“Denos sus bombarderos, señor, y nosotros les daremos nuestras cestas” análisis de La battaglia di Algeri de Gillo Pontecorvo
Andrés Felipe Sierra Bautista
Andrés Felipe Sierra Bautista
La independencia de Argelia constituye un episodio fundamental para entender los procesos de descolonización de la segunda mitad del siglo XX.
Los eventos que acaecieron en el marco de este suceso dan cuenta de las profundas tensiones presentes en la relación metrópoli-colonia y la posterior lucha por la soberanía absoluta. Aproximarse a este proceso no solo supone reconstruir los hechos más relevantes, mencionar las figuras destacadas o enunciar las posibles causas, sino a su vez considerar el contexto en el que fue posible, la diversidad de factores que estuvieron implicados y la vasta multiplicidad de actores que participación en lo ocurrido. Se han realizado varios trabajos, a partir de diferentes lecturas históricas, sobre la independencia argelina y, aunque la gran mayoría de ellos han sido de tipo historiográfico, algunas de las propuestas más valiosas se encuentran en formatos distintos al escrito. Por ejemplo, La battaglia di Algeri del director Gillo Pontecorvo expone desde el cine anticolonialista[1] una visión particular de la independencia de Argelia, enfocada en recrear la batalla que el Frente de Liberación Nacional (FLN) libró en Argel contra el dominio colonial francés.
Las pretensiones coloniales francesas sobre Argelia iniciaron durante el siglo XIX. Según lo postula Muriel Evelyn Chamberlain (1997), en su libro La descolonización. La caída de los imperios europeos, desde 1830 Carlos X había enviado una expedición a la zona para enfrentar a los grupos de piratas que operaban en el Mediterráneo apresando barcos. Este episodio devendría en un progresivo interés por conquistar todo el territorio argelino durante las décadas siguientes. Por un lado, se pretendía salvaguardar de manera estratégica el Mediterráneo ante las conquistas en el Medio Oriente y, por otro, asegurar el acceso al Canal de Suez que para este momento ya estaba siendo planificado. Además, con la conquista de Argelia, Francia aseguraría su soberanía en el Sahara y el interior de sus futuras colonias en África Occidental (Schmidt, 2010).
Una de las figuras más importantes en este proceso fue Napoleón III, ya que, como indica Chamberlain (1997), él animó a los soldados franceses (licenciados del ejército) a crear sus hogares en la colonia, con el fin de lograr una ocupación territorial constante. De este modo, para inicios del siglo XX, Argelia se había convertido en el único territorio del Imperio que tenía una significativa población francesa proveniente de la metrópoli, junto a una considerable presencia de inmigrantes españoles e italianos. En consecuencia, recibió “un verdadero trato como départament de la Francia metropolitana” (p. 110). Sin embargo, líderes nacionalistas árabes como Abd-el-Kader se opusieron desde el principio a la ocupación francesa por diferentes causas. Según advierte Schmidt (2010), las tensiones en Argelia se incrementaron debido a dos razones principales. La primera, fue la expropiación del suelo fértil del litoral que tradicionalmente había sido de propiedad comunal (formalmente territorio del dey), pero que tras la conquista pasó a ser controlado por el Estado Francés. El cual, decidió vender las tierras a los inmigrantes de su país, para que ellos fundaran plantaciones de vid, trigo y cítricos que, a su vez, importarían lo producido a Francia. Así, “la población campesina perdió su tierra y tenía que ganarse la vida como jornaleros o temporeros en las plantaciones” (p. 77). La segunda, fue la imposición de una política colonial basada en un sistema de discriminación, en el cual, los derechos se recibían en relación a los grupos étnicos (“code de l’indigénat”). Los árabes, que eran el grupo mayoritario, tuvieron un trato diferente, aún después de la Segunda Guerra Mundial en que Argelia del Norte fue anexada a la metrópoli y el resto de la colonia quedó bajo control militar.
Los movimientos de resistencia argelina se habían presentado durante todo el dominio colonial de Francia, pero que solo hasta el inicio de la Guerra Fría recibieron el apoyo necesario para organizarse. Distintos grupos sociales como la pequeña burguesía, los obreros industriales o los campesinos de la montaña habían librado luchas anti-coloniales particulares sin muchos resultados, pues carecían de aliados. Después de estos fallidos intentos se formó el FLN, un frente en el que se unían ideas nacionalistas, socialistas y religiosas” (Schmidt, 2010, p. 78), y comenzó la lucha armada que se desarrolló de forma distinta en cada una de las regiones.
