Redactado por: Geraldine Imbett
En Bogotá las paredes de la ciudad no solo cuentan historias, sino que también albergan expresiones de resistencia, identidad y transformación cultural. Este es el eje central de la investigación de Salomón Ibarra, estudiante del programa de Sociología de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario, quien en su tesis de grado profundiza en los procesos creativos de tres artistas urbanos: Japu, Chirrete Golden y El Rodri.
Su trabajo, titulado “Les guste o no les guste. Procesos creativos de artistas del Stencil en la ciudad de Bogotá”, examina cómo el Stencil, una técnica derivada del Graffiti y el Street Art, se ha transformado en una herramienta sociopolítica que trasciende la estética para generar diálogos en torno a temas como inclusión, memoria histórica y crítica social.
A través de un enfoque teórico basado en los conceptos de habitus y campo de Pierre Bourdieu, y los mundos del arte de Howard Becker, Ibarra disecciona el contexto sociológico en el que emergen estas prácticas artísticas.
Según Ibarra: "El Stencil permite que una amplia gama de individuos, independientemente de su formación artística, puedan participar en la creación de arte urbano. Es un medio poderoso para transmitir mensajes, provocar reflexiones y generar conversaciones sobre temas sociales, políticos y culturales”.
La investigación de Ibarra destaca que el Stencil no solo decora las calles, sino que las resignifica. En una ciudad marcada por la diversidad cultural y los contrastes sociales, estas expresiones artísticas ofrecen un nuevo significado al espacio público, convirtiéndolo en un lienzo donde se plasman historias, denuncias y esperanzas.
Artistas dentro de la investigación: Japu, por ejemplo, utiliza el Stencil como una herramienta para visibilizar las luchas de las comunidades afrocolombianas. Su participación en la creación de colectivos como El Coloquio Stencilero ha permitido que otros artistas emergentes encuentren un espacio para compartir y aprender, fortaleciendo la red de arte urbano en la ciudad.
Crédito: Instagram (@japu811)
Chirrete Golden, formado en Artes Plásticas, ha combinado elementos de la cultura pop y archivos familiares para construir narrativas visuales que dialogan con la cotidianidad y la memoria colectiva. Su habilidad para mezclar técnicas tradicionales y digitales le ha otorgado un reconocimiento dentro de la comunidad artística.
El Rodri, un autodidacta, ha centrado su trabajo en democratizar el arte urbano. A través de actividades comunitarias, ha fomentado la inclusión y la participación ciudadana, llevando el Stencil a quienes no tienen acceso a formación artística formal.
Crédito: Instagram (@el_rodri_bananas)
El desafío de legitimar el arte urbano
En Bogotá, el arte urbano sigue enfrentando estigmatización, muchas veces considerado como vandalismo. Sin embargo, Ibarra resalta que los artistas han encontrado formas de legitimar su trabajo, participando en festivales, colaborando con entidades privadas y públicas, y utilizando plataformas digitales para dar visibilidad a sus obras.
Desde festivales como El Coloquio Stencilero hasta colectivos como VAHO, los artistas han demostrado que el Stencil puede ser una herramienta de transformación social y cultural. Además, su práctica cuestiona las jerarquías culturales tradicionales y promueve una visión más inclusiva del arte.
"Los Stencileros atraviesan el campo del arte utilizando estrategias que incrementan su capital cultural y social, construyendo redes de colaboración que legitiman y visibilizan su trabajo", explica Ibarra en su investigación.
El estudio concluye señalando la necesidad de reconocer el arte urbano como un medio legítimo de expresión y transformación. Las políticas culturales, según Ibarra, deberían enfocarse en promover estas prácticas como parte integral del patrimonio cultural de la ciudad.
Este análisis no solo resalta el valor artístico del Stencil, sino que también invita a reflexionar sobre su impacto en la vida urbana. En palabras de Ibarra: "El Stencil es más que una técnica artística; es una forma de resignificar el espacio público, dando voz a comunidades marginadas y cuestionando las estructuras de poder que moldean nuestra ciudad”.
Con su investigación, Salomón Ibarra aporta una visión integral y profunda del arte urbano en Bogotá, destacando su papel como motor de cambio cultural y social.