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Margarita Guzmán

Profesor principal de carrera, Unidad de Patrimonio Cultural e Histórico

No hay nada más importante que todos hagamos lo que nos gusta, con lo que nos sentimos felices, eso permite realizarnos y así hacer cosas por los demás.

¿Quién es Margarita Guzmán?

Comencé siendo profesora hace muchos años, desde que estudié mi primera carrera. Recién terminé fui profesora de diseño de interiores y después, alrededor de 1998 entré a trabajar en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Allí estuve durante siete años y tuve a cargo asignaturas como teoría del color, diseño básico y dibujo.

Soy pintora y tuve un taller de pintura por muchos años, en el que también dictaba clases particulares de pintura y dibujo; siempre estuve en contacto con estudiantes. Durante varios años trabajé en diferentes universidades dictando también varias asignaturas relacionadas con diseño y composición o expresión; podrían ser similares las cátedras, pero enfocadas a diferentes estudiantes. Desde 2008, cuando entré a hacer la Maestría en Museología y Gestión de Patrimonio con el proyecto sobre el museo de la Universidad del Rosario, me dediqué exclusivamente al Rosario.

Desde mi juventud siempre había pensado que en un museo uno puede aprender muchas cosas y uno puede enseñar, pero no había dónde estudiar nada relacionado con museos. A principios de este siglo empezaron a aparecer estudios en museología, pero todos eran por fuera del país. Exploré posibilidades de ir a España; México o Canadá donde existían estudios de posgrado; inclusive estuve a punto de irme a Barcelona, pero eso implicaba dejar absolutamente todo aquí y no era nada fácil.

Desde el año 2003 me vinculé al Rosario como profesora por hora cátedra, y estuve trabajando bajo esta modalidad hasta el 2008, año en el que me vinculé de tiempo completo. En el 2008 se abrió la maestría en la Universidad Nacional y me presenté con el proyecto del Museo de la colección del Rosario. Ingresé a apoyar la cátedra Rosarista con una cátedra que enseñaba la Historia de la Universidad desde el arte y patrimonio en el Colegio Mayor, esta cátedra tenía además un componente importante en historia del arte colombiano. A partir de un retrato podía yo hablarles del arte colombiano, de los artistas, del personaje retratado y de la historia institucional.

Terminé mi maestría y mi tesis sobre el Museo un espacio para la eduación, fue un diagnóstico muy juicioso del potencial que tenía la colección del Rosario, que es absolutamente única en el país. Todo estos años he sido profesora y he seguido dictando cátedras, entonces ya no dicto la cátedra Rosarista, porque esa ya no existe en el pensum que hay aquí en la Universidad, pero he seguido dictando historia del arte, apreciación del arte, también algunas cátedras de dibujo de expresión y creatividad.


Desde mi juventud siempre había pensado que en un museo uno puede aprender muchas cosas y uno puede enseñar, pero no había dónde estudiar nada relacionado con museos.


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¿Qué significa para usted ser docente en la universidad del Rosario?

 

Para mí ha sido muy importante ser docente en el Rosario porque he tenido estudiantes de todas las facultades. Ha sido una experiencia maravillosa, que además ahora con el Museo la siento mucho más profunda. A mí me buscan estudiantes de la escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, de la Escuela de Administración, de todas las facultades y eso ha sido muy especial para mí. Yo creo que es un honor trabajar en la Universidad del Rosario.

He reunido mis conocimientos en el Museo y los aplico a diario, yo diseño las exposiciones, armo los guiones, diseño las actividades y desarrollo proyectos y con las visitas enseño. Así he ido aprendido de la historia de la Universidad relacionada con la historia nacional, pues la colección del Rosario tiene un potencial increible, hay muchas cosas que descubrir y mucho por hacer y mucho que enseñar. Adicionalmente, otro aspecto que es muy importante para mí es la gestión y la conservación del patrimonio cultural parte fundamental del proyecto del Museo que educa.

Aquí en el Rosario el patrimonio está representado en el Claustro, en la historia institucional, en las obras de arte, en cada rincón del Rosario. El patrimonio lo vivimos a diario y es posible estudiarlo profundamente. Para mi ser docente del Rosario significa la oportunidad de conocer y entender cada vez más a fondo nuestro país, visto desde la historia, los personajes, y en forma importante desde los estudiantes. En mis clases inicio preguntadoles de qué región vienen, qué les gusta, cuáles son sus expectativas y anhelos, todo para mi es importante en mi curso actual de apreciación del arte.

