Skip to main content

Metano, ciclópeas y anormalidad: ¿por qué los embalses no serían solución a la sequía ocasionada por el cambio climático?

Ricardo Andrés Roa-Castellanos

Metano, ciclópeas y anormalidad

Instrucciones previas de lectura:
Antes de empezar a leer, querido lector, 1) retírese cuidadosamente los posibles prejuicios ideológicos, sean estos de izquierda, centro, derecha, o del oficio al que se dedique. 2) Remueva la idea de que el Cambio Climático (CC) será un problema para sus nietos, pues será evidente que Ud. ya lo está viendo y sufriendo. 3) Despliegue la confianza hasta entender que este problema, como tantos otros, puede solucionarse con la unión y trabajo perfeccionado de todos. Críticas aquí presentes, que ya fueron auto-críticas, son 100% constructivas y se realizan con buena voluntad para mejorar la respuesta social al problema. Ahora sí:

INTRODUCCIÓN
“La selva tiene más ojos que hojas”
Refrán de la Amazonía
 
En el artículo anterior fue exaltada la perspectiva transdisciplinar al abordar problemas ante la preocupación sobre el Cambio Climático (CC). Dicha ampliación de miras hacia análisis causales y sistémicos se hace cada vez más urgente. Bajo esta perspectiva, el todo supera la mera suma material de las partes debido a sus interrelaciones e interacciones.
 
Con este ejemplo acuciante, “bajemos a Tierra” la importancia teorética de ese método. Al momento de escritura de este artículo los embalses colombianos bajaban de un 50% de su capacidad debido al intenso fenómeno de “El Niño”[1], concurriendo con inusitadas altas temperaturas, incendios, etc.
 
Con todo y el sesgo de su disciplina, los encargados administrativos de los embalses nacionales percibían que la afectación en los cuerpos de agua regionales en inmediaciones con el Océano Pacífico (“occidente del país”) era mayor que en el resto del país, las capacidades allí, simultáneamente, estaban a menos de un 27%[2]. Veamos y ensamblemos otras partes:
 
 
DESEQUILIBRIO DEL SISTEMA CLIMÁTICO REFORZADO POR UN ACTUAR INSTITUCIONAL
 
El Niño, cuyo aumento de frecuencia e intensidad hace parte del Cambio Climático, es un evento meteorológico que se origina en el calentamiento de las aguas superficiales del Océano Pacífico


 
Debido a la reciente estructura del conocimiento humano, basada en una excesiva especialización que olvida las panorámicas generales, la realidad integral entre tanta rendija se nos ha escapado. Se tiende a creer y a tratar los distintos sucesos como hechos aislados e inconexos entre unos y otros. De ahí la necesidad del enlace transdisciplinar.
 
El clima evidencia que la naturaleza está integrada en una gran y articulada sistemática, donde la normalidad es el asiento funcional estable para la supervivencia, lo que supedita a los sistemas humanos que son igualmente naturaleza.
 
El Niño Southern Oscillation (ENSO por sus siglas en inglés) es una alteración geológica que sirve como ejemplo cognitivo, pues en él, perturbaciones en América pueden afectar el clima también asiático[3] o mundial[4].
 
Indonesia, por ejemplo, ha sido arrasada por múltiples incendios en la temporada 2015-2016. Las sequias a consecuencia de El Niño llegan a afectar a la India y al norte de Rusia. Los vientos monzones y la cantidad de tifones se ven aún más atípicos al verse afectado el sistema de refrigeración bioclimatológica americano que amortigua el ENSO[5].
 
Como puede notarse también en los anteriores videos, su sistema refrigerante aéreo y termodinámico son los bosques tropicales (Rainforests) sobre el Pacifico colombiano y el Amazonas.


 
Colombia, como otros países andinos y mesoamericanos con selva, es uno de los países responsables de ello por contar con mayor cantidad de bosques tropicales nubosos (cloud forests) y páramos por sus cordilleras. Estas estructuras contribuyen a la termorregulación del Pacífico. Tal efecto climático -de este tipo de vegetación y ecosistemas- se conoce como la “Bomba biótica”.
 
