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Una app offline podría mejorar la salud sexual de comunidades del Pacífico colombiano

Por:Aleida Rueda

Foto:URosario, Eduguapi https://doi.org/10.12804/dvcn_10336.42748_num7

En una de las zonas más pobres y golpeadas por la violencia de Colombia, un grupo de investigadores utilizó las tecnologías digitales para compartir información sobre salud sexual entre jóvenes del Pacífico colombiano. Su principal objetivo es generar estrategias de educación en salud a través de algo obvio, pero poco común: escuchar a la comunidad.

Era 2009 cuando Yenny Barreto, hoy investigadora y profesora de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud en la Universidad del Rosario, llegó a trabajar a Guapi, un municipio ubicado en el litoral Pacífico del Cauca, en Colombia. Ahí, Yenny se dedicó a desarrollar proyectos de investigación y extensión, iniciando así el profundo vínculo que la uniría, a la fecha, con los guapireños.

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Guapi es considerada una de las municipalidades más pobres del país. Datos del Ministerio de Hacienda indican que el 68,9 por ciento de la población se encuentra en condiciones de pobreza, mientras que el 28,8 por ciento es analfabeta y la informalidad laboral alcanza el 93,4 por ciento.

Con sus poco más de 28.000 habitantes, 98 por ciento de origen afrocolombiano y 2 por ciento de origen indígena, Guapi es considerada una de las municipalidades más pobres del país. Datos del Ministerio de Hacienda indican que el 68,9 por ciento de la población se encuentra en condiciones de pobreza, mientras que el 28,8 por ciento es analfabeta y la informalidad laboral alcanza el 93,4 por ciento. Además de la pobreza, este municipio ha sido impactado severamente por el conflicto armado entre grupos vinculados al crimen organizado y al narcotráfico, lo que ha recrudecido el confinamiento, el desplazamiento forzado y los homicidios.

Pese a ello, Guapi es una comunidad llena de vida y con un profundo arraigo a sus tradiciones y su música ancestral, que incluye cantos de marimba, arrullos y currulaos. “Es gente muy alegre, puede ser que no tengan algo para estrenar, pero sagradamente tienen para festejar y compartir en familia y con la comunidad. Ellos mismos producen sus bebidas típicas, como el viche, el tumbacatre y la tomaseca, la mayoría de ellas preparadas con hierbas medicinales (...). Las mujeres suelen ser las jefas de hogar y se apoyan entre ellas para cubrir las necesidades de sus hijos y familias. Es una solidaridad muy femenina”, expresa la profesora Barreto.

Entre los muchos desafíos que viven los guapireños, uno de los más relevantes es el relacionado con la salud sexual. Según datos del informe Fortalecimiento de la línea base 2020 de la política pública de género en Guapi (Cauca), elaborado por el Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM), “un mínimo de 30 por ciento de las mujeres de 15 a 19 años del municipio están en embarazo o ya han experimentado la gestación”.

“La incidencia del embarazo en adolescentes y de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) es bastante alta en el municipio y se mantiene en aumento”, explica Sandra Portocarrero, Secretaría de Salud de Guapi. Otros datos entregados por la funcionaria precisan que la tasa de embarazos en niñas de los 10 a los 14 años pasó del 3 por ciento en 2019 al 6 por ciento en 2020 y al 8 por ciento en 2021.

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“Desde el inicio, contemplamos difundir dichos contenidos mediante canales digitales, pues, aunque en estas poblaciones, tan alejadas, suelen usar mucho el folleto o la cartilla, eso no perdura, se pierde la información o no se puede actualizar”, dice el ingeniero detrás de la aplicación, Pedro Antonio Aya, de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Rosario.

Una de las causas principales de este crecimiento es la falta de una política de educación sexual integral dirigida a niños y niñas. “Muchas niñas están empezando a tener relaciones sexuales a muy temprana edad y no tienen los conocimientos suficientes sobre sus derechos sexuales y reproductivos para tomar decisiones conscientes, lo cual las hace vulnerables. De ahí que en cuanto tienen su menarquia (primera menstruación) corren el riesgo de quedar embarazadas”, explica la secretaria de Salud.

La investigadora Yenny Barreto observó la crítica situación durante los 10 años que trabajó en Guapi, mientras iba y venía por temporadas: “Hay muchos embarazos adolescentes, muchas infecciones de transmisión sexual. Además, muchas mujeres sufren violencia de género, ya sea psicológica, física o sexual, pero un gran número de ellas lo han normalizado”.

