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El martirio de Justo y Pastor

El martirio de Justo y Pastor

Un libro de coro del siglo XVIII nos cuenta la admirable historia de dos mártires del cristianismo. Arte y culto se unen en un folio de pergamino.

En un tiempo de transición del paganismo al cristianismo, quienes declaraban su fe se exponían a pagarlo con su vida. Así les ocurrió a Justo y Pastor, cuya historia se divide en dos partes: la crónica de su martirio y el culto de sus reliquias. Iniciemos, pues, por el final.

Urbicio, caballero francés nacido en Burdeos, de paso por lo que entonces era Complutum y hoy llamamos Alcalá de Henares, rinde culto a las reliquias de dos mártires, niños: Justo y Pastor. Ante la inminente invasión musulmana y la consiguiente ruina del Imperio, Urbicio lleva consigo las reliquias a Narbona, allende los Pirineos. No demoran allí y trasponiendo la montaña, pasan a Huesca y cierran un milenario exilio en 1568, cuando Pío V ordena que retornen a suelo natal. Día de fiesta en la ciudad, que dedicó toda clase de homenajes a sus ilustres hijos. Entre ellos, obras de teatro para representar la vida y martirio de Justo y Pastor. Hermanos de siete y nueve años, respectivamente, hijos de Vidal, soldado romano que murió, a su vez, martirizado por la fe. Tres nombres, tres santos. Ante el gobernador Daciano, los vástagos se presentaron a dar testimonio de su fe. El mandatario pretende forzarlos a la apostasía mediante el tormento de azotes; como se mostraron inmutables, el gobernante decidió ejecutarlos, de noche y clandestinamente, mandando degollarlos el seis de agosto de 306. La roca donde apoyaron la cabeza conserva las huellas del martirio y el lugar recibe el nombre de Campo laudable[1].

Justo y Pastor, mártires.

La historia de su martirio está atestiguada en autores antiguos como el poeta Prudencio, cuyo Peristephanon se publicó hacia 404-5, una colección de himnos a mártires. Allí existe una mención suya:

Sanguinem Iusti, cui Pastor haeret,

ferculum duplex geminumque donum

ferre Complutum gremio iuvabit

membra duorum.

Alcalá de Henares gozará en llevar en su regazo la sangre y el cuerpo de Justo y Pastor, su compañero, doble ofrenda y regalo[2].

Otro testimonio antiguo, más amplio y en prosa, lo pone el hagiógrafo Adón de Vienne (siglo IX)[3].

La historia de los niños mártires se desarrolló en la liturgia cristiana y a continuación les presentaremos un testimonio, transmitido en un libro de coro o antifonario del siglo XVIII. La transcripción es fiel al original y la traducción es nuestra.

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Primeros folios de la historia del martirio de Justo y Pastor. [Libro de Coro de himnos Marianos de Santa Coleta]. AHUR, vitrina libro 67.

 

Iustus et Pastor fratres pueri cum præsidis sævitias viri perhorrescerent, sponte ad martyrium cuccurrerunt.

Ps. Dominus reg[navit].

Pastor et Iustus fratres, cum pueri adhuc litteris imbuerentur, proiectis in schola tabellis, veram sapientiam sunt sequuti.

Ps. Iubilate. Antistropha.

Iustus Pastorem alloquitur: noli frater mor- [Folio] tem corporis nec tormenta, quæ nobis parata sunt, pertimescere.

Ps. Deus, Deus meus. A.

Dixit Pastor Iusto fratri. libenter me tibi martyrii socium præbeo, ut simul huius certaminis gloriam consequamur.

Ps. Benedicite.

Pueri et iuvenes, senes cum iunioribus laudent nomen Domini, alleluia.

[Folio] Ps. Laudate Dominum.

Hymnus

Sacra victorum monumenta fratrum supplici voto renovamus, et te martyrum virtus canimus qui in illis Christe triumphas.

Hodie duplex tibi consecrat victima, hostili temerata cultro. Utraque internas animante vires uritur igne. Ultro ad immitem properat tyrannum, utraque intentos cupit ire in enses. Nulla vis cogit iugulum minaci subdere ferro. Prodeunt una genitricis alvo. Tempore ad palmam rapiuntur uno. Et duplex agnus laniatus unam imbuit aram. Excipe ex nostris Deus alme templis vota, solemni geminata ritu. Quique adhuc stillat veteri recentem morte cruorem. Gloria æterno Genitori, et eius sit coæternæ Soboli, iugisque laus Para-

[Folio] clito, qui ab utroque manat numine sacro. Amen.

