impresión.
Sin embargo, surge la duda sobre la veracidad y fidelidad de los conocimientos que los autores de estos textos tenían efectivamente sobre los símbolos egipcios, por varias razones. En primer lugar, el nombre de la “autoridad” en jeroglíficos citada en el libro (Horapolo), es una mezcla de las divinidades egipcia y griega Horus-Apolo. Es verdad que el libro trae una “vida” del personaje; pero no todos los académicos modernos le dan valor histórico. La misma tradición en que se inserta (la tradición hermética y de “misterios”) no ayuda mucho a su realidad histórica. Los seres humanos siempre han anhelado este tipo de “verdades”; máxime cuando la verdad universal y omnipresente puede volverse asfixiante y opresora.
Breve relato sobre la vida de Horapolo.
En segundo lugar, el libro insiste en convencer de que sus conclusiones se basan en el saber del antiguo Egipto. Es de notar que en cada uno de los 58 capítulos del libro repite la misma frase: “Ex sacris Aegyptorum literis” (sic) (Según las inscripciones sagradas de los egipcios), como queriendo justificar ante el lector la veracidad de su contenido. Asimismo, en todo el libro no existe el más mínimo indicio de esas antiguas escrituras egipcias, ni de la hierática (jeroglífica), ni de la demótica posterior (cursiva).
Grupo de símbolos hechos con los dedos, representando números.
Finalmente, cabe plantearse los siguientes interrogantes: ¿habrá en el antiguo Egipto signos escritos que nos hablen de realidades eminentemente griegas o romanas, como la Gorgona o Venus? ¿Tiene sentido que nos hablen de árboles que les eran completamente ajenos y extraños a los egipcios, como la encina? ¿Es coherente que se refieran a realidades completamente ajenas a la mentalidad egipcia antigua, como el concepto de “África” o las interpretaciones de san Jerónimo sobre el pelícano como símbolo eucarístico? ¿Cuáles fueron los cauces de comunicación de esas verdades egipcias, teniendo en cuenta que en toda la Edad Media predomina una distancia total –guerrera– entre Europa y Egipto? ¿Se puede pensar que todo este caudal de interpretación proviene de Egipto? ¿Qué valor le cabe a estas “fuentes”, cuando Europa empieza a leer y a entender a Egipto solo en el siglo XIX?
Tales elementos nos permiten inferir que la alusión a Egipto es solo un “gancho” publicitario para dar prestigio a la obra y aumentar su circulación; lo cual sin duda fue todo un éxito, ya que este libro circuló impreso por Aldo Manuzio, uno de los principales editores e impresores de la época. Sin embargo, esclarecer este punto requiere una investigación más profunda.
Generalidades del libro:
Título original (el segundo tomo del libro contiene varias obras)
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Ioannis Pierii Valeriani… Hieroglyphica sive de sacris aegyptorum aliarumque gentium litteris commentariorum libri LVIII. Cum duobus aliis ab eruditissimo viro annexis. (Tomos 1 y 2)
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Hieroglyphicorum Collectanea ex veteribus et neotericis descripta in sex libros, ordine alphabetico digesta et nunc primum Ioannis Pieri Valeriani et eruditi anonymi sexaginta Hieroglyphicorum libris addita. (Tomo 2)
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Hieroglyphica Horapollinis a Davide Hoeschelio fide Codicis Augustani ms. correcta, supleta et in lucem edita…, Horapollinis niliaci sacrae sculpturae, quas ipse quidem aegyptio sermone prodidit, Philippus vero lingua graeca donavit. (Tomo 2)
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Pro sacerdotum barbis (…) declamatio autore Ioanne Pierio Valeriano. (Tomo 2)
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Ioannis Pierii Val… Poemata… quibus recens accesserunt alia eiusdem Pierii Poemata, ex variis libris decerpta. (Tomo 2)
Grabado de
Venus Genetrix (Venus Madre). Este es un vocablo latino antiguo, usado por Virgilio para referirse a Cibeles. Asimismo, es sinónimo del vocablo latino
genetrix, usado, por ejemplo, para referirse a la Virgen María.
Traducción del título: (el segundo tomo del libro contiene varias obras)
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Jeroglíficos de las inscripciones sagradas de los egipcios y de otros pueblos. Cincuenta y ocho libros de comentarios, con otros dos anexos de un doctísimo autor. (Tomos 1 y 2)
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Colección de jeroglíficos antiguos y modernos en seis libros y organizada por orden alfabético. Complementando, por primera vez, la obra de Juan Pedro Valeriano y de un erudito anónimo. (Tomo 2)
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Jeroglíficos de Horapolo, corregidos, completados y publicados por David Hoeschel de conformidad con el Códice Manuscrito de Augusto [Codicis Augustani]. De Horapolo: Sagradas esculturas del Nilo, que el mismo transcribió al egipcio y que Filipo tradujo al griego. (Tomo 2)
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Declamación en defensa de las barbas de los sacerdotes, por Juan Pedro Valeriano. (Tomo 2)
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Poemas de Juan Pedro Valeriano. A los cuales ahora se han añadido otras poesías del mismo, entresacados de diferentes libros.(Tomo 2)
Lugar de publicación:
Fráncfort del Meno (Francofurti ad Moenum) “Editio novissima, annotationibus ad marginem ac Indiciis necessariis, adornata, emendata et locupletata” (Última edición. Corregida, mejorada y completada con notas marginales y con los índices necesarios).
Nombre del editor o editorial:
Sumptibus Antonii Hierati, excudebat Erasmus Kempffer (En la imprenta de Erasmo Kempffer. A expensas de Antonio Hierato)
Fecha de publicación:
1614
Detalles físicos:
El libro está cortado por la mitad y dividido en dos tomos:
Tomo 1: no es la encuadernación original. Actualmente: encuadernación rígida (holandesa con puntas): cartón forrado en papel jaspeado, con lomo y esquineras de cuero. Tejuelos de cuero rojo en el lomo. Letras y líneas en dorado. Faltan algunas páginas al principio. Conserva completa la portada (manchada), impresa en una sola tinta y con un pequeño grabado decorativo (águila alimentando sus crías). Dedicatoria a Cosme de Médicis y a Nicolás de Lange. Versos latinos de elogio al autor. Texto (se conserva completo) impreso en una sola columna. Apostillas marginales. Párrafos marcados con letras mayúsculas. Algunos adornos y viñetas. Mayúsculas capitales. Grabados múltiples, de diversa calidad y valor. Papel, bastante manchado. Restos de antiguas humedades. Indicios de reparaciones posteriores…
Tomo 2: encuaderna varias obras en un solo volumen. Encuadernación original en pergamino flexible, en bastante buen estado de conservación.
Obra 1: faltan varias páginas del comienzo (incluida la portada). Texto impreso en una sola columna. Apostillas marginales. Algunos grabados. Adornos, viñetas y algunas mayúsculas capitales. Signaturas. Reclamos. Papel, bastante manchado.
Obra 2: portada sencilla, impresa en negro. Con un grabado. Cenefas. Mayúsculas capitales. Texto impreso en una sola columna. Apostillas marginales. Párrafos marcados por letras mayúsculas. Papel con muchas manchas.
Obra 3: sin portada. Comienza por una vida de Horapolo. Texto impreso en una sola columna.
Obras 4 y 5: portadas impresas en negro. Con grabado de los editores: se aprecian las mayúsculas E K de Erasmo Kempffer. El lema latino dice: Pelea el buen combate (Milita bonam militiam).
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