Cuando llegó la pandemia por covid-19, la situación se agravó. “La interrupción de clases presenciales limitó brindar educación sexual a los adolescentes. La comunidad perdió el temor a las enfermedades de este tipo y, pese a todas las campañas de comunicación y educación adelantadas, los jóvenes se negaban a continuar utilizando las medidas de prevención. Uno de los problemas que identificamos fue la dificultad para sensibilizar a la comunidad, tanto de zona urbana como rural”, comenta Portocarrero.

Fue entonces cuando el doctor Giovanny Apraez, de la Secretaría de Salud Departamental del Cauca, las presentó (a Yenny y a Sandra) para buscar soluciones. “En la pandemia los jóvenes no estaban yendo al colegio, ni tenían acceso a otros servicios y solo tenían a la mano algún celular, mientras permanecían encerrados en sus casas (...). Me dijeron, entonces, que querían utilizar las tecnologías de información y comunicación (TIC) para acercarse más a ellos y ver cuáles eran sus necesidades de educación en salud”, recuerda Barreto.

Ese fue el inicio de EduGuapi, el proyecto de Educación en salud para población afrocolombiana del área rural y urbana del municipio de Guapi-Cauca a través de un aplicativo digital, que desarrollaron los grupos Investigación en Salud Pública y GiBiome, de la Universidad del Rosario, y el grupo de investigación Políticas, Recursos Humanos y Resultados en Salud, de la Universidad Nacional de Colombia. El objetivo, de acuerdo con Barreto, es generar estrategias de educación en salud, que permitan contribuir a la construcción de un proyecto de vida y a la vivencia de una sexualidad sana, que a la vez conlleve a la disminución de embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual y violencia de género en jóvenes.

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“Buscábamos crear una aplicación educativa que exaltara el sentir y el pensar de los locales, pero que al mismo tiempo diera respuestas a muchas necesidades de la comunidad”, asegura Carolina Enríquez Guerrero, profesora asociada de la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia y coinvestigadora del proyecto.

Una app gratuita creada por y para Guapi

EduGuapi es una aplicación y una página web de uso totalmente gratuito, que ofrece información sobre sexualidad, planificación familiar, enfermedades de transmisión sexual, embarazo adolescente, prevención de violencias y fortalecimiento de la autoestima.

“Desde el inicio, contemplamos difundir dichos contenidos mediante canales digitales, pues, aunque en estas poblaciones, tan alejadas, suelen usar mucho el folleto o la cartilla, eso no perdura, se pierde la información o no se puede actualizar”, dice el ingeniero detrás de la aplicación, Pedro Antonio Aya, de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Rosario. “Entonces propusimos una alternativa digital que fuera atractiva para los jóvenes, pues ellos utilizan un teléfono móvil todo el tiempo”.

EduGuapi está especialmente diseñada para los niñas, niños, adolescentes y jóvenes de Guapi, pero lo más destacable es que la mayoría de los contenidos son creados precisamente por ellos mismos: desde los videos con armónicas melodías de tambores, sonajas y percusiones, hasta las entrevistas y cápsulas de audio con vecinos de la comunidad. Asimismo, contiene juegos y otras actividades interactivas destinadas a generar un diálogo digital con los usuarios. El equipo desarrolló una interfaz sencilla e intuitiva para que la gente vea la información como una serie de pasos o módulos, y avance de manera natural a través de todos los contenidos.

Aun cuando Guapi cuenta con servicios de internet, estos no son gratuitos. En la mayoría de los corregimientos las personas deben comprar planes para poder conectarse. Por eso, uno de los aspectos más destacables de EduGuapi es que es una aplicación offline, es decir que no se requiere conexión a la red para acceder a ella. “Para su uso por primera vez se tienen que conectar a internet con el fin de descargar la aplicación, pero una vez instalada en el dispositivo móvil, los jóvenes la pueden usar sin necesidad de tener datos”, explica Aya Parra.

Otra de las características de la app es que fue diseñada a la medida de lo que expresaron los guapireños. “Buscábamos crear una aplicación educativa que exaltara el sentir y el pensar de los locales, pero que al mismo tiempo diera respuestas a muchas necesidades de la comunidad”, añade, por su parte, Carolina Lucero Enríquez Guerrero, profesora asociada de la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia y coinvestigadora del proyecto.

