Comcel fue la primera empresa de telefonía móvil local que sobrevivió a una turbulencia con una estrategia de distribuidores independientes, que por ese entonces no estaban tan regulados. Frente a esto, Celumóvil (hoy Movistar) pensó que podía apostar a los planes empresariales, pero descubrió que Comcel había cambiado totalmente el mercado al implementar un sistema prepago, que democratizó la tecnología móvil en Colombia y permitió un acceso equitativo entre todos los estratos. Por su parte, Ola apareció cambiando el panorama con un plan de publicidad distinta y con una reducción de precios, mientras que Avantel ofreció una tecnología diferente y novedosa.
Más adelante, apareció una nueva turbulencia en el camino: el sector jurídico que estableció un cambio en la portabilidad y en los subsidios de teléfonos celulares; es decir, que el usuario ya no tenía que quedarse atado a una sola compañía para mantener su línea ni mucho menos para preservar su derecho a cambiar gratuitamente de teléfono según su antigüedad como cliente. Lo anterior no solo generó una competencia más sana, sino que forjó diferentes alianzas entre compañías de telefonía móvil, desarrolladores de aplicaciones y fabricantes de dispositivos.
El concepto de turbulencia podría estar apareciendo en el ecosistema del emprendimiento en Colombia para encontrar mejores caminos a los nuevos aventureros del mundo empresarial.
EXPERIENCIA PARA LAS EMPRESAS
Uno de los mayores aprendizajes que el profesor Rivera busca compartir con las empresas es la necesidad de revisar si el entorno es dinámico por naturaleza, o si realmente hay una turbulencia. “La turbulencia es un estado transitorio, no siempre va a suceder”, declara.
“Un ambiente se torna turbulento porque se presenta un dinamismo. Esto es positivo porque significa la llegada de nuevos clientes, competidores y formas de competición”, explica el profesor Hugo Rivera.
Entre tanto, sí existe la posibilidad de que el sector se encuentre recibiendo constantemente nuevos competidores, clientes y ofertas de producto. Por ejemplo, hay sectores que cambian de producto muy rápidamente, como en el caso de la telefonía móvil, mientras que en el sector de la moda, esto depende de la gama. “Hace unos años hubo un boom en el sector de las bebidas embotelladas: apareció una competencia entre aguas con gas, sin gas, saborizadas, etcétera, pero el día de hoy lograron estabilizarse”, ejemplifica.
Sin importar que una empresa sea dinámica o estática, hay que estar conscientes de que siempre existirán periodos de estabilidad y de cambios abruptos. La incertidumbre siempre está latente, pero aumenta y disminuye según la aparición de bienes y servicios, ya que genera dudas sobre si se logrará su consumo por parte de la gente. Rivera cita como ejemplo un territorio urbano
con vocación para la gastronomía en Bogotá. “El sector de la Zona G fue creado por los hermanos Rausch, pero conforme ha ido creciendo y la oferta de restaurantes ha aumentado, hoy existe la incertidumbre sobre si va a continuar funcionando”, explica el profesor.
Para Rivera, el verdadero problema empieza cuando en un estado de agitación comienza a aparecer la complejidad y esto se ve reflejado en la necesidad de unirse a un sector que ni siquiera se había contemplado como aliado. “Hoy en día, los bancos se han visto obligados a buscar nuevas estrategias, como por ejemplo aliarse a supermercados y grandes superficies para poder realizar transacciones bancarias en sus cajas, eso nunca había sucedido”, finaliza Hugo Rivera.
Así las cosas, el concepto de turbulencia podría estar apareciendo más, no solo en la literatura especializada, sino mucho más seguido en el ecosistema del emprendimiento en Colombia para encontrar mejores caminos a los nuevos aventureros del mundo empresarial.