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La política de colores: ¿Partidos naranja?

Ricardo Andrés Roa-Castellanos, Ph.D.

portada

Robert Langdon, el héroe de las novelas de Dan Brown, recordado por obras como Ángeles y Demonios o el Código Da Vinci es un experto en semiología y semiótica.

El atractivo y la importancia de los signos, símbolos y convenciones materia de estudio de estos campos disciplinarios, es absoluta para el humano moderno definido por algunos académicos como Henshilwood y d’Enrico (2011) a manera de: Homo symbolicus[1].

No es gratuito tampoco que el filósofo neokantiano Ernst Cassirer, hubiera descrito al ser humano como animal simbólico. En efecto,  acorde con su visión, el hombre no puede desligarse, ni ser explicado, de no  llevar a cabo un análisis del universo simbólico que ha creado históricamente.

Esta serie de convenciones simbólicas, traducidas a los colores (gráfica 1), en parte, puede moldear la cultura, pero puede prestarse también en sus usos mercadotécnicos al incitar consumos tanto como para manipular, advertir, e influenciar el medio cultural, con lo cual, lo más correcto sería entender los significados básicos que entrañan dichos símbolos.

En el contexto mundial, desde hace unos años, la aparición en la política de partidos naranjas dentro de diversos países, ha llamado la atención dentro de una explosión de partidos de colores. Aires de nueva política parecieron irrumpir favorablemente a comienzos del nuevo siglo, en un aparente contraste con los bandos políticos tradicionales marcados por la dupla roji-celeste.

TEORÍA DEL COLOR EN LA POLÍTICA

El naranja es un color secundario (junto con el verde y el purpura o morado). En efecto, es el resultado de la mezcla de dos de los tres colores denominados primarios: el amarillo (propio de nuevas izquierdas radicales democráticas) y el rojo (revolucionario, comunista o liberal).

Los colores primarios, recordemos, son el azul, el rojo y el amarillo[2]. De sus mezclas pueden resultar los demás colores, exceptuando el blanco, cuya luz a través del prisma en física óptica, al descomponerse origina 7 colores (azul, rojo, amarillo, verde, naranja, púrpura y añil o índigo[3]), quedando el negro, o no-color propio de la oscuridad, es decir, donde no hay luz, ni color, pero el cual puede obtenerse, paradójicamente, con la mezcla destructiva de todos los colores.

Los colores Azul y Rojo, simbólicamente, representaron desde el surgimiento de la República los bandos conservadores y liberales, respectivamente. En EE.UU los colores están intercalados.

Entre los dos bandos de color, como visualizamos en la bandera francesa republicana, la famosa “Unión flag” del Reino Unido o en los colores que también caracterizan la divisa estadounidense, el blanco complementa la trilogía franco-anglosajona de colores nacionales.

En estos estandartes, la blanca luz suele atemperar con su equilibrio, el racional azul y la roja pasión. Así el blanco podía ser asociado a la monarquía, al pueblo mismo, en similar medida que a la divinidad bajo el precepto Vox Populi, Vox Dei.

Efectivamente, los ricos significados y sabiduría de los fundadores ilustrados independentistas, que tendieron a buscar la libertad con el equilibrio propio de la justicia, para la organización socio-política de las naciones, ahora parecieran querer ser barridos.

La pléyade de múltiples colores partidarios en la política, casi todos de sesgo hacia las izquierdas, no permitiría ahora el sistema de contrapesos republicano, de donde resulta el necesario equilibrio de poderes, lo que puede constatarse con los partidos naranjas, que aunque modernos y con icónicos personajes jóvenes, o de perfil ejecutivo-preparado, sería otra forma más, según las casuísticas nacionales, de un progresismo o izquierda light. Aclaro al lector que no es mi opinión sino las descripciones ideológicas que históricamente ofrecen cada uno de los partidos, asociados con tales descripciones.

Veamos lo que representan estas convenciones del color en la geopolítica.

HISTORIA RECIENTE Y GEOPOLÍTICA DE LOS COLORES

Es en 2005 cuando surgen los partidos de colores. El naranja a nivel iberoamericano se detecta primero en Chile. Prueba de lo anterior puede verse en las imágenes de campaña de la chilena Michelle Bachelet, para su primera campaña presidencial.

¿De dónde sale? La alianza que permite la elección de la Presidente Bachelet, proviene de la “Concertación de Partidos por la Democracia” identificada, con un “Arco iris” de colores, señalada dentro de la Gráfica 2 con un círculo blanco, apoyada por el expresidente liberal Ricardo Lagos.

Fue esta, una coalición de partidos políticos de izquierda, centroizquierda y centro, que gobernó Chile desde el 11 de marzo de 1990 hasta el 11 de marzo de 2010, siendo hasta 2013, el principal referente opositor al gobierno de centroderecha encabezado por Sebastián Piñera.

En España, el Partido Ciudadanos (Gráfica 2), movimiento auto-identificado con el color naranja, lanza su primer manifiesto igual en 2005[4].

¿PARA GUSTOS LOS COLORES?