“Hicimos una primera fase de diagnóstico, en la que les preguntábamos sobre diversos temas a la población en general, a los líderes de la comunidad urbana y rural, a personas de las instituciones prestadoras de servicios de salud del sector, tanto públicas como privadas. También entrevistamos a profesionales de la salud y a auxiliares de enfermería. Queríamos tener la visión de las necesidades de la comunidad, pero también de quienes brindan los servicios de salud. Así pudimos ir caracterizando los principales requerimientos de educación en salud. Y fue la propia comunidad la que respondió qué exigencias se debían priorizar”, agrega la profesional.

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Yenny Barreto, profesora de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud en la Universidad del Rosario, sabe que una app no es suficiente para resolver la falta de oportunidades en Guapi, pero está convencida de que la educación oportuna y adecuada puede abrir caminos hacia formas de vida y actividades que afecten su futuro y el de sus familias de manera positiva.

Con esta exploración, el grupo de investigadores se dio cuenta de que los embarazos adolescentes y las enfermedades de transmisión sexual, que suelen ser los problemas “destacados” en los reportes de salud, no son asuntos aislados. Eran apenas la punta del iceberg de una compleja red de variables que incluyen, por ejemplo, la ausencia de oportunidades profesionales y laborales, la violencia doméstica y económica en contra de las mujeres y la falta de autoestima.

Otros caminos posibles

En Guapi, según los datos de 2022 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), hay 3.717 adolescentes, entre 12 y 17 años. Portocarrero comenta que los adolescentes que residen en el municipio se dedican primordialmente al trabajo informal y a labores domésticas.

“Las oportunidades que tienen son muy pocas (...). La mayoría prefiere emigrar a otras ciudades porque las oportunidades de empleo en el municipio son muy reducidas. A ello hay que sumarle que la situación de orden público no es buena debido a la presencia de grupos al margen de la ley y a su actividad de reclutamiento de menores de edad para vincularlos a sus organizaciones delictivas”, manifiesta Portocarrero.

Yenny Barreto sabe que una app no es suficiente para resolver la falta de oportunidades en Guapi, pero está convencida de que la educación oportuna y adecuada puede abrir caminos hacia formas de vida y actividades que afecten su futuro y el de sus familias de manera positiva. EduGuapi incluye, por ejemplo, un “árbol de vida”; se trata de un esquema con preguntas puntuales diseñadas para que los jóvenes reflexionen sobre sí mismos y su futuro: ¿cuál es mi inicio?, ¿cuáles han sido mis logros?, ¿qué cosas bonitas tengo para dar?, ¿cuáles son mis anhelos?

“Hacer el árbol de vida les ha permitido descubrir que existen otras opciones. Quizás estos muchachos todavía están en el colegio, pero pueden empezar a buscar una alternativa para su educación superior. En la misma app les ofrecemos enlaces complementarios a la información o adónde podrían comunicarse para establecer redes de apoyo de acuerdo con sus necesidades”, acota Barreto.

“Lo que vimos en las entrevistas es que el plan de vida más normal en Guapi es llegar a cierta edad y buscar conformar una familia. Con la app, de alguna manera les estamos diciendo: hay más opciones, hay otros proyectos de vida”, plantea Aya Parra.

La aplicación también ofrece información sustancial sobre temas más complejos como la planificación familiar. Siendo Guapi una población en la que fenómenos como el machismo, los roles de género y la violencia doméstica están arraigados, los investigadores buscaban compartir información que no necesariamente se centrara en el sexo, sino en la sexualidad como un componente natural y saludable de todos los seres humanos. “La sexualidad debe verse como una manera de compartir y hacernos cargo de nuestras vidas, tener relaciones amorosas y tomar decisiones sanas, seguras e informadas”, se lee en EduGuapi.

Los resultados

EduGaupi se encuentra en proceso de evaluación cuantitativa para poder conocer el número de descargas y el nivel de usabilidad de la app en el municipio. No obstante, el equipo ya cuenta con una evaluación cualitativa en la que la comunidad ha destacado lo útil que ha sido esta herramienta para acceder a nueva información y tratar temas de salud sexual entre los jóvenes.

“Aunque EduGuapi aún no es muy conocida en la comunidad, ya se realizó una socialización con los estudiantes de grado 11 de la Normal Superior La Inmaculada. A los adolescentes les pareció muy buena, y hemos podido observar que algunos adolescentes se encuentran mejor informados respecto a los temas de sexualidad, a partir del uso de la aplicación”, cuenta Portocarrero.

