El proyecto de investigación La pirámide visual: evolución de un instrumento conceptual, que llevó a cabo el profesor Carlos Alberto Cardona, contó con el respaldo de la Escuela de Ciencias Humanas y la Dirección de Investigación e Innovación de la Universidad del Rosario.
La contribución de la pintura
Los pintores también aportaron a las nociones que se fueron dando a través de los siglos en relación con la percepción visual. Cardona explica en su libro que los pintores renacentistas italianos, aunque no estaban interesados en los aspectos teóricos de la percepción visual, hicieron aportes que, a la postre, resultaron de la mayor importancia. Su interés en lograr buenas copias pictóricas en un lienzo, para que quienes contemplaran sus pinturas imaginaran que estaban viendo objetos desplegados en tres dimensiones, llevó al concepto de la perspectiva lineal.
Alberti supuso que, si la Pirámide Visual concebida por Euclides era cortada en algún lugar por un velo pictórico, el pintor debía reflejar en su lienzo cómo era interrumpida la Pirámide Visual por la ubicación de ese lienzo. “Alberti, Piero della Francesca y Leonardo da Vinci se dieron a la tarea de desarrollar claves geométricas que pudieran anticipar geométricamente cómo tendría que diseñarse ese quiebre o ese cruce de la Pirámide Visual con el velo pictórico”, amplía Cardona.
Después del auge de la pintura Renacentista, algunos pensadores vieron una clave para comprender la percepción visual. Su propuesta consistía en imaginar que en el proceso de percepción visual el ser humano debía tener una copia pictórica de los objetos que están fuera, con la esperanza de imaginar que hay un cuadro recogido en el aparato visual para que el observador lo decodifique con las mismas técnicas, aplicadas en el sentido inverso, de la perspectiva visual de los pintores renacentistas.
En el siglo XVII, dos siglos después de los pintores renacentistas, el astrónomo y matemático alemán Johannes Kepler ofreció la síntesis más robusta del programa de investigación. Mostró que el lugar en el que se recogen las escenas pictóricas es la retina. Este resultado condujo a una nueva dificultad en el uso del instrumento de Euclides: había que considerar que la mediación esperada no ocurre de manera rectilínea, toda vez que la luz se quiebra al pasar del aire a la córnea, nuevamente se quiebra al pasar de esta al fluido intermedio y otra vez cuando atraviesa al humor vítreo. Todo por cuenta de la refracción de la luz. El astrónomo advirtió que si es la luz la que media entre objeto y observador, no es cierto que siga trayectos rectos.
Esa deducción llevó a modificar el instrumento o a crear una ley para entender cuánto se quebraba la luz. Kepler concibió una ley que, aunque equivocada a la luz de la óptica moderna, condujo a un resultado central en el programa de investigación. Cardona denomina a este resultado el teorema fundamental de la óptica. “Con una ley de la refracción equivocada, que no viene al caso juzgar, Kepler logró advertir que, si hay una fuente de luz en el exterior y atraviesa las esferas cristalinas, esta converge en un punto del interior del globo ocular. Si ese punto se encuentra en la retina, entonces la contemplación del objeto es nítida; si no, sería borrosa. Ese teorema permitió admitir que es la retina donde se encuentra el velo pictórico que copia una imagen del exterior”, señala Cardona.
La investigación multidisciplinaria también fue fundamental para identificar el impacto de otras variables claves en la presencia de brotes, como las relacionadas con el uso racional de los antibióticos y con la desinfección terminal. Si bien ya existían en la institución hospitalaria programas consolidados al respecto, había que reforzarlos y ampliarlos, más teniendo en cuenta que este patógeno puede sobrevivir en una superficie hasta cinco o seis años. Los científicos han determinado que es muy resistente y aguanta temperaturas desde muy bajas hasta muy altas, convirtiéndose fácilmente en un reservorio de infección continuo.
Para algunos este teorema es poesía pura, porque es imaginar que los rayos de luz tocan la retina como si fueran pinceles. “Con esto Kepler introdujo una distinción que después va a ser sumamente importante, que es la distinción entre pintura e imagen. Lo que está ocurriendo en la retina es la recepción de una pintura, pero lo que está observando la mente, o quien quiera que esté ocupándose de esa pintura, está observando una imagen. Nosotros no tenemos conciencia de estar observando algo que pase en la retina”, agrega el profesor.
A pesar de todas estas reflexiones, Kepler no logró comprender, y hoy el mundo sigue sin entenderlo, cómo es el proceso por el cual el ser humano tiene la contemplación de un escenario mental a partir de las dos copias pictóricas, una del ojo izquierdo y otra del derecho.
El profesor presenta toda la reconstrucción en un libro próximo a aparecer, el cual será editado por la Universidad del Rosario. Además, cuenta con un micrositio, publicado en la página de la Escuela de Ciencias Humanas, en el que los lectores pueden seguir las modelaciones de las figuras geométricas que los autores han preparado en el software GeoGebra. Este es un lugar recomendado para los interesados en este importante tema.