En el mismo año eran constituidos, en Colombia, el Polo Democrático Alternativo desde el Polo Democrático Independiente, cuyo logo se identifica con los colores amarillo y negro, al igual que el PRD (Partido de la Revolución Democrática) de México o el partido venezolano Primero Justicia de Henrique Capriles, igualmente de ideologías con ascendencias izquierdistas radicales (grafica 3), luego autodefinidas como “progresistas” o “humanistas”.

El negro en política, valga la anotación, corresponde a la identificación del anarquismo[5].

En Venezuela el movimiento naranja era representado por Leopoldo López por medio del partido “Voluntad popular” establecido en 2009 y que hoy conforma la MUD con diversas fuerzas opositoras al Partido (de gobierno) Socialista Unido de Venezuela (PSUV), cuyo logo son sus iniciales en rojo, fundado por Hugo Chávez. La llamada MUD (Movimiento de Unidad Democrática) integra el negro y la bandera nacional en su logo.

Por su parte, el Partido Verde, hoy “Alianza Verde” en Colombia, que se identifica con los colores verde y amarillo, también inició su historia en 2005[6] desde la genealogía Alianza Democrática M-19, proveniente de una izquierda radical alzada en armas, mutada a Opción Centro que le configura desde ese año. La hemeroteca y Wikipedia respaldan la mutua afiliación proveniente del continuum M-19 compartida como canal estructurante en estos partidos amarillos y verdes hacia la izquierda, citando los siguientes antecedentes:

“El PDI era un partido unido desde 1996 con el partido AD M-19, este se separó en el 2006, Gustavo Petro se lanzó con el Pdi en 1997 pero no salió victorioso mientras que Luis Garzon se lanzó en el 2004 y salió triunfante”[7] 

SEMIÓTICA INTERNACIONAL

El naranja, es sabido, se obtiene a partir de la mezcla del rojo (revolucionario) y el amarillo (también de izquierdas más radicales). Bien se sabe que sectores de izquierdas, moderadas a radicales, en España han solido ser referidos como los “rojos”. El rojo ha implicado la revolución en sentidos anti-monárquico/republicanista, liberal o comunista.

La bandera comunista, de hecho, se resume en dos colores, el rojo de fondo y el amarillo (gráfica 2), que a manera de silueta, representan el martillo y la hoz. La bandera de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), manejó estas convenciones en la medida de su discurrir histórico[8]. El llamado partido MOIR (Movimiento Obrero Izquierdista Revolucionario en Colombia, de línea ideológica comunista maoísta, que compone el PDA también se identifica con estos colores).

SEMIÓTICA NACIONAL DESDE LO INTERNACIONAL

Cuando en 2010, el color naranja caracterizó la campaña del Sr. Presidente de la República, Juan Manuel Santos, el sentir popular pudo verse extrañado al no ver en la imagen de campaña, ni el rojo de su ascendencia liberal, ni el azul del partido conservador que lo apoyaba.

Cuatro años después para su campaña de reelección, la reiterada campaña empleó la misma estructura de comunicación simbólica. El fracaso electoral de la primera vuelta ante el candidato Oscar Iván Zuluaga, otro antiguo miembro del gabinete del Sr. Expresidente Uribe, provocó para Santos un cambio de estrategia en su imagen, que aunque pluralizó los colores mantuvo como centro el naranja (Gráfica 4).

Uno de los alumnos más aventajados de la Fundación Buen Gobierno del presidente Santos, el senador Iván Duque Márquez, es ahora como candidato presidencial, el principal promotor a nivel nacional del movimiento naranja para Colombia desde el partido Centro Democrático. La fundación Buen Gobierno impulsa los planteamientos de Tercera vía de Sir Anthony Giddens (Gráfica 4), una reformulación de planteamientos socialistas y de Sociedad Abierta.

En el llamado Foro de Sao Paulo, creado por el presidente Lula da Silva, que agrupa y coordina desde hace muchos años las líneas de acción política izquierdista en Iberoamérica, el naranja ha sido un elemento constante como puede apreciarse en la foto a continuación:

Ahora, ya sin juicios de valor, y con la paleta de colores un poco más explicada, proceda usted a confirmar o decidir, según sus libres gustos, la afiliación política, representaciones deseadas, modelo económico predilecto, y sus próximos votos. Para gustos, los colores aunque en el espectro descrito el equilibrio fundacional entre tendencias rojas y azules, quedó en veremos. Salud! -Que viva la democracia-.



[1] URL: https://benjamins.com/#catalog/books/z.168/main

[2] URL: https://wilmardejzapatajaramillo.wordpress.com/2012/05/20/los-colores-p…

[3] URL: http://www.tecnopolis.mincyt.gob.ar/sabias-que/descubri-la-luz-blanca/

[4] URL: https://www.ciudadanos-cs.org/origenes

[5] URL: https://diccionariopolitica.wordpress.com/2014/06/17/colores-politicos/

[6] URL: http://alianzaverde.org.co/pagina/index.php/nosotros/historia

[7] URL: https://es.wikipedia.org/wiki/Polo_Democr%C3%A1tico_Independiente

[8] URL: http://www2.latercera.com/noticia/como-la-bandera-de-la-urss-sigue-viva…