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Divulgación Científica - URosario

Cultura y Sociedad

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Los tentáculos del mal

Una investigación del Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre Paz y Conflictos de la Universidad del Rosario pone de presente esos ‘residuos del mal’ que quedaron de los regímenes autoritarios y de la violencia política, que amenazan la construcción de democracias sólidas e incluyentes en el mundo.

  Fotos: Leonardo Parra / Juan Ramírez
   
Por: Mauricio Veloza

Queríamos señalar los peligros que aún existen en las sociedades postotalitarias, como el germen del mal, y ver cómo podemos, desde la filosofía, el derecho y la ética, reaccionar y responder frente a esos males que aún padecemos y evitar que los volvamos a padecer”.

De esta manera, resume Camila de Gamboa, integrante del Grupo de Estudios Interdisciplinarios sobre Paz, Conflictos y Posconflicto (Janus) de la Universidad del Rosario, el propósito general del proyecto de investigación que buscó determinar las responsabilidades de las sociedades contemporáneas con respecto a esos ‘residuos del mal’, cuya manifestación es la violencia extrema enquistada en sus raíces durante décadas.
 

LOS RESIDUOS DEL MAL

El proyecto de investigación “Los residuos del mal en sociedades post-totalitarias. Respuestas desde una política democrática”, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España, y dirigido por la profesora Cristina Sánchez (investigadora principal de la Universidad Autónoma de Madrid), reunió en los últimos tres años a un grupo de investigadores de Alemania, Argentina, España, Chile, Croacia y Colombia con una extensa trayectoria en la temática del análisis de la violencia contemporánea.



La inspiración central de esta investigación radicó en los estudios realizados por Hannah Arendt, una de las filósofas políticas más importantes del siglo XX, que en varias publicaciones analizó el fenómeno del totalitarismo en Alemania y la Unión Soviética (en especial la lucha contra el régimen nacionalsocialista de los años 30, que impusieron los nazis y el régimen estalinista) y mostró los peligros que tiene para una sociedad convertirse en un Estado totalitario, por sus impredecibles consecuencias. “


 

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"El totalitarismo per se es malo porque es una visión donde el estado pretende inmiscuirse en la vida pública y privada de las personas, donde hay solo una ideología que se impone por la fuerza y por el miedo al resto de la sociedad."
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Camila de Gamboa

Arendt planteó una nueva tesis, según la cual los movimientos totalitarios se apoderan de todas las cosmovisiones e ideologías y las pueden convertir, a través del terror, en nuevas formas de Estado; algo que hasta 1966 solo lo habían realizado de forma completa el nazismo y el estalinismo.

“El totalitarismo per se es malo porque es una visión donde el Estado pretende inmiscuirse en la vida pública y privada de las personas, donde hay solo una ideología que se impone por la fuerza y por el miedo al resto de la sociedad”, sostiene Gamboa.

La investigación, que siguió el pensamiento de Arendt sobre la construcción del espacio público y de las instituciones políticas, democráticas, la banalidad del mal y el totalitarismo, se centró en aquellos países que han atravesado regímenes represivos como Alemania y el nazismo, España y el régimen franquista, los regímenes militares en Argentina y Chile, y expresiones de la violencia política como el conflicto armado en Colombia.

COLOMBIA Y LA VIOLENCIA EXTREMA

En el caso colombiano, la investigación abordó la temática del ‘mal’ y la violencia extrema, así como su persistencia en sociedades que han pasado por experiencias traumáticas. “Se intenta profundizar en tópicos como la ‘experiencia de las víctimas’, la narrativa del mal, las respuestas de la sociedad civil y de las instituciones para llevar a cabo la reinstauración de una política democrática, del espacio público, del mundo de la vida política”, señala la investigadora.



En Colombia participaron tres investigadores de la Universidad del Rosario: Wilson Herrera, María Victoria Uribe y Camila de Gamboa; Marieta Quintero de la Universidad Distrital y Fernando Cardona de la Universidad Javeriana, quienes se dedicaron a temas relacionados con el conflicto armado, la memoria, la responsabilidad política, la culpa y los testimonios de las víctimas, y luego articularon las conclusiones de sus diferentes investigaciones en un libro que pronto será publicado en el país y que actualmente está bajo el proyecto Cartografías del mal en las sociedades contemporáneas.

