Historia Continuada
A lo largo de la historia colombiana, ha sido constante el malestar ciudadano respecto a las condiciones políticas y económicas, debido a la incapacidad de la esfera política para interpretar los requerimientos y necesidades de diferentes sectores sociales de la población del país.
El divorcio entre política y sociedad o en otros términos de política y nación no es un asunto novedoso, hace casi 80 años el político Liberal Jorge Eliécer Gaitán denunciaba la existencia de una división al interior del país, al señalar que existe uno político y uno nacional. El primero velaba por los intereses del empresariado en su mecánica y poder. El segundo velaba por las necesidades de salud, empleo y todos aquellos requerimientos desatendidos por el país político (Zambrano, 2020). El país político tenía entonces rutas distintas a las del país nacional.
La dicotomía entre país político y nacional es posible evidenciarla en varios hechos de la historia nacional. Uno de ellos tuvo lugar en el siglo XX y es conocido como el periodo de la Violencia. Dicha etapa tuvo sus orígenes tras la permanencia del partido liberal en el poder durante 16 años. En 1946 el partido entró en una pugna interior tras la renuncia de Alfonso López Pumarejo y su reemplazo por Alberto Lleras Camargo (Caballero, 2017). de ello derivó gran rivalidad en su interior, momento perfecto para que el toldo conservador presentará a Mariano Ospina Pérez como candidato para las siguientes elecciones presidenciales.
El conflicto se siguió incrementando entre el país político y el nacional, alcanzando así el país su momento más alto el 9 de abril de 1948, producto del asesinato del caudillo del pueblo, Jorge Eliécer Gaitán. A partir de entonces, colectividades populares de diferentes zonas del país alzaron su voz contra el gobierno, plasmándose hechos como el “Bogotazo”.
Se denomina Bogotazo aquella revuelta protagonizada por una “multitud enardecida que se congregó en el centro de la capital y se organizó para levantarse contra las instituciones públicas acusando al presidente y a los dirigentes del Partido Conservador de ser los autores intelectuales del asesinato del líder liberal” (Cartagena, 2016). Este hecho fue el principio de diversas rebeliones y enfrentamientos armados tanto en zonas urbanas como rurales del país. Según (Cartagena, 2016) “numerosos liberales se organizaron en grupos para la acción política y armada en toda Colombia y se establecieron juntas revolucionarias para reemplazar a los alcaldes y gobernadores simpatizantes con el régimen conservador”, desbordándose así diversos actos de violencia y desplazamientos forzados de la población.
Cabe destacar que el malestar social materializado en el Bogotazo no cesó tras ello, por el contrario se prolongó hasta 1957. El fin del periodo de la Violencia se daría con el acuerdo político entre Liberales y Conservadores más conocido como Frente Nacional, mediante el cual se acordó la alternancia del poder ejecutivo y de los cargos de la rama judicial durante un periodo de 16 años, es decir 4 periodos de 4 años. Sin embargo, es necesario hacer la precisión de que:
En sus orígenes, este acuerdo no cubrió la totalidad de ambos partidos. Sólo los lleristas en el liberalismo y los laureanistas en el conservatismo fueron los socios. Las demás fracciones, históricas por demás, no harían parte del acuerdo. Podrían hacerlo en la medida en que electoralmente fueran desplazando a las originarias. (Ayala, 1999)
Este acuerdo si bien trajo consigo el fin del periodo de la violencia, fue muy excluyente, dado que monopolizó el poder político en solo dos partidos, dejando de lado la posibilidad de participar políticamente a quienes no fuesen parte de alguno de estos. Ello generó que los sectores que el acuerdo marginó se encontrarán inconformes, llevando a una migración de las disputas por el poder político en el país. Con esto permitió la continuidad de los problemas sociales, económicos y políticos, como el surgimiento de nuevos grupos guerrilleros tales como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) entre otros.
El Frente Nacional fue una importante etapa en el fin de la violencia bipartidista, sin embargo, al ser un acuerdo tan excluyente generó gran descontento en sectores que no estaban ni en el liberal ni en el conserbvador, de manera que no hubo una sintonía entre la población y el sistema político colombiano. Convirtiéndose esto en un claro ejemplo de lo que Gaitán denominaba país político vs país nacional.
La situación de violencia y descontento social llegaron al punto de que ambos partidos hegemónicos vieron comprometida la estabilidad política del país y con ello su mismo poder. Como se mencionó párrafos atrás, lo que en principio pareció ser la solución para la convulsionada realidad, no logró más que desplazar la inconformidad social, ya no era un conflicto de liberales y conservadores, sino uno de partidos y gente fuera de ellos.
El surgimiento del Frente Nacional fue la materialización de la crítica de Gaitán años atrás, la lucha por el poder dejó de ser el epicentro de la problemática, la sociedad entonces fue marginada de la participación política distinta de liberales y conservadores. La democracia, que buscaba ser el lugar para todos, se convirtió en un campo exclusivo donde cualquier otra postura carecía de posibilidades. De un modo u otro, se sometió al país nacional a la voluntad autoritaria de los pocos que conformaron en su momento el país político.
Lo anterior requiere comprender el proyecto del Frente Nacional como lo que fue, es decir como un pacto político que en la práctica conllevo poco efecto social. Ahora bien, es necesario entender el proyecto como el caso paradigmático de la teoría de Gaitán teniendo en cuenta que fue la ciudadanía misma, mediante el voto en el plebiscito de 1957, la que materializó la propuesta. ¿Por qué los ciudadanos aceptaron un modelo político excluyente que limitaba la esencia misma de la democracia?
