Skip to main content

Los misterios detrás de un retrato del Museo de la Universidad del Rosario

Los misterios detrás de un retrato del Museo de la Universidad del Rosario img banner
María Victoria Gálvez, restauradora del Museo de la Universidad del Rosario, descubre los secretos de un retrato de nuestra colección.

José Herrera y Guzmán nació en 1702 en Trinidad de los Muzos, en el Nuevo Reino de Granada, e ingresó al Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario como colegial de número, el 22 de mayo de 1716. Obtuvo los grados de bachiller, maestro, licenciado y doctor en Cánones. Además, como lo señala la cartela que acompaña su retrato, fue colegial mayor de Nuestra Señora del Rosario, abogado de la Real Audiencia en Derecho canónico de la Santa Iglesia Catedral en el Virreinato, y asimismo fue abogado de los Reales Consejos y fiscal de la Real Audiencia.
 
Este retrato, que actualmente se encuentra en el Taller de restauración, reposa normalmente en el despacho de la Rectoría. Data del siglo XVIII y es de autor anónimo. Durante décadas ocultó un enigma a simple vista. Como lo señala una nota del Nova et Vetera,[1] en el momento en que se quería publicar la página del Museo del Rosario, MURO, el nombre de dicho personaje no era claro. De ahí que rastrear la identidad de Herrera resultara en una concurrida búsqueda. 
 
Sin embargo, esta no es la única curiosidad sobre el retrato de José de Herrera y Guzmán. Durante mucho tiempo, este retrato mantuvo oculto algo de lo que seguramente solo sabía el artista (y quienes trabajaban en su taller). María Victoria Gálvez, restauradora del Museo de la Universidad del Rosario, nos concedió una entrevista para contarnos sobre la obra y sobre aquel misterio que descubrieron durante el proceso de investigación del retrato. Al respecto, nos contó lo siguiente:
 

  • MVG: La primera parte que se debe hacer para intervenir un Bien de Interés Cultural (BIC) es hacer una propuesta y llevarla al Ministerio para que la aprueben y se tienen que hacer los análisis preliminares para hacer la propuesta. Cuando se hicieron los análisis, que fueron fotografías iniciales, fotografías con rayos X y luces ultravioleta, se dieron cuenta que debajo del cuadro había otro cuadro pintado y terminado. No es solo un boceto, es un cuadro terminando.
  • SJ: ¿Qué tan raro es encontrar una pintura detrás de otra? ¿Es la primera vez que pasa en el Rosario?
  • MVG: Que yo sepa, en el Rosario de pronto sí, pero no es raro que pase porque antiguamente era muy difícil conseguir telas y los pintores reciclaban. Tenían cuadros que de pronto habían pintado y que no les habían comprado y cuando les hacían otro encargo, utilizaban ese lienzo. El interés del Rosario está en conservar la imagen que vemos directamente, que es la de Herrera y Guzmán. Para nosotros tiene más valor el cuadro de Herrera que un cuadro religioso que puede ser una escena que muchas veces fue pintada. En cambio, sólo hay un retrato de Herrera y Guzmán. Si se pone en esa perspectiva es mucho más importante ese cuadro, no solo para el Rosario, sino porque es una imagen única.
  • SJ: ¿Hay procesos para poder recuperar y sacar a la luz el cuadro que está debajo del que vemos?
  • MVG: Sí, dentro de la restauración hay un proceso que se llama estrapo [del italiano strappo], que es un proceso en el que se pueden separar los dos cuadros, pero es un proceso muy delicado y muy costoso, muy demorado y no vale la pena hacerlo en este caso. Si nosotros tuviéramos la certeza de que debajo hay un cuadro invaluable o de un pintor espectacular y que no se tengan muchos cuadros de esa escena y que supiéramos que es de ese pintor, se puede pensar en hacerlo. Pero en este caso, que no sabemos la escena que es, no tiene un interés en especial en hacer eso, no vale la pena poner en riesgo la imagen de José Herrera y Guzmán.
  • SJ: ¿Y cómo va el proceso de restauración en este momento?
  • MVG: Una de las cosas que uno ve como restaurador es que los análisis químicos sí lo ayudan a ver muchas cosas, pero cuando uno ya está manejando el cuadro es que se da cuenta de cositas. Entonces, por ejemplo, no aparece un repinte muy grande porque está hecho con acuarelas y no aparece mucho en los análisis estratigráficos. Aparece como si no tuviera un barniz, porque era un barniz que no era de una resina de mar, pero cuando yo lo estoy limpiando empieza uno a descubrir cosas, detallitos de Herrera y Guzmán que estaban ocultos por una capa muy gruesa de pintura. En el escudo, había partes que parecían un campo en azul y era un león rampante que estaba tapado. En el vestido, que parecía una mancha negra porque está todo tapado: el vestido es muy rico, le habían tapado parte de la mitad de la cara con un repinte, ya le están saliendo los ojos originales. Es una pintura muy buena y se le habían perdido muchos atributos que ya están saliendo.

 
Curiosidades e historias como esta las pueden conocer en nuestros recorridos por el MURO. Se pueden reservar a través del correo visitasguiadas@urosario.edu.co
 

 


[1] Museo de la Universidad del Rosario. Herrera y Guzmán: notas sobre una enigmática cartela. Consultado en 21-9-2022, de la web https://www.urosario.edu.co/Periodico-NovaEtVetera/Nuestra-U/Herrera-y-Guzman-notas-sobre-una-enigmatica-cartel/