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Salud y Bienestar

Salud y Bienestar

Emilio Quevedo, historiador de la medicina Colombiana

No solo es el artífice de los libros que dan cuenta de los hechos que sucedieron en la medicina nacional por varios siglos, también es el promotor de la reconstrucción de la historia médica en Latinoamérica. Perfil de uno de los personajes más sobresalientes de la historia de la medicina.

  Fotos: Emilio Quevedo / Leonardo Parra
Por: Mauricio Veloza


Está por cumplir 71 años de edad y su mente sigue tan inquieta como cuando combinaba las clases del Liceo Antioqueño con las enseñanzas de música y guitarra clásica del conservatorio de la Universidad de Antioquia, en Medellín, su tierra natal. Su vitalidad y sencillez, además de una memoria prodigiosa que le permite recordar cada detalle y situación en su larga y fructífera vida, hacen de Emilio Quevedo Vélez, profesor de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, uno de los personajes más sobresalientes en la reconstrucción de la historia de la medicina en Colombia.

Cuatro tomos de lujo, de más de 200 páginas cada uno, dan cuenta del trabajo que realizó, con el apoyo de un importante grupo interdisciplinario de colaboradores, para recopilar la historia de esta profesión. En ellos se relatan los sucesos de la medicina en Colombia desde 1492 hasta 1975.

Médico pediatra e investigador

La titánica tarea se la impuso después de ejercer como médico pediatra durante más de 20 años. En 1994 cerró su consultorio y se dedicó de lleno a hacer investigación y a entender lo que pasaba en este país, con el fin de proponer proyectos y de enseñar lo que investigaba. Eso es lo que ha hecho en los últimos 34 años y a lo que ha consagrado su vida profesional y gran parte del tiempo de su equipo de investigadores, quienes trabajaron por más de siete años en la concepción de esta obra única. Sin embargo, Quevedo venía combinando su estudio de la historia de la medicina con el trabajo clínico en pediatría desde 1983.

“Nosotros hicimos una historia que no es una historia de la medicina en Colombia, es una historia de Colombia vista desde la medicina, una historia social de la medicina. Parte de los problemas médicos, pero los entronca en toda la historia colombiana. Es una historia de Colombia pensada desde la producción del conocimiento médico y científico, desde el desarrollo de las profesiones y desde la perspectiva de la historia económica, política y social del país”, asegura.

Música y medicina

Quevedo nació en la Plaza de Boston, en la capital antioqueña, pero su infancia y su adolescencia transcurrieron en una casa de campo, en las afueras de la ciudad, donde interpretó la guitarra con las enseñanzas del conservatorio. “Mi familia, por el lado materno, es toda musical. Recuerdo ver cantar a mi mamá en el coro del Orfeón Antioqueño del Instituto de Bellas Artes, yo la acompañaba a los ensayos y me integré después a ese coro”, recuerda.

 
Ese idilio con las artes terminó a los 19 años, cuando en quinto de bachillerato decidió acompañar los sábados a su papá, el médico gastroenterólogo Tomás Quevedo Gómez, a realizar la ronda de visitas a los pacientes. Sin proponérselo se fue ‘encarretando’ con la medicina y, al graduarse del colegio, decidió presentarse en una nueva facultad de medicina que comenzaba a funcionar en la Universidad del Rosario en Bogotá.

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“Había aprendido mucha medicina y mucha clínica en todos esos sábados con mi papá. Cuando ingresé a la universidad ya sabía mucho, especialmente de la clínica francesa clásica. Es una tradición que viene desde mi tatarabuelo, de la misma escuela que enfatiza el pensamiento clínico y el desarrollo de los sentidos y la correlación del paciente con su entorno social y cultural”, afirma.

En 1967 comenzó con sus estudios de medicina en el Rosario y en tercer semestre hizo parte del grupo de estudiantes con mejores notas que acompañaron a los residentes del Hospital San José en los turnos de noche. “Estudié una medicina muy especial, muy diferente de la que se estudiaba en el resto del país”, anota.
 

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Trabajaba en urgencias, tomaba los electrocardiogramas y ayudaba en cirugía como instrumentador. Además, participaba en un programa de prácticas extramurales en otros municipios que le permitió hacer un trabajo en salud pública y de contacto con la comunidad. “Fue una escuela increíble. Aprendí una medicina teñida de sociedad, no una medicina hospitalaria, cerrada, cuadriculada y mecánica como la que se estudia hoy”, dice.

Siempre fue un estudiante crítico, que discutía con sus profesores sus puntos de vista. Fue el mejor estudiante de su grupo e incluso participó en el movimiento estudiantil que por aquellos años tenía gran protagonismo en el país. Cuando tuvo que repetir el curso de bioquímica, un patólogo que ejercía en el Hospital Infantil Lorencita Villegas de Santos lo invitó a trabajar con él en patología. Esa fue su gran escuela de pediatría, aun siendo estudiante.

