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Las enseñanzas Morales de Tamerlán

Hernán Alejandro Olano García

portada

Resumen: El presente artículo, parte de una serie sobre la aplicación de los consejos para el buen gobierno, explora la novela “Tamerlán” de Enrique Serrano, para construir un catálogo de aforismos, que podrían hacer parte de cualquier discurso público en la actualidad.

Conocí en 1991 a Enrique serrano, quien fue mi profesor en la Universidad Javeriana. Siempre me impactó su capacidad de síntesis para los temas que nos exponía en clases semanales en una maestría, todo lo cual luego fue plasmando en sus columnas de prensa y, posteriormente en sus libros: “La marca de España”, “De parte de Dios”, “Tamerlán”, “Donde no te conozcan”, “El hombre de diamante”, “Zaynab, relato en Aaaahhh”, “La muerte del condotiero”, en Cuentos caníbales; “La intrusa”, en Líneas aéreas, Lengua de Trapo; “El globo rojo”, así como otros escritos académicos en coautoría; últimamente, sus libros de historia de Colombia se han convertido en referencia obligada: “Porqué fracasa Colombia” y, “Colombia: historia de un olvido”.

Serrano, ganador, en 1996, del premio Juan Rulfo que otorga Radio Francia Internacional, es comunicador social y filósofo de la Universidad Javeriana. Máster en estudios de Asia y África del Colegio de México, y Máster en análisis de problemas políticos económicos internacionales en la Universidad Externado y el IEP de París. Doctorado en filosofía de la Universidad Javeriana. Actualmente se desempeña como profesor de planta e investigador de la Universidad del Rosario.

 

En 1992 fui discípulo de Serrano en sus clases en la Maestría en Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana; allí, la historia del mundo, unida a los relatos mitológicos para mostrarnos la realidad del fin de la Guerra Fría, nos llevaban de un lugar a otro, como en la alfombra mágica de Tamerlán.

Timur Leng, conocido también como Timur, el cojo, era el mismo Tamerlán rey de Samarcanda, fue el último de los grandes conquistadores nómadas del Asia Central. Conquistó ocho millones de kilómetros cuadrados de Eurasia entre los siglos XIV y XV. Su historia fue primero narrada y musicalizada en una ópera en tres actos con música de Georg Friedrich Händel y libreto en italiano de Nicola Francesco Haym, el cual lo adaptó de los libretos de Agostin Piovene y Nicolas Pradon.

Sin embargo, Tamerlán llegó a Colombia en su alfombra voladora, de la mano de Enrique Serrano en el 2003 y, precisamente, leyendo esa impresionante novela, seguí en mi tarea de subrayar subjetivamente las frases que más me iban llamando la atención y, al final, pude realizar este inventario:

  1. Aunque mi alma está embebida de soberbia y de turbias pasiones, tengo cosas cruciales qué decirte.

  2. Desde los tiempos antiguos los hombres persiguen a las mujeres bellas como a los ganados sanos y sabrosos: por avaricia y por deseo de fama y gloria.

  3. El afortunado se considera desgraciado por pequeñeces y detalles menores de su destino, y el desgraciado halla fortuna en que su desventura le brinde gratuitamente un respiro momentáneo.

  4. El buen político hace que los demás aplaudan con ahínco las cosas que él mismo no cree.

  5. El caudal y la riqueza solamente se conservan entre aquellos que han sabido lo que es la miseria y lo que puede la ambición.

  6. El dolor es el manto espeso que cubre el mundo para mostrarnos que éste todavía no es el paraíso, que cada dicha es pasajera y que toda felicidad está amenazada.

  7. El hombre es sólo un remedo de Dios y su verdad es sólo un remedo de verdad.

  8. El mundo está poblado de formas y la materia es sólo un pretexto para llenarlas.

  9. El porvenir está siempre al frente de nosotros mostrándonos algunos indicios de lo que traerá en su seno.

  10. El silencio es un aliado de oro si no esconde imbecilidad o perfidia.

  11. El sufrimiento purifica: ¡Puedo jurarlo! Vacía el alma de toda pasión mezquina y lava las huellas de la lujuria y de la ira.

  12. Eludir el fracaso es tan sabio como elaborar el éxito.

  13. En cuestiones de matrimonio uno se muere por un cuerpo, pero se casa con un alma, y es del encuentro con ese espíritu en donde surgen casi todas las decepciones.

  14. En la victoria no supo consolidar sus conquistas y en la derrota no supo evitar la tentación de contraatacar a sus benefactores.

  15. Es raro conocer a una mujer que esté plenamente satisfecha con su suerte.

  16. Gozar enseña algo, sufrir enseña mucho.

  17. Hasta la sabiduría más profunda se comunica en baja voz, en recintos cerrados y discretos, o se muestra silenciosamente para que sea extendida sin un ruido.

  18. La astronomía es un saber imperfecto acerca de algo perfecto.

  19. La confianza no puede basarse en la ignorancia, si es que se quiere prevalecer.

  20. La esperanza futura no es otra cosa que el deseo de un regreso al vientre cálido de las mujeres que nos parieron.

  21. La estepa es femenina y mata a sus hijos si no están preparados para atravesarla.

  22. La fe es una gran fuerza y quien la subestima es un insensato.

  23. La fortuna y la desgracia se tejen siempre juntas, entrelazadas y llenas de resquicios ambiguos.

  24. La gran mayoría de las guerras y de las conquistas no las llevan a cabo sino generales mediocres y reyezuelos ilusos cuyos sueños finalmente se cumplen después de varios reveses de la fortuna.

