Como un gigante predador, las ciudades van arrasando con sus fronteras, consumiendo, cada vez más, una cantidad notable de recursos, produciendo toneladas de residuos y emisiones al ambiente ¿Es sostenible el crecimiento de una ciudad como Bogotá? Consume el agua de una extensa región natural, combustibles, energía eléctrica, materiales de construcción y ¿ alimentos, de los cuales el 65 por ciento se tiene que traer de fuera y solo el 35 por ciento viene de la región Cundinamarca, a menos de tres horas de la capital. “Bogotá es un gran importador de alimentos, y los de origen agrícola además se dañan rápidamente”, señala el profesor William H. Alfonso P., de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.
Este académico, junto con Clara Inés Pardo, profesora de la Escuela de Administración de la misma universidad, experta en eficiencia energética y quien viene trabajando temas ambientales con lo urbano en Alemania y en Colombia, querían superar la tradición de la metodología de estudios urbanos y realizar investigación con algo con más evidencia empírica, con datos.
Fue así como Alfonso y Pardo decidieron armar unas líneas bases con información disponible para el análisis más profundo y útil al explorar nuevos métodos de modelación. Hoy trabajan con la metodología del Análisis Envolvente de Datos (DEA) que históricamente ha sido empleada para la estimación de la eficiencia relativa de un conjunto de unidades productivas.
Para este experto es claro que las ciudades no andan solas, sino con una región y por eso la Facultad lleva casi cinco años con la investigación que tiene que ver con la búsqueda de alternativas para la regionalización eficiente y la productividad. “¿Cuánto consumen las ciudades? ¿Cuánto consumen en energía, combustibles, materiales de construcción, alimentos y agua, y cuánto se genera en desechos y en emisiones? Con esas preguntas empezamos a analizar estudios de ciclos de vida y flujos de materiales y sobre la base de unos primeros resultados, se logró publicar un primer paper en una revista internacional”, dice Alfonso.
LAS CIUDADES Y SU METABOLISMO
No obstante, el profesor reconoce que no han podido calcular el metabolismo como tal, es decir, cuánto de eso se queda en el ecosistema urbano en Bogotá. “Es muy difícil medir el metabolismo del ciclo de las ciudades. Casi siempre se mide en términos de energía para ver cuánto se consume y determinar la productividad de una ciudad; si se cruza la información de consumo con el pib, por ejemplo, se puede saber dependiendo de las importaciones y exportaciones, qué se hizo con la energía y los materiales”, afirma.
"Mientras sabemos que la sostenibilidad en grandes ciudades, como Medellín, es más difícil que en las pequeñas, como en las capitales del Eje Cafetero, a los ciudadanos nos resta hacer nuestra parte: ajustar nuestro consumo de energía de manera voluntaria".
Existen algunas formas de medir este metabolismo de la ciudad al utilizar la información sobre el consumo de energía. Sin embargo, agrega el investigador, “si sólo se estudia la energía asumiendo que hay unos indicadores asociados, se pueden generar inconsistencias, teniendo en cuenta que algunas metodologías en el mundo entero asumen que si se consume más energía se es más desarrollado, lo cual en nuestro medio puede ser un error”.
En Bogotá decidieron observar la eficiencia en la industria y, dentro de eso, al sector manufacturero establecido en la Capital. “Clara tenía experiencia porque ya había hecho análisis de eficiencia en Alemania y fue cuando dijimos: ¿Por qué no comenzamos con la ciudad colombiana, para pasar luego a las ciudades de Latinoamérica y posteriormente a comparar las ciudades en el ámbito global?”, recuerda el profesor Alfonso. Bogotá tenía información y había otros clústeres que estaban sobresaliendo como Barranquilla con un índice de innovación y uno de competitividad más alto que el de Bogotá; Bucaramanga, Medellín y el Eje Cafetero también contaban con información y mostraban índices interesantes de desempeño.
Ya existe una cuyo propósito es orientar sobre sus derechos a esas víctimas quienes, a propósito, no se refieren a sí mismas como “víctimas”, sino como “sobrevivientes” de ataques con agentes químicos (Derechos de las víctimas —sobrevivientes— de ataques con agentes químicos, de la Fundación Natalia Ponce de León, el Grupo de Acciones Públicas (GAP) y el Consultorio Jurídico de la Universidad del Rosario).
Para calcular con la herramienta de análisis dea, es necesario correr un programa con los datos, proceso que puede tardar varias horas y hasta días. Se llama ‘doble envolvente’porque es un proceso de optimización de los resultados, que mide la eficiencia pura de los componentes, pero también, la eficiencia relativa al aprovechar que se pueden agrupar las unidades de análisis, en unas zonas de frontera que el mismo modelo crea.
Bogotá es una ciudad inmensa ¿Cómo compararla con Manizales que es pequeña? Para el profesor Alfonso es evidente que al mirar eficiencias relativas es más fácil comparar ciudades de diferentes tamaños. Por eso, a estos investigadores les interesa más observar las eficiencias relativas que las puras.