Cuando regresó de su rural en Duitama decidió estudiar pediatría. “Me di cuenta de que la realidad del país era muy complicada y que el futuro de Colombia estaba en los niños y ellos estaban en muy malas condiciones”, asegura.

Su evolución

Gracias a su trabajo como médico en el Bienestar Familiar fue nombrado en comisión en el Hospital Infantil, lo que le permitió matricularse en la Universidad del Rosario. De allí saltó a la escuela de pediatría de la Universidad de Antioquia para desarrollar su especialización.

La realidad con la que se encontró marcaría para siempre su destino como investigador de la historia de la medicina en Colombia, pues en la universidad confluían tres escuelas distintas: la francesa, la norteamericana y otra de pediatría social, de influencia mexicana.

“Como debía tomar una decisión personal, lo primero que hice fue estudiar historia de la pediatría para entender las tres escuelas. Ahí comprendí que la historia era una herramienta fundamental de la medicina para poder entenderla. A partir de ese momento la historia se me convirtió en una forma de pensamiento y análisis”, señala.

Luego vino su paso por el Hospital Materno Infantil, donde trabajó con neonatos, y su vinculación a la naciente Facultad de Medicina de la Universidad El Bosque, en esa época llamada Escuela Colombiana de Medicina. Desde 1979 trabajó de tiempo completo en la Clínica El Bosque atendiendo recién nacidos y dirigiendo el seminario de epistemología y de historia de la ciencia y la medicina. “Ahí comencé a hacer investigación, porque en los primeros semestres enseñábamos historia de la medicina universal, pero a partir del quinto comenzábamos historia de la medicina en Colombia y como no había buenos libros que hablaran del tema comenzamos a construir lo que enseñábamos”, recuerda.

Durante doce años hizo su propio “autodoctorado” con estudiantes y profesores de El Bosque, publicó los primeros artículos científicos de las investigaciones que realizaban y fue configurando la cátedra de historia de la medicina en la


facultad, después de 50 años de haber sido clausurada en las facultades de medicina del país.

Su aporte a la historia de la medicina

En 1991, como investigador y jefe de programa de Colciencias, publicó con el investigador Néstor Miranda una serie de diez tomos de la historia social de la ciencia en Colombia y participó en toda la reforma del sistema nacional de ciencia y tecnología.


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Dos años más tarde, durante la rectoría de Antanas Mockus, se vinculó como investigador  y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, donde creó el Centro de Historia de la Medicina, y durante 14 años desarrolló una gran cantidad de proyectos de investigación. Paralelamente, realizó su doctorado en estudios sociales de las ciencias en Deakin University de Australia.

Desde 2009 es profesor titular de carrera de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud y director del Grupo de Estudios Sociales de las Ciencias, las Tecnologías y las Profesiones (GESCTP) de la Universidad del Rosario. Con ellos se prepara para arrancar en junio de este año un proyecto de mayor impacto: la historia comparativa de la medicina en América Latina, una obra de cinco tomos que incluirá la historia de la medicina en diez países: Cuba, México, Costa Rica, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y Colombia.

“Tiene como última finalidad dejar una plataforma de conocimiento de la realidad de la práctica médica en estos países, para comenzar a construir una salud global de abajo hacia arriba, que no sea la imposición de los modelos metropolitanos, norteamericano o europeo, sino que sea una salud que se construya en forma comunal entre estos países a partir del conocimiento de sus propias realidades. Repensar la salud en América Latina, a eso le estamos apuntando”, concluye.

 

"Nosotros hicimos una historia que no es una historia de la medicina en Colombia, es una historia de Colombia vista desde la medicina."
Emilio Quevedo
Investigador

 

Quevedo, reconocido por el gobierno nacional como investigador emérito

En el año 2016 Emilio Quevedo Vélez fue reconocido por Colciencias como Investigador Emérito, una distinción que esta institución otorga, en el marco del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, a los investigadores colombianos que han estado vinculados a instituciones del país y cuya trayectoria, aportes y producción científica y académica han sido significativas para la ciencia, tecnología e innovación.


 

 
“Finalmente, después de mucho tiempo, llega esta distinción como investigador emérito que me otorga Colciencias como reconocimiento a una carrera académica centrada en la investigación y en la docencia. Una docencia que ha proyectado a la comunidad académica los resultados de las investigaciones realizadas por mí y por los grupos de investigación que he dirigido, y que se han caracterizado por contar con un trabajo en equipo para formar investigadores desde el pregrado”, asegura Emilio Quevedo.