  25. La guerra es un mal necesario y no hay quien pueda alcanzar la paz y el contento sin estar bien dispuesto para ella.

  26. La lengua ahorca a quien se anuda el cuello con ella.

  27. La melancolía es una pasión oscura que consiste en querer sufrir más de lo que se sufre.

  28. La melancolía se enquista en la mente y envicia a sus víctimas, paralizando toda esperanza y amargando los momentos que deberían estar destinados al auténtico sosiego, a la placidez feliz, a la despreocupación y al entusiasmo; … huir de ella no es sólo conveniente sino imprescindible, pues resulta aún más nefasta cuando se la promueve entre la juventud.

  29. La piedad es devoción, misericordia y magnanimidad.

  30. La política es el arte de decir lo justo y callar el resto.

  31. La política es el arte supremo de presentar las equivocaciones como aciertos y los aciertos como principios inexorables del mundo.

  32. La tierra es dura y oculta el grano que un día habrá de florecer.

  33. La verdad, querido muchacho, tiene muchas formas, pero sólo la más pura proviene de Dios.

  34. La vida de los pueblos pacíficos es un aburrido trasegar que se repite hasta el cansancio.

  35. Las buenas mujeres son la sazón del mundo y la garantía de un futuro promisorio.

  36. Las estrellas son la confirmación de que Dios no quiere que estemos solos.

  37. Lo más bello del mundo es contemplar las rosas durante el día y mirar con detalle el cielo estrellado por las noches.

  38. Los astros, como tú bien sabes, nunca mienten, pero los hombres confundidos extraen de ellos mensajes contradictorios.

  39. Los mejores amigos serán siempre más decisivos en la infancia o en la vejez, cuando las debilidades están a flor de piel.

  40. Los que obedecen, bendicen como buenos los tiempos de paz. Los que mandan, los temen y ven en ellos aciagos pronósticos.

  41. Muchos dolores nacen del tedio y del deseo de tener alguno.

  42. Ningún hombre está libre de desdichas y no hay quien no haya tenido una hora desesperada.

  43. No cuentes tus secretos a mujeres, niños o borrachos, porque ya no serán secretos.

  44. No es de sabios desafiar a los vencedores con la exhibición de una dignidad que ya no puede defenderse.

  45. No es necesario más que el tiempo para curar alguna pena.

  46. No hables por hablar, porque tus palabras rebotan en el aire y se vuelven contra ti inesperadamente, como flechas al azar.

  47. No hay nada insignificante. Aun los más pequeños y débiles reúnen fuerzas para existir y eso ya los hace dignos de ser tenidos en cuenta.

  48. No soy humilde, aunque he sido humillado; soy libre, aunque he sido esclavizado. Poseo sabiduría, aunque nadie la estime ni la necesite.

  49. Nunca se conoce tanto a alguien como cuando su vida está en peligro y una amenaza se cierne implacable sobre su ser.
  50. Para la política es necesaria la inteligencia.

  51. Procura recobrarte de todas las penas, ya que ninguna es suficientemente grande como para dejarse morir por ella.

  52. Quien hace mucho caso del mundo se pierde en el delirio y se abruma en la impotencia.

  53. Quien quiera templarse en forma para la guerra, que observe con detalle a los insectos.

  54. Ser noble es un lujo del alma como la belleza lo es del cuerpo, y está allí para recordar a todos que no hay necesidad alguna de ser un canalla para obtener los bienes del mundo.

  55. Sólo los imbéciles de nacimiento pasan los años felices sin un contratiempo ni una angustia ni una pena.

  56. Son enemigos nuestros los seres inferiores que nos envidian y los seres superiores que nos desprecian.

  57. Ten piedad de las hermosas mujeres caídas en desgracia, porque su corazón se ha ablandado y su fruto puede entonces madurar a placer.

  58. Tenemos enemigos por ser como somos, por haber nacido donde hemos nacido, por creer lo que creemos, por amar lo que amamos.

  59. Tener un amigo verdadero consuela y reconcilia con el presente y el futuro, y mengua las heridas del pasado.

  60. Todo hombre sensato sabe que, por lo que a la posteridad concierne, siempre se puede prescindir de él.

  61. Todos los hombres son mezquinos, egoístas y ambiciosos, pero los protege el no saberlo nunca.

  62. Un buen amigo casi nunca sirve de nada antes de que sucedan nuestras desgracias, aunque es un gran placer tenerlo como consuelo después de que ha sobrevivido un revés de la fortuna.

  63. Un buen enemigo es nuestro orgullo porque su grandeza demuestra a todas luces que la nuestra también existe.

  64. Un hombre bueno no es aquel que no lucha sino el que entiende para qué lo hace y cuánto cuesta hacerlo, pese a todo.









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Las enseñanzas de Tamerlán, vistas por Enrique Serrano y recogidas en mi lectura del texto, son mucho más que Sun Tzu y su arte de la guerra; son la reflexión del buen gobierno a través de apotegmas (Apophthegmata), pero es más, son la condición única para actuar con sindéresis y ecuanimidad.