En este fenómeno atmosférico, la temperatura ambiente, el vapor de agua, su condensación, las plantas y su evapotranspiración asociada inciden en los vientos, humedades temperaturas y precipitaciones (Makarieva, Gorshkov y Li, 2013). En Geociencias, tales desplazamientos de agua llegan a ser llamados “Ríos aéreos” debido a su magnitud (Poveda, Jaramillo y Vallejo, 2014). Un área de corona arbórea de 10 metros2 puede transpirar 1134 litros por día. Saben los meteorólogos que la Amazonía puede estar transpirando 20 billones de toneladas de agua al día, es decir, tal cantidad de agua es subida a la atmósfera y mantiene el equilibrio funcional climático actuando tanto como pulmón y corazón aéreo e hidrodinámico para el Océano Atlántico y Pacífico (Donato, 2014).
 
A diferencia de otras formaciones boscosas, dichas vegetaciones nubosas son muy biodiversas por cuanto combinan musgos, líquenes, helechos, arbustos, árboles de pequeño, mediano y gran porte, y una fauna que la mantiene en movimiento y replicación para atrapar la humedad con un 20% más de efectividad que otros tipos de bosques. Las especies únicas de esta zona “llaman” o atrapan el agua, que como neblina y vapor se condensan como goteo que igual la baja a tierra reteniéndose –función de atrapa-nieblas naturales o watershed function- en beneficio también del suelo. De las zonas originales de bosque nuboso queda menos del 20% debido a la deforestación (Costin y Wimbush, 1961; Doumenge, et al., 1995; Armanteras et al., 2003; Foster, 2001).
 
Estos conjuntos están siendo destrozados por la tala y la minería promovidas institucionalmente desde políticas “progresistas” de desarrollo convencional (Locomotora minera en PND de Colombia, deforestación de reservas ambientales en la selva amazónica ecuatoriana (Yasuní) para extracción de petróleo[6], de oro e hidrocarburos en el Perú[7], de arroz agroindustrial, gas y petróleo en Bolivia[8], de tierras arables por parte de cultivos de soja y para adjudicación a colonos “grileiros” sin tierra (aquellos que tumban monte para apropiarse de terrenos baldíos) en Brasil[9], o para obtención de cultivos ilícitos en todos los anteriores países, etc.).
 
Al respecto, la conveniente prohibición  de explotaciones mineras con licencias ambientales expedidas por la ANLA sobre zonas ambientales “protegidas” de paramo (áreas donde se originan la mayoría de los ríos andinos y se asientan varias estrellas fluviales) por parte de la Corte Constitucional, llegó tarde y nunca debió haberse permitido[10].
 
La minería no sólo vierte tóxicos a las aguas. Lo que es peor, arranca todo el manto fértil destruyendo la vegetación terrestre asociada a ese Humus (Ver Fotografía 1) de donde incluso viene la palabra “humano”.

Fotografía 1. Minería a cielo abierto. Fuente aquí

Tres graves daños sistémicos se causan: 1) Las formas vivas que mueren en ese proceso pasan a ser MATERIA ORGÁNICA EN DESCOMPOSICIÓN la cual libera a la atmósfera CO2, Metano y vapor de agua catapultando el efecto invernadero y el CC. 2) Su función como retenedores de Carbono o de agua en sus cuerpos, de productores de Oxígeno y de generar cambios gaseosos en el caso de los organismos con clorofila (vegetación, algas y bacterias cianofíceas) se pierde con su muerte. 3) La función biofísica de sombrilla-esponja que oscurece el medio (baja la temperatura y retiene la humedad hacia el suelo, promoviendo la infiltración y llenado de acuíferos profundos) también se pierde al desnudar esas tierras: sin estas esponjas las fuentes de agua a la larga se pierden.
 
Ahora bien, desde hace décadas, la política, al tiempo que perdía el rigor académico que caracterizaba a los llamados “estadistas”, ha pasado a entorpecerse funcionalmente con luchas ideológicas enmascaradas en guerras de toda clase y marketing político, centrándose sólo en el inmediatista presente. La labor política es reducida así a una ignota acción de vanidad, interés económico y de “apagar incendios”, literal y metafóricamente hablando. Esta inadecuada política ha sumido a la sociedad en estados de crisis permanentes.
 