Uno de los focos de investigación —en el caso de Camila de Gamboa— fue el conflicto armado colombiano y la justicia transicional, desde 2005 hasta los recientes acuerdos de La Habana entre el gobierno y las Farc, para determinar si esas herramientas que se diseñaron en efecto conducen a una sociedad más democrática, igualitaria y pacífica. Desde su perspectiva, los puntos del acuerdo que no se refieren a la justicia transicional (participación política, sustitución de cultivos ilícitos o la reforma rural, entre otros) son esenciales porque con ellos sí se juega una Co lombia distinta, mucho más incluyente y con mucha más justicia distributiva. En este contexto, la investigación rescata la importancia del perdón interpersonal y de las disculpas políticas como punto de partida de verdaderos actos de reconciliación, pues se trata de actos de reconocimiento relevantes en lo individual y en lo colectivo. Sin embargo, pone de presente los riesgos que se pueden correr si las disculpas políticas y el perdón no cumplen con un respeto profundo con las víctimas.

“El hecho de que, para una víctima, si el victimario está vivo, efectivamente reconozca que eso que hizo no ha debido hacerlo y se arrepienta, puede ser para la víctima algo muy importante. Es el reconocimiento de un daño que se hizo e intenta afirmar esa dignida humana que se intentó denigrar”, señala la investigadora.

JUSTICIA TRANSICIONAL, OPORTUNIDAD DE ORO


El tema es que se requieren mayores transformaciones para lograr una sociedad democrática, como advierte la investigación. “Si de verdad queremos pasar a la paz, que no haya más víctimas de la violencia en el futuro. Si de veras queremos tener una sociedad más pacífica, más igualitaria, más incluyente, tenemos que hacer una cantidad de transformaciones que no están supeditadas a la justicia transicional. La justicia transicional es una oportunidad de oro para hacer esas transformaciones”, anota Gamboa.

La investigación señala que los cambios deben partir de las necesidades de las personas en los territorios, que se pueden conocer a través de diferentes diálogos y comprender que los ‘residuos del mal’ están aún presentes en los diversos espacios. “Somos una sociedad donde culturalmente somos muy autoritarios”, explica.

 

El hecho de que, para una víctima, si el victimario está vivo y efectivamente reconozca que eso que hizo no ha debido hacerlo y se arrepienta, puede ser para ella algo muy importante.

Ese nuevo “vestido del mal”, según la investigación, está hoy presente en todas las sociedades con visiones muy autoritarias de cómo se debe ejercer el poder.

“No es que la democracia falle cuando los electores toman decisiones erradas, lo que ocurre es que nuestras democracias no fueron realmente incluyentes y profundas, siempre dejaron por fuera a muchos grupos sociales (minorías)” dice.

En un contexto así, las visiones populistas se erigen como las preferidas por esas mayorías de indiferentes y olvidados. “Ahí está el residuo del mal y el germen de sociedades totalitarias”, afirma la investigadora.


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En el caso colombiano, la investigación abordó la temática del mal y la violencia extrema, así como su persistencia en sociedades que han pasado por experiencias traumáticas.

 


‘Las cartografías del mal’


El libro que publicará Siglo del Hombre Editores en Colombia aún no tiene un nombre final, pero se basa en el proyecto Cartografías del mal, cuyas editoras son Camila de Gamboa y Cristina Sánchez.

El libro analiza el mal —la violencia extrema contemporánea— en distintos contextos geográficos (Colombia, Chile, Argentina, Alemania), así como en distintos momentos históricos de los siglos XX y XXI. Sus secciones principales son:

 



El lenguaje del mal. Análisis de la conceptualización contemporánea del fenómeno en toda su pluralidad, recogiendo las reflexiones más recientes sobre este.

La memoria y sus luchas. En este apartado se analiza la posibilidad de construir una memoria desde el trauma, las dificultades para ello y el papel de las víctimas en la elaboración de las memorias colectivas.

Frente a la violencia. Exposición de las diferentes respuestas frente al mal desde la ciudadanía y la política democráticas, examinando la importancia y los límites del perdón.