AUMENTA EL NÚMERO Y NO TODOS SON VENEZOLANOS
El profesor Rodríguez señala otros elementos que se están dando en el fenómeno migratorio de Venezuela y que deben ser analizados con atención por la sociedad y el gobierno colombianos: el incremento se dará en un breve lapso, y entre los que llegarán habrá colombianos o hijos de colombianos.
“Antes el núcleo familiar permanecía en el país y un miembro migraba y enviaba los recursos para su sostenimiento, ahora las familias se están preparando para salir completas y todo parece indicar que lo harán hacia Colombia”, dice.
En abril de este año, 765.000 venezolanos en algún momento pasaron por un punto de registro, cuando la cifra en diciembre de 2017 fue 550.000, en ella no estaban contabilizados aquellos que entraron de forma irregular, ni los colombianos retornados ni los colombo-venezolanos.
Datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil muestran que entre 2010 y marzo de 2018 se registraron 113.588 hijos de madre o padre colombianos en los consulados en Venezuela, 26.420 solo en 2017.
“Los colombianos fuimos un número importante en Venezuela e influimos en su sociedad, por eso la red de apoyo más fuerte que tienen los venezolanos somos los colombianos. Lo otro que hay que explicar es que muchos de los que se están devolviendo son colombianos. En Venezuela, en el censo de 2011, se hablaba más o menos de 720 mil colombianos en el territorio, pero ellos tienen parejas y tuvieron hijos, podemos decir que ese número se multiplicó por dos o tres, el gobierno venezolano llegó a hablar de cinco millones de colombianos en Venezuela”, asegura el investigador.
En ese sentido, una buena cantidad de venezolanos están ‘descubriendo’ que son colombianos y hoy están pidiendo su nacionalidad, con lo cual connacionales que nunca han vivido en Colombia comenzarán a hacerlo. “Para ellos, y en general para los migrantes venezolanos, hay que crear políticas públicas. Es un fenómeno complejo y dinámico, que no se va a resolver en dos años. Cuando el Gobierno crea el permiso migratorio y dice que tiene una vigencia de dos años está diciendo implícitamente que en dos años se resuelve el problema, pero estamos viviendo un fenómeno supeditado al devenir de la política y al deterioro económico venezolano”.
Por eso, la recomendación del académico es que los colombianos entendamos que no podemos pensar en procesos separados y que el proceso del posconflicto tendrá fuertes relaciones con la suerte de Venezuela. “Estamos viviendo el posconflicto con el poschavismo conjuntamente y eso tiene sus implicaciones”, asegura.
De igual forma, insiste que los procesos migratorios implican transformaciones para un país que, según como se lleven, pueden resultar provechosos. “La migración que está viviendo Colombia no es comparable con procesos migratorios de México hacia Estados Unidos o de África hacia Europa o del mundo árabe hacia Turquía, porque estamos viviendo una serie de fenómenos distintos, pero también porque tenemos muchos elementos en común. No hay una diferencia lingüística, étnica, cultural, religiosa, hay matices, pero no grandes diferencias.
“Colombia no tiene una experiencia migratoria como la del resto de América Latina; la migración sirio libanesa, alemana o japonesa no representó una transformación de la sociedad colombiana general como sucederá con la venezolana, por eso debemos prepararnos y en esta tarea es importante entender que a mediano plazo la migración venezolana significará desarrollo. Se romperán los oligopolios, la competencia significará reinvención, se mejorarán las condiciones laborales porque los venezolanos tienen capacidad de agremiación… Cuando Venezuela esté recuperada, los colombianos participaremos activamente en esa recuperación, con lo que ello significa: oportunidades económicas, sociales y culturales. Los dos países van a cambiar”.