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Salud y Bienestar

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Ley de ética médica: asignatura pendiente

De acuerdo con Francisco Bernate Ochoa, profesor de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, la norma está retrasada con respecto a la situación actual del país, por ello es necesario reformarla. De esa manera, se daría un mejor servicio de salud.

  Fotos: Milagro Castro/Alberto Sierra
Por Jaime Ernesto Dueñas


Cuando se habla del Sistema de Salud en Colombia, para unos el vaso está medio vacío y para otros, medio lleno. Los primeros señalan entre sus ar­gumentos cubrimiento insuficiente, demora en la asignación de citas, negación para la realización de procedimientos y necesidad de acudir a la tutela para acceder a algunos servicios. En el caso de los segundos, la Ley 100 de 1993, que rige y controla el Sistema de Seguridad Social Integral del país, es la evidencia porque permitió que las personas accedan a los servicios de salud sin importar su condición social, así haya elementos que mejorar.

“Lo que el colombiano del común a veces olvida es cómo funcionábamos antes de la Ley 100, cuando si uno no llegaba a la clínica con una tarjeta de crédito, no lo atendían —recuerda Francisco Bernate Ochoa, profesor de la Facultad de Jurispru­dencia de la Universidad del Rosario—. Entonces se hicieron comunes prácticas como las parteras, los hechiceros, los bru­jos; las instituciones religiosas muchas veces terminaban pres­tando los servicios médicos”.

Con la ventaja de haber vivido el sistema anterior —de haberlo padecido, según sus palabras—, Bernate valora el sistema actual: “cualquier colombiano con la cédula es atendido en una situación de urgencia. Después miramos la plata… Y hay falencias, pero por cada caso negativo que se visibiliza tenemos decenas de casos exitosos que no se hacen visibles”.
 

Gen-Cortex

El abogado penalista Francisco Bernate valora el sistema de salud  actual porque cualquier colombiano con la cédula es atendido en  una situación de urgencia. Aunque hay falencias, por cada caso negativo que se visibiliza hay decenas de casos exitosos.

Digamos que sigue habiendo una estrati­ficación, sigue habiendo mayores facilidades para quienes tienen los recursos. Eso es inevi­table en Colombia, desafortunadamente. Pero el hecho de garantizarle el servicio de salud a cualquier colombiano sin tener que pagar es un gran avance”, destaca.

Este abogado especialista en Derecho Penal recalca los avances obtenidos y está seguro de que vienen más; sin embargo, señala que hay una asignatura pendiente a la que no se le ha puesto la atención que merece: la reforma de la Ley de Ética Médica (Ley 23 de 1981).

Sus planteamientos al respecto están con­signados en el artículo Desafíos para una refor­ma a la Ley de Ética Médica: una visión desde la responsabilidad penal, publicado en el año 2016.

“Cuando se expidió la Ley de Ética Médica se usaba que los pacientes contrataban a un médico de confianza que hacía todo; el médi­co de familia o de cabecera, se llamaba. Hoy en día esto ya no sucede, porque todos estamos asegurados a través de una EPS, de una prepa­gada o de un plan de medicina complementa­ria. Y por eso creo que es necesario ajustar el modelo que se había implementado en 1981”, asegura el profesor.


Desde la publicación de su artículo has­ta hoy el panorama no ha cambiado mucho, debido a que el proyecto de reforma a la Ley de Ética Médica que había nunca evolucionó. Sin embargo, señala que se han dado algunos avances en legislación sobre la aplicación de la eutanasia a menores de edad y en dar visibili­dad a la problemática de las cirugías seguras, una labor promovida principalmente por Lo­rena Beltrán, quien sufrió las consecuencias de una cirugía plástica mal practicada.

Precisamente, desde su punto de vista, ese es uno de los aspectos que se deben resolver con mayor urgencia, ya que se requieren reglas para ejercer ciertas especialidades y las cirugías estéticas son unas de ellas.

De igual forma, considera necesario hacer cambios en otras áreas como son la administrativa, la financiera, las limitaciones en cobertura y las relacionadas con el abuso de los ciudadanos.

“El colombiano es muy dado a que cuando algo funciona termina explotándolo, termina reventándolo. El número de consultas al médico en Colombia es uno de los más elevados de América Latina; o piden tratamientos estéticos costosos, in­necesarios, a costa del sistema”.

En su concepto, el listado de abusos es extenso: “enfer­meras que se obtienen vía tutela y terminan de empleadas de la casa, casos en los que piden cuestiones exóticas, como equinoterapias, y las tenemos que pagar todos los colombianos. El inmenso número de fraudes que se hacen al Sistema de Seguridad Social en Salud en medicamentos de alto costo, por ejemplo, para después irlos a vender en el mercado ne­gro… ese tipo de fraudes son escandalosos y son recurrentes”, señala Bernate.

Sin embargo, el abogado penalista está convencido de que el vaso está medio lleno y puede complementarse incluyendo otros elementos al servicio de salud y reformando La ley de Ética Médica: “Yo creo que vamos muy bien, lo que pasa es que tenemos que asegurarnos un poco más de que el profesional sea idóneo, de que la EPS tenga la cobertura, de que las institu­ciones se estén actualizando, de que los recursos que ingresan se reinviertan en salud y no en cosas personales; creo que en eso hay que avanzar”.  
             
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Las reformas urgentes que necesita la Ley de Ética Médica

La Ley de Ética Médica se ocupa de tres aspectos fundamentales: la relación médico-paciente, los derechos y deberes del médico, y los procedimientos ante el Tribunal de Ética Médica. A juicio del profesor Francisco Bernate, estos son los aspectos más urgentes de los que debería ocuparse una reforma a esa Ley 23 de 1981.

Exigir que los médicos tengan la formación y la preparación académica necesaria para ejercer especialidades.
Establecer de forma clara:
- Los derechos y los deberes de los pacientes.
- Los deberes y los derechos de los médicos.
Una reglamentación clara frente a:
- Los casos de diagnóstico de enfermedades que generen estados de conciencia mínima (como los estados de coma).
- La objeción de conciencia.
- La interrupción voluntaria del embarazo.
Determinar de forma clara y precisa:
- La formación y las funciones que deben tener y brindar los colegios profesionales.
- El funcionamiento del Tribunal de Ética Médica, que no permite que –por ejemplo– quien sea víctima de una negligencia médica pueda estar presente en el proceso para cuestionar y debatir. “Hay que operativizar el tribunal de ética médica y de pronto así podemos ver mejores resultados”.


 

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