A casi tres meses del inicio del gobierno de Gustavo Petro no se avizoran señales claras del rumbo que tomará la política migratoria, pues se perciben señales contradictorias tras conocerse los primeros anuncios y medidas para enfrentar el fenómeno de movilidad humana. Así lo destaca en el reporte de la Bitácora Migratoria correspondiente a octubre, proyecto del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario y la Fundación Konrad Adenauer en Colombia.
Por un lado, se ha afirmado desde el gobierno la intención de otorgar y ampliar derechos a esta población, especialmente a la proveniente de Venezuela, pero por otro se recortan los mecanismos institucionales para manejar la crisis migratoria y se minimiza su dimensión, indica el editorial de este informe.
La Bitácora Migratoria señala que no se trata de un tema menor, pues tiene que ver directamente con cerca de 3 millones de personas, si se suman las 2,4 millones inscritas en el Registro Único de Migrantes Venezolanos (RUMV), las 300 mil que tienen diversos tipos de visas y aquellas que permanecen en el país de manera irregular. “Es decir, estamos hablando de alrededor del 6% de la población del país, sin tomar en cuenta los impactos que la crisis migratoria genera en diversos ámbitos de la vida nacional”.
Aspectos positivos frente a la migración
El reporte muestra como un hecho positivo la posesión el 28 de septiembre de Fernando García Manosalva como nuevo director de Migración Colombia, organismo que tiene la responsabilidad de completar el proceso de regularización de la población procedente de Venezuela prevista en el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV).
Los investigadores destacan el compromiso asumido por el Gobierno en Lima el 6 de octubre en la reunión de ministros de Exteriores y representantes de los 21 países parte de la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, donde se aseguró que el país mantendrá su liderazgo regional en la regularización de migrantes completando la emisión de permisos de protección para todos los venezolanos en situación irregular en su territorio.
Igualmente, el Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario reconoce como un avance que Colombia se haya comprometido, en el encuentro celebrado en Lima, a abordar la migración venezolana de acuerdo con la Declaración de Cartagena sobre Refugiados que es un instrumento que interpreta de una manera mucho más amplia que la Convención de 1951 la condición de refugio. Advierte, sin embargo, que la implementación de este instrumento, ya acogido en la legislación colombiana, conlleva grandes desafíos de capacidad de gestión y de corresponsabilidad regional que las autoridades deberán resolver.
Aspectos negativos frente a la migración
La Bitácora Migratoria, entre los aspectos negativos, recoge la eliminación de la Oficina para la Atención e Integración Socioeconómica de la Población Migrante, adscrita a la Presidencia de la República y conocida como Gerencia de Fronteras, cuyas funciones pasarán al Ministerio de Relaciones Exteriores. Esta dependencia tenía a su cargo la coordinación, desde la más alta instancia del Poder Ejecutivo, de las políticas migratorias entre los diferentes ministerios e instituciones de la administración central, así como de las relaciones con los gobiernos regionales y locales, el Congreso, el sector privado, las oenegés y las instituciones donantes.
Según el reporte, al depender de un viceministerio en la Cancillería tendrá no solo una jerarquía menor a la que contaba desde la Presidencia, sino que pasará a un ministerio como el de Relaciones Exteriores cuya misión y objetivos no concuerdan con las necesidades de coordinación de la política migratoria al interior de Colombia, lo que podría restarle eficacia y eficiencia.
Se advierte además que el reciente anuncio de la creación del Ministerio de la Igualdad, que tendría entre sus funciones la atención de la migración como grupo poblacional vulnerable y minoritario, requerirá aún un buen tiempo para que termine de concretarse, por lo que no luce como una opción en el corto plazo para velar por un asunto tan grave y urgente como la crisis migratoria.
La Bitácora Migratoria de octubre critica también las reiteradas declaraciones de funcionarios gubernamentales minimizando el fenómeno migratorio y le da especial relevancia a las expresadas por el presidente Gustavo Petro, quien dijo que según “los datos últimos que tengo es que ya el sentido (de la migración venezolana) no es de Venezuela hacia Colombia sino de Colombia hacia Venezuela”. Esta afirmación no está sustentada en la realidad, pues según Migración Colombia los venezolanos que viven en el país pasaron de 1,7 millones en enero de 2021 a 2,4 millones (solamente los regularizados a través del ETPV) en febrero de 2022.
En el mundo hay 7.100.100 migrantes venezolanos, de los cuales el 34,89% están en Colombia, según datos de R4V y Migración Colombia que recoge la Bitácora Migratoria del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario y la Fundación Konrad Adenauer en Colombia.