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ISRAEL CRUZ

Profesor de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud

Educar es mucho más que compartir contenido, es sentirme, pensarme y actuar con mis estudiantes y compañeros de trabajo.

¿Quién es Israel Cruz?

Soy bogotano, fisioterapeuta egresado de la Universidad Nacional de Colombia, magíster en Ciencias de la Educación de la Universidad Javeriana de Bogotá; posteriormente, cursé el doctorado en Salud Colectiva en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro en Brasil, gracias a una beca ofrecida por el Gobierno Federal de ese país.

Mis inicios como docente se dieron en el mundo clínico, particularmente, en las unidades de cuidado intensivo de diferentes instituciones hospitalarias de Bogotá,

en las que tuve a cargo estudiantes de práctica del programa de Fisioterapia de la Universidad del Rosario.

Esos primeros acercamientos a la vida universitaria, en condición de docente, tomaron lugar justo en el momento histórico en el que se instalaba en el país la primera “Misión de Sabios”, denominada Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, hecho que sin duda alguna marcó mi decisión de cursar la maestría en Educación, particularmente, dentro de la línea de investigación en diseño y evaluación del currículo.

Allí descubrí que ser profesor universitario era lo que yo quería hacer como proyecto de vida, pues me daba la posibilidad de transformar mundos y generar horizontes de futuro para mi país.


La Universidad del Rosario es el lugar donde he tenido la posibilidad de desarrollar mi proyecto de vida como profesor.


Diana Amador

¿Qué significa para usted ser docente en la universidad del Rosario?

 

La primera cosa que tengo que decir es que en la Universidad del Rosario he desarrollado mis últimos 20 años de vida, es el lugar donde he tenido la posibilidad de desarrollar mi proyecto de vida como profesor.
 
Cuando uno ingresa como profesor o como orador invitado a alguna de las ceremonias que toman lugar en el Aula Máxima en el Claustro, todo se redimensiona, y uno comprende lo que el Rosario ha significado en la historia de este país. Ha sido en esos momentos cuando he pensado: hoy soy yo quien está parado aquí, pero mañana serán mis estudiantes quienes juzgarán mi decir, mi pensar y mi actuar como profesor, y justo ahí actualizo y reconfirmo mi convicción de ser docente en esta institución.

¿Cómo ha sido su experiencia como profesor en la Universidad del Rosario?

 

Después de finalizar los estudios doctorales retorné al país y la Universidad del Rosario me invitó a vincularme para liderar uno de los grupos de investigación del área de rehabilitación humana. En la tesis doctoral había estudiado las categorías discapacidad y exclusión/inclusión social desde la perspectiva de los estudios críticos, hecho que para el caso de la discapacidad en Colombia resultaba novedoso en ese momento.
 
Desde la Universidad del Rosario empezamos junto a profesores de otras escuelas y facultades de nuestra Universidad, a liderar en el país una forma distinta de investigar, comprender y atender la complejidad y diversidad de la situaciones humanas y sociopolíticas que se generan entorno a la discapacidad. Hecho que nos condujo a liderar la formulación de la Política Pública de Discapacidad para el Distrito Capital en el año 2006.

Años después tuve la oportunidad de acompañar al rector en el proyecto colaborativo desarrollado entre la Vicepresidencia de la República y la Agencia de Cooperación Internacional de la República de Corea del Sur (KOIKA) para el diseño, formulación e implementación de lo que hoy conocemos como el Centro de Rehabilitación Integral Inclusiva (CRI) para miembros de las Fuerzas Armadas de Colombia y víctimas del conflicto armado.

¿Cuáles son los logros que considera relevantes en su vida académica, en particular en su práctica docente?

Un par de años después de haberme vinculado a la Universidad, el programa académico de Fisioterapia dio inicio al proceso de reforma curricular, hecho que para mí significo la valiosa oportunidad de aportar en la formulación de una propuesta académica innovadora y de avanzada centrada en la gestión del conocimiento; ese proyecto educativo en la actualidad sigue vigente.

Entre el 2010 y el 2018 fui el director del programa de Fisioterapia, cargo en el que tuve la posibilidad de liderar el proceso de Acreditación Internacional del pregrado ante la Confederación Mundial de Fisioterapia, convirtiéndose así en el primer programa en Latinoamérica en alcanzar la Acreditación Internacional plena otorgada por ese organismo, y, en consecuencia, dando crédito al compromiso que esta comunidad académica tiene con la calidad de la educación que se imparte en el Rosario.

A partir de este periodo académico 2021, esperamos dar inicio nuevamente al proceso de reforma curricular.

¿Qué aspectos han marcado su trayectoria como profesor en la UR?

Tengo que agradecerle al Rosario que me enseñó a entender una dinámica del mundo académico que yo desconocía por completo.

Tuve la oportunidad de estar a cargo de la dirección del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud (CICS) de la Escuela de Medicina, que para ese entonces, año 2008, también vinculaba a la Red de Hospitales Universitario MEDERI, hecho que sin duda constituyó una oportunidad invaluable de aprendizaje en pensamiento estratégico, gestión administrativa y financiera, comprensión de asuntos jurídicos y entender que la vida institucional demanda escucha activa y capacidad de negociación con diferentes actores del mundo universitario, para mí ese ha sido un aprendizaje nuevo de lo que implica ser miembro de esta universidad.

Diana Amador

¿Cuál es su aporte a la Universidad y a los estudiantes?

 

El compromiso con el cumplimiento de la misión y el desarrollo de los objetivos, los planes y las estrategias de aprendizaje. Estar comprometido y convencido de que podemos llevar a cabo lo que hemos planteado a pesar de los obstáculos que eventualmente debamos sortear, todo en pro de lograr la docencia, investigación y extensión de calidad.

Es la posibilidad de decirle a la sociedad colombiana y a nuestros estudiantes que en la Universidad del Rosario se vive la honestidad y la transparencia como una de las diadas de valor más preciosas, es decir, cumplimos con calidad y excelencia lo que prometemos.

Sentir lo que pasa por tus venas en una ceremonia de grado en el Aula Máxima. Te paras allí y dices son siglos pasando por tus ojos en cuestión de minutos, ¿cuántas personas?, ¿cuántos acontecimientos?, ¿cuántas decisiones fundamentales para la historia de este país? Estamos tejiendo historia aquí y ahora, lo que finalmente hoy estamos logrando con estos jóvenes que se gradúan marcará la historia y eso es una responsabilidad muy grande que debe ser encarada con honestidad y transparencia.

¿Qué lo inspira a enseñar?

 

Me inspira la posibilidad de educar para transformar, es decir, ser divergente para transformar personas, aquellas que van a ser la generación de relevo. Le aporto el país con esa convicción. Educar es mucho más que compartir contenido, es sentirme, pensarme y actuar con mis estudiantes y compañeros de trabajo en todas las dimensiones del ser persona: lo corporal, lo ético, lo emocional y lo cognitivo. Me inspira pensar que al recibir el diploma los estudiantes parten como personas éticas que van a transformar el país y van a modificar realidades nacionales sobre las cuales debemos actuar y tener compromiso.


israel.cruz@urosario.edu.co
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Diana Amador