Las secuelas del incrementado El Niño por la lógica extractivista institucionalizada, se han unido a otras destrucciones de la infraestructura ecológica que repercuten en la dinámica climática. Casos tipo La Colosa, Santurbán, o las mortandades de miles de chigüiros, reses, reptiles y demás fauna silvestre en el Casanare producto de la minería[11] al pulular la filosofía maquiavélica del “todo vale” en distintos ámbitos, corroboran lo dicho. 
 
Las autoridades ambientales se han dedicado a disculpar o justificar las acciones/inacciones gubernamentales al decir falsamente que estos sucesos son “normales” ante el estupor de ciudadanos que nunca han visto tales catástrofes en sus regiones[12].
 
Los respetados funcionarios, entretanto, fuera de menospreciar los síntomas ecológicos[13], han destinado su valioso tiempo a pensar en volverse “ciborgs”, “irse del país” si las políticas gubernamentales que son responsabilidad de ellos no funcionan (¡!), o a “jugar a ser otros” y aleccionar en temas de género e identidad[14]. Las poblaciones biológicas mientras tanto se marchitan, mueren o se queman, sin planes nacionales de prevención, sino de precaria “contingencia”[15].
 
ADVERTENCIAS DEL EMBALSE CALIMA EN CONTEXTO
 
Que Cundinamarca vea como “solución” y planee públicamente, el megaembalse de Calandaima en la Provincia del Tequendama (Sumapaz), que costará 60.000 millones de pesos[16], en adición a otros 7 proyectos de esta clase y redes de acueductos, sin garantizar el agua que corra por ellos, con un costo superior a 350.000 millones de pesos[17], significaría no haber aprendido varias lecciones y desconocer la causa dinámica del problema fuente.
 
Una de las lecciones es la del embalse de Calima, erróneamente llamado “lago” (los lagos son naturales; las represas, embalses, o los denominados pantanos -en España- son obra de la ingeniería).
 
Este fue justamente un proyecto hidroeléctrico de 1961 construido con buena intención por Jaime Santamaría[18], inaugurado en 1966, cerca al Océano Pacifico, en el Valle del Cauca, que inundó una zona verde viva de 13 kilómetros de longitud por 1,5 de ancho. Según los relieves, aproximadamente un área de 2000 hectáreas[19].
 
Toda esa vegetación subyacente pasa a ser materia orgánica en descomposición una vez los terrenos se inundan: pero también cada vez que desciende el nivel de agua, es decir, una fuente continua, liberadora de gas Metano y de CO2 dados los procesos de descomposición propios de los embalses (Fearnside y Pueyo, 2012; Chen et al., 2012; Chen et al., 2015).
 
Sin embargo, en la perspectiva mono-disciplinar de la ingeniería, se consideraba que la electricidad producida por hidroeléctricas era “energía limpia” o no contaminante.
 
El anterior punto de vista, ya está totalmente revaluado para latitudes tropicales (incluso en zonas con estaciones, el incremento de temperatura ambiental podría reactivar la emanación masiva de CH4 controlada hasta ahí por columnas de bacterias). La emisión de metano también es notoria en embalses con alta cantidad de materia orgánica descomponible –como es el caso latinoamericano en cuestión- (Pacheco, et al., 2013; de Faria, et al., 2015; Bergier, et al., 2014; Sobek, 2014).
 
La cantidad de lluvias, ciertamente, determina el estado de llenado de esta clase de embalses[20].
 
¿Pero y si no llueve? El Niño se caracteriza por aumentar la temperatura ambiental (calor absorbido por el océano que se calienta más [Gráfica 1]) tras el calentamiento del Pacífico, ampliar la pérdida de zonas arbóreas (dada por tala, incendios, etc.) la cual a su vez incide en mermar el régimen de lluvias. Su efecto rebote La Niña también las disminuye.
 
Microclimas conexos, climas regionales y el clima global varían así intensificando el fenómeno. Bajo esa dinámica, se explica el incremento en la fortaleza del ENSO.

