Por Alejandro Cheyne, rector de la Universidad del Rosario
Sin duda fue un hombre visionario y propulsor de grandes proyectos que cambiaron el modo y la calidad de vida de los colombianos.
En su casa reposan los recuerdos de sus obras y de las misiones encomendadas por diferentes gobiernos que marcaron una era, no solo con el impulso de proyectos que se hicieron realidad, sino con su participación en diferentes momentos que marcaron la historia de nuestro país.
Pedro Gómez fue constructor, servidor del Estado y educador. Su mayor orgullo y referente siempre fue su mamá, maestra de colegio de diferentes generaciones de jóvenes en su pueblo natal. Sus primeros años los vivió en Cucunubá, un municipio de Cundinamarca cercano a la región de Ubaté.
Fue el impulsor para que durante el gobierno del expresidente Alfonso López Michelsen se inauguraran 220 mil metros cuadrados de locales comerciales en un solo lugar, que luego se proyectaron a nivel nacional e internacional como en Panamá, Chile, Costa Rica y Ecuador.
Además, fue pieza fundamental en la reconstrucción de Armero, cuando el expresidente Belisario Betancur lo llamó exclusivamente para ayudar en esta tragedia que enlutó al país.
Para don Pedro Gómez, una de las designaciones más importantes de su vida fue haber hecho parte de la comisión negociadora en 1990. Es de recordar que en varias oportunidades aprovechaba los descansos en San Vicente del Caguan para sugerirle a Marulanda que sus delegados en la comisión hicieran propuestas concretas y viables, aunque implicaran modificar las instituciones a las cuales ellos criticaban.
La Universidad del Rosario se siente orgullosa de este ilustre egresado, que cuando estudiante fue designado Colegial de Número, la más alta distinción que otorga la Consiliatura de la universidad, el máximo organismo directivo de la institución.
Recogiendo estos apartes de su vida, que se quedan cortos en este escrito, queremos de parte de nuestra Universidad del Rosario hacerle un reconocimiento especial a Pedro Gómez por su invaluable aporte al país, por su testimonio y, sobre todo, por su empuje para no rendirse aún en los momentos de mayor dificultad.
Pedro Gómez fue ejemplo de vida para varias generaciones y fiel testimonio de nuestros valores Rosaristas.