Mihi de hocce opusculo sȩpius injecta religione, primo expurgandum, ab innumeris quibus scatebat erroribus, deinde plurimis chartis mulctandum duxeram, quathenus ita, meram expositionem, legentibus daret. Sed cum subinde novus exoriretur scrupulus, animum instigante ea, quam bullam dicunt in Coena Domini, quod omnis fere Europae subscribere juditio non auderem, bullam hujusmodi iamdu[du]dum explodentis, primo quia non quo ad partes omnes in Hispaniis repugnata, nec ab executione nisi unius vel alterius capitis supplicari, vetustis id attestantibus autoribus; deinde, quia moribus, et usu admissa et aprobata, firmata iam et stabilita, proprio utentium consensu videbatur: ergo quandoquidem dissipare Chartas, perniciem toti afferebat volumini, non utique stillum imitere transversum, neque littura perpetua funditus evertere sensum, vel ipsa deformitate libri, quidquam moratus sum. |
A menudo por escrúpulo religioso respecto de este opúsculo, había decidido, primero, que debía expurgarlo de los numerosos errores de que estaba lleno; luego, que debía despojarlo de muchas páginas, de manera que diera a los lectores la sola exposición. Mas como luego surgiera un nuevo escrúpulo -excitado mi espíritu por la bula que llaman In coena Domini-, porque no me atrevería a suscribir el juicio de casi toda Europa, que rechazó hace rato una bula de esta clase, primero, porque no habiendo sido combatida en las Españas en cuanto a todas sus partes ni pedirse el cumplimiento sino en cuanto a tal o cual capítulo -según lo atestiguan los autores antiguos-; segundo, porque siendo ya aprobada y admitida por las costumbres, parecía afirmada y establecida por el propio consentimiento de los usuarios. Entonces, como el arrancar páginas estropeaba todo el volumen, no me demoré nada en tachar ni en destruir completamente el sentido, aun con la deformación misma del libro.
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