Ad Benedictus Antistropha.

Super petram duæ victimæ Christo gratissimæ Iustus, et Pastor iugulati sunt, et corpora eorum in pace honorifice sepulta sunt alleluia.

Ps. Benedictus. In secundam vesperam Antistropha et Psalmus ut in primis loco ultimi psalmi Credidi.

Isti sunt duo novelli agni, qui nec minis iudicis deterriti, nec virium teneritate defessi us-

[Folio] que ad mortem tormenta passi sunt. Alleluia.

Magnificat.

 

 

Justo y Pastor, niños hermanos, cuando los hombres temían la sevicia del gobernante, espontáneamente corrieron al martirio.

Salmo: el Señor reinó.

Los hermanos Pastor y Justo, niños que se iniciaban en los estudios, dejando de lado sus cartillas en la escuela, siguieron la verdadera sabiduría.

Salmo. Alegraos. Antístrofa.

Justo exhorta a Pastor: ¡No temas, hermano, la muerte corporal ni los tormentos que nos están preparados!

Salmo: Dios, Dios mío. Antístrofa.

Dijo Pastor a Justo, su hermano: ¡De buena gana me asocio a tu martirio para que alcancemos la gloria de esta prueba!

Salmo: Bendecid.

Niños y jóvenes, ancianos y mayores, alaben el nombre del Señor: ¡aleluya!

Salmo: Alabad al Señor.

Himno

Repetimos los sacros monumentos de los hermanos con humilde voto y te cantamos, Cristo, mártir de virtud que en ellos triunfas.

Hoy se te consagra víctima doble, ultrajada por hostil acero. Ambas se abrasan en el fuego que las fortifica, se ofrecen al inexorable tirano buscando el desnudo acero: ninguna fuerza los lleva a poner la garganta al peligroso hierro. Nacidos del vientre de una madre, a un mismo tiempo se le arrebatan con premio. Un doble cordero sacrificado mancha un altar. ¡Recibe, Dios, los votos de nuestros templos, duplicados en solemne rito, que aún mana sangre fresca de antigua muerte!

¡Gloria al Padre eterno y alabanza continua al Hijo y al Espíritu Santo, que procede de persona sagrada! Amén.

Benedictus. Antístrofa.

Sobre la piedra, Justo y Pastor, dos víctimas gratísimas a Cristo, fueron degolladas; sus cuerpos yacen sepultados pacífica y honrosamente. ¡Aleluya!

Salmo Benedictus. Salmo y antístrofa para la segunda víspera, como en la primera en lugar del último salmo Credidi.

Estos son dos corderitos que, sin temer las amenazas del juez y no obstante sus tiernas fuerzas, soportaron el tormento hasta la muerte. ¡Aleluya!

Magnificat.

 

En la recopilación de Bonifacio Lahoz[4], los himnos XCVIII-C tratan de los niños santos, el último de los cuales es precisamente el Sacra victorum monumenta fratrum. Presenta una traducción con notas e indica que el himno se compone de versos sáficos y adónicos.

Las indicaciones prosódicas de Lahoz son muy útiles por lo descriptivas. “Estrofa” palabra griega, significa “conversión, reversión”, es decir, el conjunto de versos que hay hasta que se vuelve al primero, al origen del grupo. En español, “copla” o “estancia”. Se dice verso sáfico por haberlo inventado la poetisa Safo, consta de once sílabas (endecasílabo); a su vez, dividido en cinco pies: coreo – espondeo – dáctilo – coreo – coreo. El verso adónico consta de cinco sílabas, repartidas en un dáctilo y un espondeo.

En el himno apuntado (y en la cita de Prudencio), la estrofa se compone de tres sáficos y un adónico, así:

Sacra / victo/rum monu/menta / fratrum

suppli/ci vo/to reno/vemus / et te

marty/rum vir/tus cani/mus qui / in illis

Christe tri/umphas.

retablo-de-los-santos-en-olleros

Retablo de los santos en Olleros de Pisuerga (Palencia, España). Foto: Wikipedia.


 


[1] González, L. (2008). Los Santos mártires Justo y Pastor. Transmisión y praxis cultual en España en la segunda mitad del siglo XVI (1568). Criticón, 102, 55-67.

[2] Citado por González, 2008.