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Con EduGuapi los jóvenes pueden acceder a información de salud sexual para desmitificar creencias equívocas y tomar decisiones acertadas.

Lo mismo opina la guapireña Yamile Riascos, auxiliar en enfermería de 46 años, quien apoyó el proyecto poniéndose en contacto con los líderes de acción comunal para hablarles de EduGuapi: “La aplicación ha ayudado a muchas personas. A mí lo que más me gustó fue todo el proceso que se realizó. Me gustó porque uno aprende cosas nuevas, cada persona aporta un conocimiento y de cada persona se aprende algo nuevo. Proyectos como este ayudan a beneficiar a la comunidad y a nuestros hijos”.

Para Barreto estas intervenciones a través de tecnología de acceso gratuito tienen un potencial enorme. “Le permiten al sistema de salud del municipio acercarse a la comunidad, desarrollar acciones de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, a la vez que les facilita a los jóvenes buscar ayuda de manera oportuna en las redes de apoyo que se les proporcionan, y esto aplica tanto para el área rural como urbana”.

Por otro lado, los investigadores creen que EduGuapi aporta información desde una perspectiva que no juzga a los guapireños, sino que, por el contrario, los acompaña en su toma de decisiones. “Una familia nos comentó que la app les permitió conocer y acceder a métodos de planificación familiar. El hijo nos contó que cuando leyó la información su mamá también entendió qué era necesario para generar un proyecto de vida. Entonces, en esa familia en particular la app condujo a mitigar, o quizás prevenir, el riesgo de embarazo durante la adolescencia; asimismo, a que la madre pensara en la posibilidad de un proyecto de vida diferente”, destaca Barreto.

A pesar de que la evaluación no ha concluido, ya hay señales de que los contenidos ofrecidos por la plataforma EduGuapi, al alcance de todos los guapireños, y sobre todo el hecho de que la comunidad haya participado activamente en su creación, tuvo un impacto altamente positivo tanto en la población como en el equipo de investigación.

Escuchar lo que la comunidad quiere

Pese a las carencias en educación, salud, vivienda y servicios que enfrenta la gente de Guapi, y de ser conocida en el resto del país como un área roja, conflictiva y violenta, para Yenny Barreto el haber conocido a sus lugareños durante tantos años le ha permitido exaltar todo el valor y la belleza que tiene el municipio.

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"El proyecto de educación sexual en Guapi es distinto a otros que se hacen en comunidades vulnerables porque pone en el centro a la comunidad, sus particularidades y sus necesidades".

Para ella, el proyecto de educación sexual en Guapi es distinto a otros que se hacen en comunidades vulnerables porque pone en el centro a la comunidad, sus particularidades y sus necesidades.

“Los académicos solemos trabajar mucho en pro de lo que nosotros queremos, mas no en lo que la comunidad quiere. Para ir a ayudar a la gente, primero que todo hay que escucharla. Ese es el punto de partida y es algo que he aprendido con ellos (la gente de Guapi), que es mejor primero escuchar y luego actuar, y no actuar solos, sino con ellos”.

La profesora del Rosario también hace una crítica a la llamada ciencia paracaídas: académicos que acuden a comunidades como Guapi a desarrollar proyectos u obtener información para hacer publicaciones y ensanchar su currículum, sin hacer ningún tipo de reconocimiento y sin trabajar con y para la comunidad.

“Ganarse el reconocimiento, quizás el afecto, o lograr que la gente te escuche en este tipo de poblaciones en particular es mucho más difícil porque ya traen una trayectoria de violencia; te dicen: ‘Solamente vienen a sacarme información; solo vienen porque quieren cosas, quieren publicar a costillas nuestras y decir cosas de nosotros sin decirnos”, asegura la investigadora.

Por eso, para ella EduGuapi va más allá de la aplicación. Es una muestra de que los proyectos académicos que se proponen ayudar a una comunidad tienen que incluir, desde el principio, a la misma población.

“Hay proyectos que pueden ser interesantes para la comunidad científica, pero no para las personas que habitan los territorios que se van a estudiar. Es claro que existen diversas formas de investigar, pero si se quiere construir a partir de los resultados de una investigación, me parece que el mejor camino es hacerlo a partir de lo que la gente quiere; con y para ellos”, concluye.

 

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