La battaglia di Algeri ha sido ampliamente destacada por las técnicas de grabación empleadas[2] y reconocida por la cuidadosa reconstrucción que hace de la lucha armada del FLN[3]. Para su rodaje, a mediados de los sesenta, Pontecorvo realizó una rigurosa investigación. Además, contó con el apoyo de Yacef Saadi, un ex jefe militar del frente, que se interpretó a sí mismo en el film y cuyo relato en Souvenirs de la Bataille d'Alger utilizó el director. El detallado trabajo de Pontecorvo, convirtió esta película en un referente, cuya importancia ha perdurado por más de medio siglo y que muestra las posibilidades para el ejercicio histórico inmersas en el mundo cinematográfico.
El cine es un testigo voluntario que puede ser utilizado al servicio de la historia. Según postula García (1989) su amplia riqueza le permite ser “arte, técnica, mercancía, sueño, concientizador social, placer, enajenación… y más” (p. 11) incluyendo una valiosa fuente para el análisis histórico. La herramienta de suma importancia que el cine supone, ha de ser examinada detenidamente (al igual que otras fuentes), pues, como Rollins (1987) advierte, a menudo los filmes dicen más sobre su época de lo que sus creadores intentan decir conscientemente. En palabras del autor:
Si, como se dice, una imagen vale por mil palabras, entonces una filmación vale por millones, ya que es la palabra en acción. Una película es excepcionalmente eficaz como transmisora de historia porque, del mismo modo, que las palabras no se revelan en toda su implicancia para algunos lectores (hasta cierto punto para todos, en realidad), es difícil no advertir los mensajes que una filmación aporta al explicar un hecho o periodo histórico: el mensaje histórico, los antecedentes, la situación, el lenguaje y los por menores. (1987, p. 11).
La película de Pontecorvo (1966) inicia en la Argel de 1957, cuando los soldados franceses, tras “interrogar” a un hombre de edad mediana, descubren el paradero de Ali la Pointe, uno de los líderes más importantes de FLN. En ese momento se produce un flashback a 1954, cuando Ali aún no se había unido al frente y se dedicaba al oficio de “trilero”. Por el cual es llevado a prisión, donde vive una experiencia que le marcaría profundamente. Su arresto constituye una de las escenas más importantes de la película, ya que en ella se relata el origen humilde de Ali Ammar en su natal Miliana, la falta de educación durante su infancia y los empleos de los que ha vivido (peón, jornalero y boxeador). Desde este momento se presenta el carácter de lucha popular inmanente al FLN, la piedra angular sobre la cual el film está cimentado.
En prisión, Ali observa la ejecución de uno de los militantes del frente, quien antes de morir exclama: ¡Alah es grande! ¡Larga vida a Argelia! Un momento crucial, pues 5 meses después se une al movimiento guerrillero y le es asignada su primera misión. Esta consistía en asesinar a un policía francés. No obstante, era una prueba de Saadi para confirmar que Ali no era un espía, por eso le envió, a través de una mujer, un revolver sin balas. Cuando La pointe le reclama a Yacef lo ocurrido, este le explica que, por haber sido reclutado durante su estancia en la cárcel, era necesario confirmar que no era un traidor. La conversación entre ambos personajes es bastante interesante, pues en ella Saadi manifiesta algunos de los lineamientos principales del FLN, a saber, la importancia de “limpiar la casa primero”. Un objetivo fundamental que consistía en organizar al país garantizando la moral, antes de “enfrentar al enemigo real”. Con lo cual, las acciones posteriores del frente se enfocaron en decidir sobre la vida civil en Argel, prohibiendo el consumo de drogas, la prostitución y la ingesta de alcohol. Quienes no acataran la medida podrían ser asesinados. Ahora bien, vale la pena destacar que en este bloque Pontecorvo (1966) expone el profundo influjo que la religión tenía dentro del FLN, no solo manifestado en proyectos para corregir la moral del pueblo, sino también a través de la figura del matrimonio, puesto que se hacían uniones bajo la premisa de resistencia.
A partir del 20 junio de 1956, la película muestra, se produjeron múltiples asesinatos contra policías. Por tanto, las autoridades francesas decidieron separar la población estableciendo barreras en la Casbah, donde habitaba la mayoría de población árabe, limitando la posibilidad de circulación de sus habitantes. Adicionalmente, colocaron allí una bomba, lo que provocó un poderoso levantamiento argelino que exigía respuestas sobre el atentado. No obstante, Saadi tranquiliza la airada reacción popular, garantizándole a quienes protestaban que el frente vengaría las perdidas argelinas. Estas escenas son realmente poderosas, Pontecorvo logra transmitir en ellas la mixtura de emociones que impulsaron la airada reacción popular y la fotografía en blanco y negro crea un ambiente idóneo para que el espectador conecte con el relato.