Gráfica 1. Papel de los Océanos como receptores y amortiguadores de efectos fisicoquímicos y termodinámicos relacionados con el CC. Dichas propiedades en la Historia geológica potenciaron la creación atmosférica pero también extinciones masivas, hoy son co-factor de fenómenos meteorológicos como El Niño (Fuente: Reporte AR-5 Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático-Profesor Marco Antonio Herrera García de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla-México)

Con cada fenómeno de “El Niño” acortando su periodicidad a medida que más deforestación se ha permitido institucionalmente, el desecamiento del Embalse Calima ha ido a más, hasta los extremos dantescos actuales (para ver la galería de fotos, ir a pie de página[21]):
 
El otrora ecosistema verde, luego inundado, ante las bajas de agua (drawdowns en el término técnico en inglés) es hoy terreno erosionado, donde mueren hasta las bacterias metanotrópicas, haciendo de este cambio un mecanismo reiteradamente productor de Metano (CH4) al re-inundar población vegetal creciente, que como referencia en otras pérdidas de nivel del agua catapulta también el CO2 (+146%) y el N2O (+946%) con cada oscilación (Freeman et al., 1993; Strack et al., 2004 y 2007).
 
Como puede verse en la tabla siguiente, Metano, Óxido Nitroso y Dióxido de Carbono son los más destacados y frecuentes Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la tropósfera, por la absorción que hacen de rayos infrarrojos solares, que aumenta más la temperatura en un círculo vicioso que se incrementa en el tiempo.
 
Además, con mayor calor, sube la evaporación de agua y la sublimación del hielo de las nieves perpetuas (descongelación), produciendo más “vapor de agua”, calor y entropía.

Tabla 1. Principales Gases de Efecto Invernadero (GEI) y potencial de generación de CC.

Anotemos que la frecuencia de repetición del fenómeno de “El Niño” se ha incrementado en la medida que el calor atmosférico es absorbido por los cuerpos de agua, doblándose su cantidad medida y su evaporación[22]. Ese ciclo vicioso acorta sus tiempos de aparición[23].
 
Sí, antes fenómenos muy fuertes de “El Niño” se presentaban cada 50 años, de acuerdo con estudios del MinAmbiente de Perú, ahora la categoría “muy fuerte” se ha visto aumentada con una frecuencia cercana a 15 años, disminuyendo más su intervalo de presentación para proyecciones a futuro, de continuar el cambio climático[24].
 
Hablamos en el artículo anterior que las masivas mortandades de peces en la represa del Quimbo y en diferentes geografías del país, al ser MATERIA ORGÁNICA EN DESCOMPOSICIÓN, aumentan los problemas ambientales. El metano, cuya producción así por parte de las vacas es pírrica, para la tafonomía (con F) puede entenderse como uno de los gases de la muerte.
 
Las dos arterias fluviales mayores de Colombia –ambas nacidas en el Macizo colombiano al “occidente” del país-, el rio Magdalena y el Cauca[25], se disminuyeron bajo El Niño 2015-2016, hasta la pérdida de su capacidad fluvial[26] mientras el país debatía la puesta en marcha de la Hidroeléctrica del Quimbo, en Huila: Obra impuesta por política, sin la obligante instancia de la Consulta Previa a los habitantes locales de esa región (según las declaraciones del gobernador del departamento en letra pequeña[27]).
 
La dantesca merma de la profundidad del Rio Magdalena tuvo menos de 40 centímetros en las primeras semanas de Enero, perdiendo su capacidad fluvial[28]. Por medio de los cálculos de Cormagdalena se estableció que efectivamente al abrir las compuertas del Quimbo, podía aumentarse en 30 centímetros el cauce del Magdalena[29].
 
Puede verse desde distintos ángulos que la construcción de embalses, presas, represas o pantanos no sólo disminuyen la cantidad de vegetación terrestre que regula la Evapotranspiración con el Pacífico. Libera carbono almacenado por toneladas, previamente estructurando biomasa como árboles vivos y seres vivos al inducir su muerte. Además, favorece -desde las aguas represadas- la posterior emanación masiva de Metano, gas 21 veces más poderoso que el CO2 como GEI (IPCC, 2001).
 
Las fuentes de los 6 principales GEI considerados en Kyoto, no incluyen a las 31 000 represas mundiales como fuente del gas metano (Bergier et al, 2014). Tampoco a los cadáveres, como fuente directa de gases tras mortandades de las diversas especies[30].
 