¿Cómo ha sido su experiencia como profesora en la Universidad del Rosario?

Nuestra vida ha cambiado en este siglo. Cuando comencé a dictar clases no existía el internet, todo giraba alrededor de una busqueda en libros y sacando resúmenes, iendo a las bibliotecas a investigar; por ejemplo, para historia del arte había unas enciclopedias maravillosas, tocaba tomar fotografías de los libros y usar filminas, esas eran las herramientas para dictar una cátedra. Tengo cajas enteras de diapositivas de imágenes de libros, esas ya no las uso, era otro mundo completamente diferente. El mundo de la virtualidad y del internet ha cambiado todo.

Las relaciones con los estudiantes son diferentes, las herramientas y estrategias pedagógicas son muchas y variadas. Pero al final de todo, sigo disfrutando de anecdotas geniales. Continúo encontrandome con estudiantes después de varios años que me recuerdan.

Recibo correos de estudiantes agradeciendo lo que aprendieron en mis clases. Hace unos cinco años estaban haciendo la renovación del edificio Jockey y entre los arquitectos estaba una estudiante que tuve y que me reconoció: “usted fue profesora mía en la Tadeo y me dictó teoría del color”, me contó que terminó arquitectura y además mencionó que nunca olvidaría mis clases y todo lo que había aprendido de mí; eso es algo increíble.

Hace poco un joven que nos ayudó con unas piezas de la exposición para el Bicentenario en noviembre de 2019, estudió conmigo dibujo de animales en la Universidad Javeriana. Lo reconocí pues tiene una pinta muy especial, inolvidable, aunque he tenido en todos estos años muchos estudiantes.

En el Rosario, aunque no teníamos artes, he tenido la posibilidad de acercar a los estudiantes aun mundo más sensible, que muchas veces reconocen sus capacidades y un potencial artistico. Los estudiantes de las clases electivas que, aunque nos veíamos solamente dos horas a la semana, han logrado descubrir su vena artística. Eso a mí me parece maravilloso. Tuve un estudiante dibujante autodidacta y pintor magnífico, que estudió Jurisprudencia y cuando terminó su carrera, consiguió una beca y está estudiando artes en Europa. No hay nada más importante que todos hagamos lo que nos gusta, con lo que nos sentimos felices, eso permite realizarnos y así hacer cosas por los demás.

¿Qué aspectos han marcado su trayectoria como profesora en la UR?

 

De mi paso por la Universidad han quedado muchas cosas buenas; las personas que he conocido, lo que he aprendido y lo mejor poder trabajar con la colección del Rosario que es muy importante en el panorama cultural de nuestro país.

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En el Rosario, aunque no teníamos artes, he tenido la posibilidad de acercar a los estudiantes aun mundo más sensible, que muchas veces reconocen sus capacidades y un potencial artistico.


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¿Cuál es su aporte a la Universidad y a los estudiantes?

 

Creo que mi aporte a la Universidad y a los estudiantes ha sido mi dedicación y amor por la institución. Creo que lo más importantes es contagiar todos esos sentimientos que si se pegan seguramente lograrán enamorar a todos los rosaristas. Yo me considero muy rosarista.

Por otra parte desde mi trabajo actual, creo que establecí las bases para el Museo de la Universidad del Rosario, para educar y formar conciencia de la importancia del patrimonio cultural. Esto implica muchas actividades; tales como, conservar el patrimonio, divulgarlo por medio de las exposiciones, involucrar a la gente con el Claustro y conservar la memoria.


A mi me inspira a enseñar la posibilidad de poder aportar a las personas nuevas ideas que mejoren sus capacidades de elegir y decidir en forma autonoma y con criterio.


¿Qué la inspira a enseñar?

 

A mi me inspira a enseñar la posibilidad de poder aportar a las personas nuevas ideas que mejoren sus capacidades de elegir y decidir en forma autonoma y con criterio.

A diario doy gracias a la vida por tener oportunidades como estas, la posibilidad de estar con estudiantes y de trabajar en una institución tan importante como el Rosario, el privilegio de conocer la gente con la que yo trabajo y de poder gestionar el patrimonio cultural de la Universidad me mueve todo, me mueve todo de verdad.

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