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IN MEMORIAM... Juan Mendoza Vega: un nuevo partidario de lo humano

Hernán Urbina Joiro

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El 26 de julio de 2011 me correspondió dar el discurso de orden para presentar al doctor Juan Mendoza Vega como Miembro Honorario de la Academia de Medicina de Cartagena de Indias y aquel instante, bello y extraño, me pareció uno de esos viajes de ida y regreso en el tiempo de que hablaba Albert Einstein a principios del siglo XX, puesto que era la extraordinaria situación donde el futuro me regresaba al pasado para cumplir un antiguo deseo: agradecer en público, además en mi región, a la persona que me impulsó a construir la existencia, tal como la llevo desde hace más de 30 años: asido de una mano de la ciencia y de la otra del arte.

En 1983, la Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario aún se encontraba en el Hospital de San José, en Bogotá. Allá acudí a iniciar mis estudios médicos en días realmente opacos, más que por el clima bogotano de entonces, por las sombras interiores que no me dejaban concluir si debía abandonar de un tajo mi pasión por la poesía y la música. Pero pronto el panorama clareó. Asistí en el tercer piso del viejo Hospital a la primera lección de Historia de la Medicina del Maestro Juan Mendoza Vega y, con sólo observar su catadura y oír sus primeras palabras, comprendí que estaba frente a un ser humano completamente distinto a cuantos había conocido. Cuando narró sobre la existencia de grandes médicos que, al tiempo eran grandes artistas, e indicó que la medicina debía ser un arte, supe las coordenadas que iba a recorrer en este mundo y que para lograrlo no debía desechar lo aprendido, sino integrarlo a lo que debía aprender en adelante.

En mi libro Humanidad ahora: diez ensayos para un nuevo partidario de lo humano (2014) declaré que, de no haberme brotado —hace más de treinta años— eso que describo como ser Partidario de lo humano que vivifica mientras escuchaba la cátedra del doctor Mendoza Vega, probablemente no me hubiera convertido ni en el médico ni en el escritor que soy, ni siquiera en el hombre satisfecho que creo ser,  todo gracias a un Maestro que, además, era consciente, y me hizo consciente, de lo que pregonaba a mediados del siglo pasado el pensador austriaco Heinz Kohut:
 
El artista suele adelantarse a su tiempo al ocuparse de los problemas nucleares de su época y encontrarle respuestas.
 
El doctor Juan Mendoza Vega —médico, historiador, literato, periodista y académico— también encarnó el ideal de educador.  Estaba convencido de que la calidad en educación reside en la calidad de los que enseñan, en los hombres y mujeres que hacen la diferencia entre alguien con informaciones y otro con conocimiento. Sabía que hasta el potencial más fuerte puede apagarse a medida que el estudiante enfrenta uno a uno a los maestros que la vida le impone. Conocía que no existen proyectos o temas imposibles: que siempre será posible contagiar a otros con el asombro de comprender; que siempre será posible transmitir el entusiasmo por conocer más, y así lo ejerció en Colombia y en el mundo que pisó por más de medio siglo.

Desde 1952, año en que el Maestro Mendoza Vega empezó sus estudios médicos, hasta sus últimos instantes de conciencia, acompañó de cerca los adelantos de la ciencia, pero reaccionando con firmeza ante los horrores del progreso. Por ello no se limitó a enseñar Fisiología y Neurocirugía. El doctor Mendoza Vega además profesó la cátedra de Ética Médica en la Facultad de Medicina del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario desde el año de 1983; en 1986 fue Miembro Fundador del Instituto Colombiano de Estudios Bioéticos; fue presidente del Tribunal Nacional de Ética Médica y, por dos veces, presidente de la Academia Nacional de Medicina —de donde se despidió siendo el Secretario Perpetuo—, siempre anunciando entre alumnos, académicos, en la sociedad, cuestiones como:
 
 Nadie puede pedir la eutanasia para otro.
 
Precisamente, el doctor Juan Mendoza Vega fue uno de los más grandes divulgadores en Colombia del auténtico sentido de “Morir con dignidad”; uno de los primeros en promover que, frente a una enfermedad terminal o previéndola, se dejara por escrito, si era voluntad, que no se deseaba que se hicieran tratamientos extraordinarios. El doctor Mendoza Vega es el prototipo de lo que sería un Nuevo partidario de lo humano en estos tiempos contradictorios de mucho iluminismo, pero también de mucho escapismo: fue un Partidario de lo humano que vivifica, capaz de enseñarle a despedirse a ese viajero o a esos despidientes que no saben cómo hacerlo.

Su extraordinario pensamiento crítico no sólo se limitó a la Bioética, sino que asimismo se preocupó de continuo por ajustar los viejos paradigmas a las nuevas realidades. En 1946 la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la salud como “El estado de completo bienestar físico, mental, espiritual, emocional y social” y en el año 2002 el doctor Juan Mendoza Vega expresó, con motivo de su posesión, por primera vez, como presidente de la Academia Nacional de Medicina:

 

Juan-Mendoza-Vega - Academia Colombiana de Medicina

Salud es un estado vital, dinámico y complejo, caracterizado por el adecuado funcionamiento interno y la relación armónica con un medio externo igualmente saludable.
 
Con esta nueva definición, el Maestro Mendoza Vega afrontaba mejor el asunto de la salud humana, que incluye la salud medioambiental, que debe abordarse desde una postura ética, no sólo por el vínculo primario del medioambiente con lo humano —las palabras humanus y homos tienen la raíz común humus, que significa tierra—, sino, por, sobre todo, porque el medioambiente no tiene ninguna conciencia que le avise que debe escapar cuanto antes del hombre. El hombre es el único que tiene esa conciencia y es al que le cabe la responsabilidad de lo que sobre el mundo va dejando, además dejándolo a sus propios descendientes, a la civilización que le habrá de suceder sobre este humus en donde apenas sí quedan bosques tropicales.
 
En ese célebre discurso de posesión en 2002, lanzó otra expresión avizora:
 
El médico que ama su profesión y que deja fluir ese amor en cada uno de sus actos, consigue una calidad tan excelente que para ella no bastarían los más avanzados recursos de la ciencia y de la técnica; una calidad que es percibida por quien recibe la atención y provoca satisfacción profunda tanto en esa persona como en el propio médico.
 
Allí hablaba un Nuevo partidario de lo humano en esta civilización posmoderna y adormilada. Un Nuevo partidario de lo humano es sinónimo de buen educador —como Mendoza Vega—, no de predicador ni de ideólogo; un Nuevo partidario de lo humano es un equivalente a inspirador y no a una pedante dedicación al estudio de las humanidades porque eso sería intentar reducir a sólo eso el espíritu humano. Con su vida y obra, Mendoza Vega también invitó a otros a no caer en la terrible sentencia del médico y poeta español José de Letamendi:
 
El médico que sólo sabe de medicina, ni medicina sabe.
 
Naturalmente el Maestro Juan Mendoza Vega fue un partidario de nuestra conocida definición: “Humanista ya no es aquel que sólo cultiva los studia humanitatis, sino, ante todo, el que es partidario de lo humano que vivifica frente al sufrimiento y frente a la indolencia de la técnica y el comercio”. *

@UrbinaJoiro
 
*En: Urbina Joiro Hernán. Humanidad Ahora: diez ensayos para un nuevo partidario de lo humano. Cartagena de Indias. Fundación Humanidad Ahora. 2014.