El método de venganza escogido por el FLN consistió en colocar tres bombas en lugares públicos frecuentados por franceses residentes en Argelia. Quienes lo hicieron fueron mujeres, que se quitaron el hiyab para burlar al ejército haciéndose pasar por pied-noirs, e implantaron las bombas en cestas que podían pasar desapercibidas. Este punto del film, es fundamental, pues como se mencionaba previamente, la lucha argelina que Pontecorvo pretende mostrar, se enmarca en una batalla popular. Lo cual implica, la participación de distintos sectores oprimidos que no solo incluyen hombres, sino paralelamente a mujeres e incluso niños. El rol de la mujer en La battaglia di Algeri es trascendental, su papel fue fundamental en la lucha argelina y Pontecorvo lo convierte en uno de los pilares principales del film. Su imagen, marcada por el sacrificio y la entrega total en el contexto de la batalla, sigue grabada en los corazones y las mentes de varias generaciones de rebeldes alrededor del mundo (Aty, 2016).
Tras los atentados, la película muestra la replica francesa, la cual, consistió en enviar un escuadrón de sus fuerzas militares (paracaidistas) para organizar acciones en contra de los rebeldes. El Coronel Mathieu, líder del grupo de soldados, se muestra como un hombre frio y calculador, cuyo primer objetivo es identificar al enemigo, pues la organización celular del FLN no ha permitido que los franceses reconozcan a su oponente. En ese sentido, para cumplir esta primera meta e identificar a su adversario, el Coronel propone se desarrollen “interrogatorios”, que son en realidad atroces torturas enfocadas en obtener información del frente a toda costa. El 28 de enero de 1957 el FLN convoca a un paro que pretende mostrarle a la ONU el desacuerdo argelino ante la ocupación francesa. Mathieu aprovecha este momento y da inicio a su proyecto de terminar con el frente (“proyecto champagne”) capturando a cientos de hombres que serían cruelmente torturados.
La deshumanización que ellos sufren es otro de los puntos claves del largometraje. La visión del “otro” en La battaglia di Algeri está caracterizada por la violencia física y psicológica. Los argelinos recibieron un trato degradante que les deshumanizaba constantemente, bajo la premisa de que sus vidas no tenían valor. Por mucho tiempo perduró esta visión de los norafricanos, pues, de hecho, las ciencias se habían encargado de legitimarla a través de planteamientos como el de Antoine Porot (Lahboub, 2016). Pontecorvo explora de una forma emotiva este aspecto en un conjunto de escenas impactantes, en las cuales queda expuesto el horror de la tortura.
La ONU decide no intervenir y el plan de Mathieu comienza a dar fruto, aunque todavía le falta capturar a los altos mandos y esto le preocupa, pues cree que solo de esa forma el FLN dejará de resurgir. A partir de ese momento se muestra una secuencia de cómo los líderes del frente trataron de esconderse para seguir resistiendo, pero fueron capturados o asesinados en el proceso. Un momento de gran relevancia, que Pontecorvo (1966) presenta en su cinta, es el arresto de Ben M’Hidi, ya que se hace una conferencia de prensa en la que un reportero francés cuestiona las bombas puestas por las mujeres a través de sus cestas, tildándolas de actos de cobardía. El líder nacionalista decide responder replanteando la noción de cobardía y cuestionando las acciones de un Imperio que usa su gran poder tecnológico para atacar a quienes luchan por su soberanía, sin importarles en lo más mínimo el desequilibrio de una guerra de este tipo. Su pensamiento se sintetiza en la poderosa frase “denos sus bombarderos, señor, y nosotros les daremos nuestras cestas”.
La violencia proviene de ambas partes, pero la de los argelinos es una respuesta ante la opresión colonial que busca la liberación y la francesa un esfuerzo por mantener el poder a toda costa (Lahboub, 2016). De este modo, como postulaba Frantz Fanon en Los condenados de la tierra, el proceso de descolonización es en sí mismo violento, porque para el colonizado “desde su nacimiento, le resulta claro que ese mundo estrecho, sembrado de contradicciones, no puede ser impugnado sino por la violencia absoluta” (1963, p. 18). A través de la cual se crea un hombre nuevo que recupera su humanidad mediante su liberación. Así, la violencia de los argelinos en el film, se manifiesta como el único modo de ganar al colonialismo, un factor a todas luces necesario (Lahboub, 2016).
