Se estima que entre 1997 y 2003 la caída del 68 % registrada en el precio internacional del café se reflejó en 18 % más ataques guerrilleros, 31 % más ataques de paramilitares, 22 % más enfrentamientos y 14 % más muertes, en comparación con lo ocurrido en las zonas no cafeteras durante el mismo periodo.