Buscador Google

Divulgación Científica - URosario

Salud y Bienestar

Salud y Bienestar

De la incubadora al canguro

Como parte de una investigación de más de 20 años, comienzan a revelarse diferencias en el desarrollo de recién nacidos prematuros tratados con el método de ‘madres canguro’ frente a quienes estuvieron en incubadora. En este trabajo participa el Grupo de Investigación de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario.

  Fotos: 123rf / Leonardo Parra
 
Por Alejandro González


Cada año, más de 15 millones de niños nacen de forma prematura en todo el planeta, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con esto, en la actualidad, uno de cada 10 recién nacidos tiene dificultades para desarrollarse y crecer de forma normal.

Tristemente, más de un millón de estos niños muere durante los primeros dos meses de vida debido a esas complicaciones que tienen al nacer. Aquellos que sobreviven, en su mayoría, enfrentan una vida llena de dificultades que incluyen problemas de aprendizaje, visuales y de escucha: nacer antes de completar el desarrollo adecuado puede significar desventajas físicas y mentales a lo largo de toda la vida.

En el mundo, el nacimiento prematuro es la principal causa de muerte entre menores de cinco años en todos los países, sin importar la condición económica o social de los padres. De acuerdo con la OMS, nacer con bajo peso definido como aquel que se produce por debajo de 2.500 gramos, estuvo asociado con el 44% de las 2’763.000 de muertes neonatales registradas en el mundo durante 2013.

En estos casos, la inequidad económica entre los países ha tenido una relación directa con la supervivencia a esta condición. Para la OMS, en las naciones menos desarrolladas, los recién nacidos o de menos de 32 semanas mueren a causa de la falta de cuidados efectivos, como calor adecuado, buena alimentación y soporte básico a infecciones y dificultades en la respiración. En países de altos ingresos los bebés sobreviven a esas circunstancias.

Hasta 1978, los recién nacidos prematuros debían ser puestos en incubadoras durante varios meses, para conservar el calor corporal
estable y mientras sus órganos terminaban de madurar. Ese año, el médico Edgar Rey, del Instituto Materno Infantil de Bogotá, ideó un método alternativo para tratar a estos bebés, durante un momento en que se registró un alto número de estos pacientes y no había incubadoras para atenderlos.

Madres canguro, la técnica alternativa, les brinda el calor necesario a los niños, a través del contacto piel con piel de sus padres. Con esto, no es necesario que permanezcan internados en la clínica, aunque deben asistir a controles diarios muy estrictos, al tiempo que no deben interrumpir su alimentación con leche materna. Desde ese momento, el procedimiento canguro se ha consolidado, gracias a las ventajas que demuestra frente a la utilización de incubadoras.

 

 
Mama-Canguro.jpg
 

El nacimiento prematuro es la principal causa de muerte entre menores de cinco años en todos los países, sin importar la condición económica o social de los padres.


En busca de pruebas

Para 1993, el programa de madres canguro ya contaba con un protocolo muy mejorado y avanzado, con pasos, recomendaciones detalladas para los padres y controles para garantizar la vida de los niños. “A pesar de que, para ese momento ya se conocían los beneficios aparentes de esta técnica entre quienes la implementaban, aún no existía una prueba científica que mostrara si había ventajas o no frente al uso de incubadoras”, comenta Darwin Cortés, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario.

En la Clínica San Pedro Claver, el hospital público más grande de Colombia en ese momento, un grupo de investigadores de varias universidades hizo un estudio con 716 niños prematuros nacidos entre septiembre de 1993 y septiembre de 1994. A estos menores se les asignó la utilización de incubadorao su inscripción en el programa canguro de forma aleatoria para determinar la mortalidad infantil y analizar el desarrollomental y físico de los menores de cada sistema, durante su primer año de vida.
 

Los resultados iniciales mostraron que, al no existir grandes diferencias en cuanto a mortalidad frente al uso de incubadoras, sobresalían las características directas del programa canguro. Por ejemplo, creaba un vínculo más estrecho entre hijos y progenitores, en la medida que los niños no permanecían en el hospital.

Esto repercutía en un mejor clima familiar. Veinte años después, un grupo multidisciplinario compuesto por médicos de diferentes especialidades, psicólogos, ingenieros, neurocientíficos y economistas decidió hacer seguimiento al desarrollo de esos bebés del estudio de 1993.

La investigación fue adelantada por expertos de la Universidad del Rosario, la Fundación Canguros, la Universidad Javeriana, la Universidad de los Andes, el Hospital Universitario San Ignacio y el Hospital Universitario Infantil San José, a quienes se les unieron especialistas de la Universidad de Laval y el Hospital St. Justine de Montreal (ambos en Canadá).

Entre el 18 de enero de 2013 y el 26 de diciembre de 2014, el grupo localizó a 494 participantes de la investigación original que habían sobrevivido el primer año —ellos equivalían al 69% de los 716 niños originales—. De este grupo, tres murieron después de un año, once se encontraban fuera de Bogotá y 39 no quisieron participar en la continuación de este estudio. Los 222 jóvenes restantes no pudieron ser localizados, aunque se presume que están vivos de acuerdo con sus números de registro civil.

 


Para este seguimiento, fueron analizados los resultados de 438 participantes del estudio original (226 canguros y 211 incubadora).

“De este grupo final se compararon los grupos canguro e incubadora con respecto a diferentes variables médicas, sicológicas, neurológicas, así como distintas variables de su historia educativa y laboral”, dice Darwin Cortés, quien hace parte del grupo multidisciplinario que adelanta esta investigación.

Con respecto a las variables de resultado educativas y laborales se tiene un doble resultado, en apariencia, paradójico. Por un lado, se ha encontrado que los jóvenes canguro tienen, en promedio, ingresos más altos que los jóvenes incubadora.

Por otro lado, los jóvenes canguro tienen, en promedio, peores resultados en matemáticas y en lenguaje que los jóvenes incubadora.

Ahora, la investigación está concentrada en entender esta aparente paradoja y en relacionar las variables económicas con el desarrollo cerebral. Para esto siguen analizando y comparando los datos que han obtenido de estos niños, después de más de 20 años de estudios.

 
Bebe.jpg
 

Más de 15 millones de niños nacen anualmente en el mundo de forma prematura, según la Organización Mundial de la Salud. Se estima que más de un millón de estos mueren durante los primeros dos meses de vida.

 

Las naciones menos desarrolladas, los recién nacidos o de menos de 32 semanas mueren a causa de la falta de cuidados efectivos, como calor adecuado, buena alimentación y soporte básico a infecciones y dificultades en la respiración.

Darwin-Cortes-1.jpg




Profesor Darwin Cortés
Facultad de Ecomomía de la Universidad del Rosario

"Se ha encontrado que los jóvenes canguro tienen, en promedio, ingresos más altos que los jóvenes incubadora. por otro lado, los jóvenes canguro tienen, en promedio, peores resultados en matemáticas y en lenguaje que los jóvenes incubadora".