Cerca de 21 millones de personas en todo el mundo tienen esquizofrenia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una enfermedad no tan común como otros trastornos mentales, pero que también genera rechazo y exclusión social en quienes la padecen.
“Es un diagnóstico que se tiene hace varias décadas para designar un tipo particular de psicosis. La persona tiene rupturas en su relación con la realidad, no acoge cierto funcionamiento simbólico compartido de la sociedad. Puede presentar síntomas como alucinaciones visuales, cenestésicas y las más comunes, alucinaciones auditivas (voces). En algunos casos puede producir delirios, que consisten en la construcción de una historia paralela a la realidad”, explica Miguel Gutiérrez Peláez, profesor y director del Programa de Psicología de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario.
Junto con la psicóloga, también del Rosario, Laura Juanita Villamil Díaz, el profesor Gutiérrez Peláez realizó una revisión de la literatura existente sobre la psicoterapia de orientación psicodinámica, con el fin de determinar las contribuciones de este tipo de terapia a los pacientes con esquizofrenia. Tras la investigación, que duró dos años, los profesionales hicieron un llamado a recurrir con más frecuencia a este tratamiento por los efectos positivos que tiene en los individuos y sus familias.
“Las investigaciones revisadas revelan que esta terapia ha demostrado ser eficaz en el abordaje y manejo de la esquizofrenia, incluso con esta modalidad terapéutica se pueden alcanzar mayores tasas de recuperación que lo que se logra con el tratamiento farmacológico solamente. Igualmente, los estudios revisados han mostrado que aun cuando como primera línea de tratamiento se prescribe medicación, al complementar este tipo de tratamiento con la psicoterapia, en este caso de orientación psicodinámica, el paciente puede lograr una mejoría “significativa”, señalan los profesionales en un artículo sobre el tema.
La orientación psicodinámica recoge diferentes tipos de abordajes derivados del psicoanálisis, especialmente el relacionado con la genuina preocupación por el mundo interno de la persona con esquizofrenia. Busca comprender cómo la persona vive su mundo interno, cuál es la lógica de sus pensamientos, cuáles son las causas de su historia de vida para llegar a vivir lo que está viviendo.
“Es distinto cuando se mira como primera y única alternativa la medicación, porque no es necesario comprender el mundo de la persona para darle la medicación, pues es la misma si alucina con ángeles o si ve otra cosa. Si le hablan varias voces o una sola, si son mujeres o son hombres.
Hay psicoterapias orientadas al síntoma, por ejemplo, a buscar frenar las voces o frenar determinados comportamientos. Desde las terapias de orientación psicoanalítica no se trata a la persona con esquizofrenia como si fuera una persona estándar. En ese sentido, las terapias de orientación psicodinámica tienen la gran exigencia de centrarse en lo específico de cada persona”, explica Gutiérrez Peláez.
Anticipar la crisis
Con las terapias de orientación psicodinámica, la persona tiene la posibilidad de conocerse a sí misma, no solo que el terapeuta la conozca, y ese conocimiento le permite entender ciertos rasgos de su comportamiento, lo cual le podrá ayudar a anticiparse a situaciones y episodios.
“Al tener una comprensión de su funcionamiento psicótico puede anticipar las crisis, tomar las medidas determinadas y trabajar todo eso con la familia. A veces las familias requieren tratamientos particulares, por ejemplo, una cuestión paranoide del paciente puede darse cuando está con su mamá, entonces la medicación no debe dársela ella. Puede parecer mínimo, pero eso cambia totalmente las cosas.