¿CICLOPES O VISIÓN COMPUESTA?
 
En suma, hay que desactivar la posible prepotencia, indiferencia hacia otros campos y excesivo celo de las miradas monodisciplinares, vengan estas de la física, la ecología, la economía, la ingeniería, la ciencia política o cualquier otro campo irrestrictamente “purista”. Tales purismos han agravado los procesos sistémicos de descomposición funcional.
 
Tales tomadores de decisiones, con buena intención, pero en sus respectivos monismos disciplinares recordarían desde características simbólicas a los gigantescos Cíclopes. Tenebrosas creaturas de “bruscas emociones” –como los describiera Hesíodo-. Eran a la postre homicidas  (Odisea, Canto IX; Eneida, Libro III; Metamorfosis), con tendencias aberradas y consumían a los hombres (El Ciclope, de Eurípides). Por medio de sus creaciones técnicas, los “rayos asesinos”, inclusive los Ciclopes provocaron la muerte del mismo Asclepio, dios griego de la Medicina, motivo que respectivamente les costó la vida de mano del vengativo padre de Asclepio, es decir, Apolo, dios del sol e hijo de Zeus, y la ceguera total a Polifemo de manos de Ulises/Odiseo. ¿Metáforas epistemológicas de lo que está pasando?
 
En Óptica –rama de la Física- es sabido que la visión monocular (un solo ojo) imposibilita la correcta percepción de la profundidad. No ser exacto, o no dar en el blanco, es la consecuencia práctica. La estereopsis se basa en que desde los dos puntos de vista que conjugan ambos ojos, es posible desarrollar una correcta visualización tridimensional, característica conocida como “visión estereoscópica” de los vertebrados más evolucionados.
 
Pues bien, los ojos compuestos de los artrópodos –menos evolucionados- por medio de omatidios y ocelos, les permiten escapar -veloces- de riesgos de muerte infligidos por los anteriores superándolos, al ver desde diversos ángulos integrados (Campbell & Reece, 2007).
 
ENTONCES ¿QUÉ HACER?
 
Se debe cesar la insostenible tala, o pérdida de zonas verdes, y tejer desde sus fronteras biomas no comerciales. Hacer redes municipales de viveros para la construcción de bosques nubosos miméticos (a imitación de los naturales), huertos leñeros en combinación de estufas ecoeficientes, murallas forestales biodiversas, cercas vivas y edificación de sistemas de silvopastoreo en producciones agropecuarias. No construir más embalses, emplear el amplio periodo foto lumínico del trópico con PANELES SOLARES DOMÉSTICOS COMO FUENTE ENERGÉTICA RURAL. Construir con vegetación apropiada túneles y domos de infraestructura ecológica para protección biodiversa sobre fuentes e hilos de agua. Un conjunto de medidas mucho más económico como “inversión”, y que además es regenerador bioclimático, integrador de comunidades y biorremediador sistémico. Se tiene la necesidad, el capital humano, la comprensión científica y técnica necesaria y se puede institucionalizar. Se puede.
 