Finalmente, todos los altos mandos del FLN mueren o son arrestados, pero la película de Pontecorvo no termina con “la heroica” muerte de alguno de ellos. En cambio, el director opta por mostrar los levantamientos que se produjeron en los años siguientes y que llevaron a la independencia definitiva de Argelia. Esto coincide con lo señalado, tanto por Chamberlain (1997) como por Schmidt (2010) sobre la constante resistencia argelina que no paró en los 131 años de ocupación, ya que no estaba limitada por unas figuras exclusivas, sino se encontraba impulsada por una inconformidad rastreable en diversos grupos sociales. No hay un solo rostro que encarne la descolonización en la película, todos lo hacen, la cara de La battaglia di Algeri que expone Pontecorvo es la cara de todo el pueblo argelino.
En conclusión, este film logra dar cuenta de la luchas por la soberanía en Argelia en más de un aspecto. La reconstrucción del relato histórico es detallada y cuidadosa, pues para su realización se llevó a cabo un intenso trabajo de documentación, lo que le da un gran valor a la película “como documento histórico antes que como manifiesto militante” (Broitman & Eseverri, 2015, p. 10). Además, el largometraje logra crear un vínculo con el espectador que invita a un espacio para la reflexión histórica cuando la cinta termina. En La battaglia di Algeri no se presenta ninguno de los bandos desde una posición hagiográfica, se les retrata con una propensión realista y documental. En ese sentido, los argelinos no son representados como santos, pero sí como “personas en pie de guerra hacia una situación cada vez más miserable” (Lahboub, 2016, p. 65). Por lo tanto, Pontecorvo (1966) nos permite observar una visión particular de la historia y acceder a un panorama más consiente de las complejidades presentes en los procesos de descolonización. De esta forma, resulta evidente que La battaglia di Algeri es una película trascendental en el cine anti-colonialista, un clásico cinematográfico cuyo valor llega hasta nuestros días.
Referencias
Aty, M. (2016). Either Triumph or Martyrdom: representation of women in the Algerian Revolutionary-War Movies, the case of The Battle of Algiers. Africana Studia, 26(1), 29–33
Broitman, A. & Eseverri, M. (2015) El estatuto de veracidad en el film La batalla de Argelia (1966). AVATARES de la comunicación y la cultura. 10, 1-10.
Chamberlain, M. (1997). La descolonización. La caída de los imperios europeos. Barcelona: Ariel.
Garcia, L. (1989). Cómo acercarse al cine. México D.F.: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Lahboub, M. (2016). El “otro” en La Batalla de Argel. Blue Gum, 3, 64-69.
Lee, S., Mira, N. & Soderberh, S. [CriterionCollection]. (12 de Noviembre del 2012). Spike Lee, Mira Nair, and Steven Soderbergh on The Battle of Algiers [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=1KstueVVbgI
Musu, A; Saadi, Y. (productores) y Pontecorvo, G. (director). (1966). La battaglia di Algeri. [Cinta cinematográfica]. Italia y Argelia: Igor Film / Casbah Films.
Ferro, M. (2008). El cine, una visión de la historia. Madrid: AKAL.
Saadi, Y. [yacefsaadi]. (8 de noviembre del 2012). Saadi Yacef and Brief History of Algerian-French War. [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=Tg_b7CUvXdg
Schmidt, A. (2010). Frantz Fanon y la vía dolorosa del desarrollo de la nación argelina. Humania del Sur. 5 (8), 67-87.
Rollins, P. (1987). Hollywood: el cine como fuente histórica. Buenos Aires: Editorial Fraterna.
[1] La clasificación dentro de esta corriente cinematográfica corresponde al análisis realizado por Marc Ferro. Véase: Ferro, M. (2008). El cine, una visión de la historia. Madrid, España: AKAL.
[2] Lee, S., Mira, N. y Soderberh, S. [CriterionCollection]. (12 de Noviembre del 2012). Spike Lee, Mira Nair, and Steven Soderbergh on The Battle of Algiers [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=1KstueVVbgI
[3] “Esa era mi vida, Pontecorvo solo recreó lo que realmente hice” afirmó en una entrevista el reconocido líder del FLN, actor y productor de la película Yacef Saadi. Véase: Saadi, Y. [yacefsaadi]. (8 de noviembre del 2012). Saadi Yacef and Brief History of Algerian-French War. [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=Tg_b7CUvXdg