José Eustasio Rivera, paisajista
19/01/2018 8:06:16 a. m.
¿Cuánto tiempo de vida hace falta para pasar a la historia? En el caso de José Eustasio Rivera, apenas cuatro décadas (1888-1928). Y escasas dos obras: una poética y otra prosaica. Como todos los escritores de su época, se recibió de doctor en Derecho por la Universidad Nacional, en 1917.
Por su ejercicio profesional, resultó trabajando en la Comisión Limítrofe Colombo-Venezolana. En 1923, desde Manaos, denunció las injusticias padecidas por los compatriotas en la frontera. Años después, lo tenemos en otras comisiones y representaciones del país, a tiempo que denunciaba en la prensa irregularidades de contratación pública. A estas alturas, Rivera ya había publicado Tierra de promisión (1921), colección de sonetos, y La vorágine (1924), para los entendidos, la gran novela de la selva latinoamericana. Así pues, en 1928 llega a Nueva York a tramitar nuevas ediciones de la novela y su adaptación al cine. Allí, en el transcurso de una semana, enfermó y murió, posiblemente de una malaria contraída en la selva. A Rivera también se lo devoró la selva.
En la Revista del Rosario (v.14 n.131 feb. 1919), aparece uno de los sonetos de Tierra de promisión, que venían saliendo en la prensa desde 1908. Después, en 1947 (v.42 n.405-7 mar.-may.), apareció un segundo soneto de Rivera. El primero, Cantadora sencilla, es uno de corte modernista, compuesto de alejandrinos (verso de catorce sílabas, dividido en dos hemistiquios); el segundo, Sintiendo, de endecasílabos.
Una muestra de la escansión del alejandrino y del endecasílabo:
Can-ta-do-ra - sen-ci-lla ǁ de u-na - gran - pe-sa-dum-bre,
Sin-tien-do - que en - mi es-pí-ri-tu - do-lien-te
La rima del alejandrino es ABAB - ABAB - CCD - EED; la del endecasílabo es ABBA - ABBA - CCD - EED.
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