BIBLIOGRAFÍA
1.     Armenteras, D., Gast, F., & Villareal, H. (2003). Andean forest fragmentation and the representativeness of protected natural areas in the eastern Andes, Colombia. Biological Conservation113(2), 245-256.
2.     Bergier, I., Ramos, F. M., Luis, A., & Bambace, W. (2014). Dam reservoirs role in carbon dynamics requires contextual landscape ecohydrology. Environmental monitoring and assessment186(10), 5985.
3.     Campbell N.A. & Reece, J.B. (2007). Biología. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
4.     Costin, A B., and Wimbush, DJ (1961) .Studies in catchment hydrology in the Australian Alps. IV. Interception by trees of rain, cloud and fog. CSIRO Aust. Div. Plant Ind. Tech. Pap. No. 16.
5.     Chen, H., Wu, Y., Yuan, X., Gao, Y., Wu, N., & Zhu, D. (2009). Methane emissions from newly created marshes in the drawdown area of the Three Gorges Reservoir. Journal of Geophysical Research: Atmospheres, 114(D18).
6.     Chen, H., Wu, N., Wang, Y., & Peng, C. (2015). Methane is an Important Greenhouse Gas. Methane Emissions from Unique Wetlands in China: Case Studies, Meta Analyses and Modelling, 1.
7.     De Faria, F. A., Jaramillo, P., Sawakuchi, H. O., Richey, J. E., & Barros, N. (2015). Estimating greenhouse gas emissions from future Amazonian hydroelectric reservoirs. Environmental Research Letters10(12), 124019.
8.     Del Sontro, T. et al. (2010) Extreme methane emissions from a Swiss hydropower reservoir: Contribution from bubbling sediments, Environmental Science and Technology, 44.
9.     Donato, A. (2014). The future climate of Amazonia. Sao Jose dos Campos: Ed. ARA-CCST-INPE-INPA.
10.   Doumenge, C., Gilmour, D., Pérez, M. R., & Blockhus, J. (1995). Tropical montane cloud forests: conservation status and management issues. In: Tropical montane cloud forests (pp. 24-37). Springer US.
11.   Fearnside, P. M., & Pueyo, S. (2012). Greenhouse-gas emissions from tropical dams. Nature Climate Change2(6), 382-384.
12.   Foster, P. (2001). The potential negative impacts of global climate change on tropical montane cloud forests. Earth-Science Reviews55(1), 73-106.
13.   Freeman, C., Lock, M. A., & Reynolds, B. (1992). Fluxes of CO2, CH4 and N2O from a Welsh peatland following simulation of water table draw-down: potential feedback to climatic change. Biogeochemistry19(1), 51-60.
14.   Makarieva, A. M., Gorshkov, V. G., & Li, B. L. (2013). Revisiting forest impact on atmospheric water vapor transport and precipitation. Theoretical and applied climatology111(1-2), 79-96.
15.   Pacheco, F. S., Roland, F., & Downing, J. A. (2013). Eutrophication reverses whole-lake carbon budgets. Inland Waters4(1), 41-48.
16.   Poveda, G., Jaramillo, L., & Vallejo, L. F. (2014). Seasonal precipitation patterns along pathways of South American low‐level jets and aerial rivers.Water Resources Research50(1), 98-118.
17.   Sobek, S. (2014). Climate science: Cold carbon storage. Nature511(7510), 415-417.
18.   Strack, M., Waddington, J. M., & Tuittila, E. S. (2004). Effect of water table drawdown on northern peatland methane dynamics: Implications for climate change. Global Biogeochemical Cycles18(4).
19.   Strack, M., & Waddington, J. M. (2007). Response of peatland carbon dioxide and methane fluxes to a water table drawdown experiment. Global Biogeochemical Cycles21(1).

 

[1] URL: Información aquí (10-02-2016).

[2] URL: Información aquí (12-02-2016).

[3] URL: Información aquí (11-02-2016).

[4] URL: Información aquí (12-02-2016).

[5] URL: Información aquí (11-02-2016).

[6] URL: Información aquí (10-02-2016).

[7] URL: Información aquí (10-02-2016).

[8] URL Información aquí (10-02-2016).

[9] URL: Información aquí (10-02-2016).

[10] URL: Información aquí (10-02-2016).

[11] URL: Información aquí (10-02-2016).

[12] URL: Información aquí (10-02-2016).

[13] URL: Información aquí (11-02-2016).

[14] URL: Información aquí (10-02-2016).

[15] URL: Información aquí (10-02-2016).

[16] URL: Información aquí (09-02-2016).

[17] URL: Información aquí (09-02-2016).

[18] URL: Información aquí (10-02-2016).

[19] URL: Información aquí (10-02-2016).

[20] URL: Información aquí (10-02-2016).

[22] URL: (español: Información aquí  , inglés: Información aquí )

[23] URL: Información aquí (12-02-2016).

[24] URL: Información aquí y aquí (09-02-2016).

[25] URL: Información aquí (09-01-2016).

[26] URL: Información aquí (09-01-2016).

[27] URL: Información aquí (09-01-2016).

[28] URL: Información aquí (11-01-2016).

[29] URL: Información aquí (11-01-2016).

[30] URL: Información aquí (11-02-2016).