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Procusto, Teseo y otras palabras raras e intimidantes

Elkin Saboyá R

Procusto, Teseo y otras palabras raras e intimidantes

El pasado febrero, un intercambio de frases en la escena política nacional puso a muchos a buscar un diccionario de Latín, con el fin de descifrar el mensaje que se adivinaba amenazante.

¿De qué se trataba? Procusto, Teseo (algunos oyeron “deseo") y memento mori desconcertaron a los periodistas que comentaban las famosas declaraciones1.

Comenzaremos por el lado helénico de la cuestión. Procusto y Teseo son dos personajes de la mitología griega. Procusto2 fue un famoso bandolero del Ática, cuyo pasatiempo consistía en ofrecer un lecho a los viajeros, con la siguiente particularidad: si el usuario excedía el tamaño del mueble, el anfitrión se daba al trabajo de recortar las extremidades de la víctima hasta que quedara a la medida; si el agasajado era más pequeño, entonces la solución era estirarlo inquisitorialmente hasta que cuadrara. En este pasatiempo se mantuvo Procusto hasta que vino Teseo a ponerle el definitivo tatequieto, aplicándole su propia medicina:
καὶ μικρὸν προελθὼν Δαμάστην ἐν Ἐρινεῷ τὸν Προκρούστην, ἀναγκάσας αὑτὸν ἀπισοῦν τοῖς κλιντῆρσιν ὥσπερ τοὺς ξένους ἐκεῖνος [(...) y llegando a Erineo, (Teseo mató) a Damastes, llamado Procusto, obligándolo a ajustarse a su cama, como aquel con los extranjeros3].

El cuento denuncia, sencillamente, aquel personaje que fuerza a todo el mundo a conformarse con su arbitrariedad4. En ciencias se usa la expresión “Lecho de Procusto” y el adjetivo derivado en sentidos semejantes al comentado.

 

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Pasamos al tremebundo memento mori. Acordarse del morir, de la muerte, es decir, meditar en ella, es un tema antiguo de la filosofía, con paralelos en el pensamiento socrático y estoico. Habrá que acudir a los escritores cristianos para encontrar una formulación similar del concepto. Tertuliano, afirmando que para un hombre es suficiente ser llamado “emperador” (“dios” sería una mentira y una burla): incluso al emperador conducido en triunfo, cabe recordarle lo siguiente: Respice post te! Hominem te memento!5 [¡Mira tras de ti: recuerda que eres hombre!]. La frase memento mori, tal cual, se encuentra en el título de un sermón, predicado en la muerte de un mercader, en 17086.

En vista de lo apuntado, ¿constituyen estas frases una amenaza? Sería una del tipo cristiano- filosófica, pero lo realmente curioso es echar mano de alusiones tan rebuscadas, cuando el debate político hace rato dejó de tener que ver con lo libresco.

1 Declaraciones muy comentadas, entre otros por Gonzalo Castellanos V., para Las2orillas.
2 “Prŏcrustes, ae, m., = Προκρούστης, a noted highwayman in Attica. He had a bed upon which he compelled travellers to lie down; when they were longer than the bed he cut off as much of their limbs as would suffice to make the length equal; and when they were shorter he stretched them out to its length. He was slain by Theseus. Logeion, s. v. Procrustes.
3 Plutarco. (1914). Plutarch's Lives. With an English Translation by Bernadotte Perrin. Cambridge, MA. Harvard University Press. London. William Heinemann Ltd. Texto disponible en el portal Perseus Project.
4 De estas “fajas” teóricas se quejaba Campoamor: “(...) siguiendo después aprisionándome el alma en los lechos de Procusto de la gramática, de la filosofía y de la literatura. ¡Sí, sí! he estado aprisionado también en el lecho de Procusto de la literatura”. Campoamor, R. (1855). El personalismo. Apuntes para una filosofía.
Madrid: Rivadeneyra.
5 “Look behind thee; remember thou art a man”. Tertullian-Minucius Felix. Tertullian. Apology – De spectaculis. With an English translation by T. R. Glover. Harvard University Press. London; Cambridge, Massachusetts.
1931.
6 Featley, D. (1708). Philip’s Memento Mori: or, The Passing Bell. A Sermon Preach’d in Mercers Chappel, at the Funeral of Mr. Bennet, Merchant. London: H. Hills.