Algunos sugieren que fueron el miedo, el deseo de estabilidad, el poder casi absoluto de los dos partidos, entre otras, las causas de esto. Sin embargo, hay dos asuntos que deben considerarse. Primero la situación social del país y segundo cómo dicha iniciativa se presentó a los ciudadanos. En palabras sucintas, el país estaba presentando una crisis política, económica y social, de manera que diferentes sectores de la sociedad distintos a los políticos, se unieron para apoyar en acuerdo del Frente Nacional. En cuanto a la presentación del acuerdo, la propuesta del Frente Nacional se valió de la hegemonía partidista para exponer a la sociedad el proyecto como única alternativa para dar fin al conflicto que desangraba al país.
Considerando lo anterior, no resulta extraño comprender porque los ciudadanos respaldaron dicho acuerdo, como se ha mencionado, este fue presentado como única alternativa para dar fin a la crisis tanto política como social del país. Sin embargo, ese alivio político-social no se presentó, ya que el Frente Nacional solo tuvo incidencia en un caso concreto, la alternancia del poder para dirimir las disputas partidistas, dejando de lado otros factores, que tras la firma del Frente Nacional se agudizaron.
Para Gaitán en su momento, la crisis que estaba viviendo el país no podía ser combatida únicamente con un cese de rivalidad entre los dos partidos, solución que se mencionaba desde antes de su muerte, sino que por el contrario, se debía velar por la existencia una sintonía de los dos países que se encontraban en Colombia. Lo anterior en consonancia con Gaitán quien postulaba que si solo era atendida la crisis de rivalidad entre partidos, se podrían presenciar síntomas más grandes que podrían afectar en mayor medida el desarrollo del país.
Entre sus mencionados síntomas, Gaitán mencionaba que la pobreza era fruto de la poca armonía entre las necesidades que demandaba el pueblo y las que buscaba atender la clase política, ya que esta piensa en mantener un equilibrio de la situación, más no en mejorarla, ya que la mejoría de esta limitaría el provecho político y económico que por tantos años se ha obtenido con la situación del país. En estas circunstancias, Gaitán advertía que situaciones como la pobreza eran muestra clara de la corrupción, clientelismo y oligarquía, y que dichos síntomas se podrían agudizar de sobremanera si solo se pensaban alternativas para combatir la rivalidad entre partidos y no las demandas de la sociedad.
Gaitán entendía los síntomas anteriormente mencionados como interdependientes, en otras palabras no concibe un cambio del panorama sin la supresión de alguno de ellos. La oligarquía deriva en corrupción, la corrupción en clientelismos, fuese cual fuese el orden de los factores el resultado siempre sería una profundización de la pobreza. Al no combatir estos síntomas a tiempo, estos fueron evolucionando, de manera que aún se encuentran presentes en nuestra realidad, reflejándose en lo que Gaitán denominaba el país político.
En Colombia, a pesar que se han normalizado mecanismos de participación ciudadana para acercar al país político y al país nacional, estos esfuerzos han sido en vano, puesto que el país nacional sigue en su mayoría sin sentirse representado por el país político. Y esto tiende a agravarse, ya que por lo general, la población ve más preocupación por parte de los políticos por “superar el umbral, por ganar las elecciones aquí o allá y por aceitar sus maquinarias con burocracia que por encontrar soluciones concretas y adecuadas a las diferentes problemáticas” (Galán, 2013). Generando así que en el país político, ninguno se libre de escándalos como la corrupción, los cuales alejan a la ciudadanía, deslegitimado cada vez más al poder y la representación política.
Ese distanciamiento entre país político y nacional, como se ha plasmado con anterioridad, ha sido un proceso que se ha incrementado, puesto que cada vez la ciudadanía desconfía más de las clases políticas: las considera distantes, corruptas y egoístas. De manera que esa división entre país político y nacional no es algo que se haya evidenciado solo durante un periodo determinado como lo fue durante la violencia, sino que es un tema en constante desarrollo. Por tanto, si no se logra una armonía entre país político país nacional, se deslegitima el papel del Estado mismo puesto que de nada sirve la existencia de este, si sus ciudadanos le miran con recelo o incluso con desobediencia. Así que no le queda mayor remedio al Estado que reconciliar a estos dos países, para que así se pueda trabajar de manera mancomunada en la consecución de metas comunes, y sobre todo, en la construcción de un mejor país.
Bibliografía
Ayala, C. (1999). Frente Nacional: acuerdo bipartidista y alternación en el poder. En Credencial Historia. (Octubre de 1999). Recuperado de https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-119/frente-nacional-acuerdo-bipartidista
Caballero, A. (2017). Historia de Colombia y sus oligarquías (1498 - 2017). Cap 11. La violencia. Recuperado de https://bibliotecanacional.gov.co/es-co/proyectos-digitales/historia-de-colombia/libro/index.html
Cartagena, C. (2016). Los estudios sobre la violencia en Colombia antes de la violentología. En Diálogos Revista Electrónica de Historia, vol. 17, núm. 1, 2016, pp. 63-88
Universidad de Costa Rica San Pedro de Montes de Oca, Costa Rica. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/439/43942944004.pdf
Galán, C. (31 de agosto de 2013). El país político y el país nacional. En diario El Espectador. Recuperado de https://www.elespectador.com/opinion/el-pais-politico-y-el-pais-nacional-columna-443626 Zambrano, J. (24 de enero de 2020). "El país político y el país nacional" de Gaitán. En
Diario del Norte. Recuperado de https://www.diariodelnorte.net/18-opinion/7552-el-pais-politico-y-el-pais-nacional-de-gaitan.html